Tsunade renuncia

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Todo parecía indicar que sería otra mañana rutinaria en Konoha... pero no.

La tranquilidad de aquel día fue interrumpida por culpa de Senju Tsunade. Shizune se había desmayado cuando escuchó lo que la rubia le dijo al consejo de ancianos de Konoha. Siendo sincera, Shizune supo que aquello estaba por venir cualquier día de éstos pero jamás se imaginó que ocurriera de esa manera y por esa razón.

Los ancianos estaban con los ojos abiertos a su máxima expresión. La princesa Senju estaba renunciando a su puesto como Godaime Hokage porque estaba... ¡embarazada!

Shizune yacía en el suelo mientras que Tsunade permanecía de rodillas frente a los ancianos.

— Pero no se preocupen, no sería digno de mí dejar mi puesto sin antes haber pensado en alguien para que sea mi sucesor –acotó la rubia – Por eso quiero recomendar a Hatake Kakashi para ocupar el lugar de Rokudaime Hokage.

— Naturalmente que tiene que ser Kakashi –dijo la anciana sintiéndose un poco más recuperada –Después de todo, él fue elegido tu sucesor cuando estuviste a punto de perder la vida, Tsunade-hime.

— Bien, entonces desde ahora, creo que ya no tengo que usar esto –Tsunade se levantó y empezó a quitarse la capa verde que tenía inscrito por detrás las letras de Godaime Hokage – ¡Muchas gracias por cuidar de mí! –sonrió, despidiéndose de los ancianos y levantando a su amiga Shizune aún desmayada, colgándosela encima del hombro para salir de allí.

— La nieta de Ichidaime Hokage renunciando a su puesto por un embarazo, eso fue demasiado extraño –declaró Homura quitándose sus gafas para limpiarlas.

— De cualquier manera, me da gusto que Tsunade-hime esté tan feliz –dijo Koharu limpiándose una lagrimilla que había escapado de su ojo –Bueno, lo que tanto nos temíamos por estos meses, hay que avisarle a Hatake Kakashi que finalmente él será el nuevo Hokage. Voy a enviarle un mensaje. Que Rikudo ampare a Konoha...

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Eran cerca de las doce del mediodía. En el solitario cementerio de Konoha había únicamente una joven de ojos pálidos visitando una tumba en concreto. Hyuga Neji se encontraba descansando en paz y seguramente estaría muy feliz si viera cómo su prima favorita le estaba colocando un adorno de girasoles grandes en su espacio. Hinata estaba tarareando una canción tranquila mientras arreglaba los girasoles, sonreía levemente al ver su trabajo terminado.

— Quedó lindo –musitó una voz detrás de ella, sobresaltándola un poco.

Hinata volteó hacia atrás y vio a un ninja de cabello plateado que observaba con detenimiento la tumba de Neji. Inmediatamente la peliazul se levantó, colocándose a un lado del sensei.

— Perdona, no quería importunarte. Vine aquí para dejarle esto a Asuma –le mostró un desarreglado ramo de flores –Se me cayó en el camino y quedó hecho trizas, entonces te vi acomodando esos girasoles con tanto esmero y pensé... "Tal vez Hinata-chan, que es kunoichi y que seguramente fue entrenada en el arte del Ikebana, pueda ayudarme"...

— N-no diga más, Kakashi-sensei –sonrió –Permítame esas flores, por favor –le dijo, extendiendo sus manos para recibir el ramo que Kakashi le dio.

— En verdad te lo agradezco, te voy a deber un favor así que puedes pedirme lo que sea –sonrió levemente y se rascó la nuca apenado.

— N-no se preocupe –contestó Hinata –Vayamos a la tumba de Asuma-san para acomodar bien las flores.

Ambos caminaron un poco, la tumba de Asuma no estaba muy lejos de la de Neji. Llegando, Hinata se hincó y ágilmente acomodó las flores de una manera hermosa.

La asistente de Rokudaime HokageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora