CAPÍTULO 3

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|¿Y si fuera él?|
~ 3 ~

Escuché la campanilla de la puerta y salí de la cocina para informar que la cafetería ya estaba cerrada, pero mi sorpresa fue ver a Nidia mojada a causa de la lluvia.
-Lo siento, ya cerramos-le dije entre risas.
-Jódete, Pamela. Tráeme un capuchino, y te aviso que no voy a pagártelo-sacudió su paraguas y secó su cabello con una servilleta-. Ten respeto por las desgracias ajenas.
-¿Por qué no fuiste directo a tu casa?
-El autobús no llegó a su base, el muy infeliz chofer nos dejó a tres cuadras de aquí-secó su ropa con la servilleta echa bola-. Vine corriendo para acá, ¡y ya habías cerrado!
-Pero no te importó-reí.
-Tus reglas me dan igual-se sentó, fastidiada-. Es temprano para cerrar, ¿no?
-Hace una hora que nadie entra-suspiré-. Debe ser la lluvia.
-¿Pero todo va bien?
-Sí, en realidad va muy bien el negocio.
-¡La profecía!-exclamó en tono macabro para luego estallar en carcajadas.
-Qué torpe eres.
-No pude evitarlo, lo siento-negué, sentándome con ella-. ¿Dos de azúcar?-preguntó al tomar su capuchino. Asentí dándole un sorbo a mi chocolate-. Hablando de la profecía, ¿qué tal van las cosas con John?
-Bien-no debí dar esa respuesta. Nidia me conoce bastante bien como para creer mi mentira-. Bien-repetí cuando Nidia me miró con insistencia.
-¿Por qué no me cuentas y yo decido si las cosas van bien?-sonrió con malicia, las cosas no saldrían bien.
-Pues...-suspiré. ¿Qué le diría para que me creyera?-. Después de la fiesta de inauguración...-di la verdad, Pamela-. No nos hemos visto después de eso-susurré. Miré a Nidia, culpable, ella siguió revolviendo su capuchino, mirándome fijamente-. Sólo hemos hablado por WhatsApp-Nidia siguió callada, ¡odio que haga eso! Es su manera de hacerme hablar-. Me invitó a comer el viernes.
-Hoy es viernes-me dijo muy sería, su mirada fue tan penetrante que yo tuve que bajar la mía-. ¡Te dejó plantada el muy idiota!
-No, sólo que no pudimos quedar de acuerdo en la hora y el lugar.
-¡Deja de justificarlo! Lo único que está haciendo ese infeliz es ilusionarte, Pamela.
-No tiene tiempo, tampoco puedo exigirle que deje de ver a su esposa...
-Si en verdad te quisiera, ¡elegiría estar contigo! Desde el principio hubiera elegido estar contigo, ¡pero no! Prefirió casarse con otra. ¡Desde el principio jugó contigo!-auch, eso me dolió. Sobre todo porque tiene razón.
-Pero debo ser paciente, Gala no me dio una fecha...
-¿Gala, la bruja?-yo asentí, haciendo que Nidia perdiera la cordura-. ¡Ahora entiendo todo! Estás convencida de que esa maldita profecía se cumplirá... ¡Y estoy segura de que has hecho de todo para llamar la atención de John!-volví a bajar la mirada-. ¿Qué has hecho, Pamela?
-Soy yo quien lo ha buscado, yo hago las invitaciones a salir, busco cualquier pretexto para llamarlo, casi le ruego para que regrese a la cafetería...
-¿Y él qué dice a eso?
-Siempre agradece lo que hago, pero rechaza todo de manera sutil-vaya, ahora que hago el recuento de la historia, me siento una basura. Creo que John no ha valorado nada... Y lo peor es que yo soy quien no se valora.
-Espero que sepas que John no te merece y que tú no mereces un patán como él-Nidia ha suavizado su semblante, parece que entiende mi sentir.
-Robert me dice lo mismo.
-¿Robert sabe todo?
-Sí, es uno de mis mejores amigos. Se lo conté todo... Odia que le hable de John, pero me ayuda a saber qué decirle. De hecho le cuento todo antes de hablar con John.
-Increíble amigo-bufó con sarcasmo-. Al menos hay alguien que te ayuda cuando no estoy yo. Agradece al tal Robert.
La lluvia se detuvo. Nidia y yo nos apresuramos a cerrar la cafetería para poder ir a nuestras casas, vivíamos en la misma calle, podíamos acompañarnos sin problema. A medio camino, la lluvia regresó con mayor fuerza y tuvimos que correr para evitar empaparnos, pero eso iba a ser lo menos preocupante: me estaba faltando el aliento, las piernas comenzaron a temblarme y todo empezó a darme vueltas. Me detuve cuando ya no pude correr más, sosteniéndome de un árbol, comencé a ver todo en color amarillo, luego la vista se me nubló, los oídos comenzaron a zumbarme y la respiración se cortó. Las piernas ya no me respondieron, caí al suelo al mismo tiempo que todo se volvía oscuridad.

Cuando abrí los ojos, me di cuenta de que estaba en una habitación de hospital. ¿Pero qué rayos había sucedido? Quise levantarme de la cama, pero mi mamá lo impidió.
-Tranquila, mi amor-me tomó de la mano-. Estás bien.
-Estoy en un hospital-repliqué, alterada-. ¿Qué pasó?-mamá apretó los labios, eso era un mal augurio.
-Te desmayaste-susurró. ¡No inventes! ¿Por un desmayo me tienen aquí?-. Y estuviste inconsciente dos días.
-¿Cómo que...?-no podía creer lo que estaba escuchando.
-Te hicieron algunos estudios y...-otra vez apretó los labios, creo que voy a morir-. El doctor descubrió que tienes un soplo en el corazón, no te había causado problemas porque tu sangre estaba bien, pero ahora es de una calidad muy mala-yo me alarmé, eso no sonaba bien-. Y la calidad de tu sangre se debe a que tienes anemia, una muy fuerte.
-Pero... Mamá, eso no puede ser, se supone que estaba sana.
-Sí, pero al parecer tus abundantes períodos menstruales te dañaron. Hicieron estudios en tu matriz y tienes varios quistes.
A ver, debo digerir esto: ¿estoy tan mal por un quiste en la matriz? ¿Qué clase de tontería es esta? Es... ¡No! ¡La profecía! Gala dijo que mi salud iba a empeorar y que... ¡John! Él iba a sacarme de este problema. ¿Pero cómo? ¡No, Pamela! No puedes sugestionarte de esta manera. Además, ¡es sólo un quiste! ¿Qué problemas podía causar un quiste?

Pues demasiados. Mi salud empeoró con el tiempo, ¡y ni hablar de mi estado emocional! Había días en que quería morir de tan mal que me sentía; creo que pasaba más días llorando que siendo feliz. Lo peor era que ningún médico era capaz de decirme cómo acabar con ese maldito quiste; hasta que acudí al doctor Arturo, al que hubiera preferido jamás encontrar: ¡empeoró todo!
-Bueno, Pam-suspiró mientras leía los informes médicos del hospital-, tienes un quiste enorme en la matriz y a juzgar por su evolución, podría jurar que se trata de una sobre producción hormonal-me miró, urgente-. Podríamos operarlo, pero el estado de tu corazón complica las cosas: podrías morir durante la operación-me congelé cuando escuché esa probabilidad, ¡la solución podría matarme! ¿Qué clase de maldita solución era esa?-. ¿Has tenido relaciones sexuales?-¿esa pregunta qué razón tenía?
-No-la respuesta lo impresionó.
-No voy a juzgar tus razones, pero estoy seguro de que ese quiste podría desaparecer si tuvieras una.
-¿Y cómo ayudaría una relación sexual?
-Dejarías la sobre producción de hormonas, tu cuerpo cambiaría hormonalmente y se reestablecería. El quiste comenzaría a absorberse poco a poco... Es una probabilidad, no estoy seguro de que sea la solución definitiva, pero podría funcionar.
¡No inventes! ¡Esa era la clave! John podría ayudarme de esa manera, ¡como había dicho Gala! ¡Todo tenía sentido! John me ayudaría a recuperar la salud, a sentirme mejor emocionalmente, a superar mis traumas y a creer de nuevo en el amor, ¡él era la solución! Ahora entendía todo el rompecabezas que Gala me había dejado. ¡Eso era perfecto!
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Bueno, Pamelita está bien segura de que John es el remedio a todos sus males y casi se pone a planear la vida a su lado... ¿Ustedes qué creen? Aparte, todavía nos falta la aparición de Robert, ¿cuál creen que sea su impacto en la vida de Pam?
¡Gracias por leer!
Azul🍂

¿Y SI FUERA ÉL?(ROBERT DOWNEY JR)(TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora