La verruga de Kakashi

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Era la primera vez que le mostraba su rostro a alguien. Le había tenido la confianza a ella; su fiel asistente. El Hokage le había confesado que ni siquiera con sus alumnos o amigos allegados se había quitado su famosa y misteriosa máscara negra que le cubría la mitad de la cara.

Pero a ella sí. A ella le mostró su verdadero rostro.

Y Hinata lo arruinó totalmente.

-o-

Hace unas horas.

La mañana era cálida en Konoha. Los últimos días de verano se estaban extinguiendo poco a poco para darle paso a los anaranjados días otoñales. Hinata pidió su desayuno favorito para darse ánimos, pues aquél día iba a regresar a la oficina del Hokage en vista de que el peligris había salido del hospital hace poco.

Cuando llegó a la torre Hokage se encontró con Kotetsu quien la saludó muy amablemente.

—Ko... Kotetsu-san, usted no se ve enojado –declaró Hinata con nerviosismo mientras subían juntos las escaleras.

—No, ¿debería estarlo? –enarcó una ceja, confundido.

—Pues sí... p-por lo de a-ayer. Lo s-siento t-tanto.

—No es problema para mí, descuida, Hinata-chan –sonrió. Él había entendido que se disculpaba por dejarle la oficina del Hokage. Ella se refería a haber limpiado la mansión de su Hokage luego del desastre de los perros.

—Aun a-así... c-creo que me he a-aprovechado d-de usted. Por f-favor permítame re... recompensarlo. Mañana le haré un bento.

—No tienes por qué hacer eso, en serio –llegaron al edificio –Somos colegas, ¿no? –le revolvió el cabello graciosamente y luego se fue por su rumbo, a su pequeña oficina.

Hinata sonrió. Sus mejillas se colorearon de rosa.

—Hola –susurró alguien tras su oído. Ella lanzó un grito de susto y su piel se estremeció al sentir el aliento de esa persona contra su piel. Hinata volteó, dándose cuenta que se trataba de su "siempre amable" jefecito.

—Buenos d-días, Hokage-sama –saludó con una leve reverencia –Me ha a-asustado.

—¿Yo? –se hizo el desentendido –Vamos a trabajar–le indicó. Hinata alzó ambas cejas al escuchar esas precisas palabras en boca de Kakashi Hatake.

Se dirigieron a la oficina principal. Kakashi se sentó en su cómoda silla y Hinata cerró la puerta tras de sí. Se sentó frente al escritorio y revisó los pergaminos nuevos que había traído Kotetsu. Los había clasificado en "Muy urgente", "Urgente", "Medio urgente" y "No tan urgente pero sí urgente". Sí, no había mucha diferencia pero Hinata estaba preocupada, desde que había empezado su trabajo como asistente casi no había logrado que Kakashi hiciera papeleo y estaban muy atrasados en las cuestiones diplomáticas, salariales y legales.

—¿Has dormido bien, Hinata-chan? –a la joven del Byakugan la sorprendió la repentina pregunta de Kakashi.

Alzó la mirada de los pergaminos para verlo. La observaba fijamente y lucía normal. Ni bromista ni serio. Solo normal.

—Sí –asintió, volviendo después a los pergaminos. Empezó a desdoblarlos y leerlos.

—Tienes ojeras –advirtió el mayor.

—U-uhm, s-sí, pero no es de cuidado, Hokage-sama –contestó sin fijarse mucho, más concentrada en los pergaminos que en lo que le decía el hombre –Tome –empezó a pasarle los documentos –Es d-de vital importancia q-que los firme hoy.

La asistente de Rokudaime HokageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora