CAPÍTULO 2

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|Entre paredes|
~ 2 ~

John cerró la puerta de la cajuela de su auto, estaba dispuesto a regresar a su casa pero una silueta a lo lejos lo detuvo: conocía a la muchacha sentada frente al jardín de la plaza comercial

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John cerró la puerta de la cajuela de su auto, estaba dispuesto a regresar a su casa pero una silueta a lo lejos lo detuvo: conocía a la muchacha sentada frente al jardín de la plaza comercial. Caminó con sigilo por temor a asustarla y a equivocarse de persona; pero estaba en lo cierto, era Pamela quien lloraba en aquella banca. Se detuvo un momento, ¿sería prudente acercarse? Observó por un momento a la muchacha, parecía que necesitaba consuelo urgente. Ella casi no lloraba, seguramente le había ocurrido algo terrible; a John le hirvió la sangre al imaginarse que Pamela sufría por culpa del tal Robert. Esa idea fue suficiente para acercarse a ella.
—¿Pamela, qué haces aquí?—la chica respingó, intentando huir, pero se detuvo cuando vio que se trataba de John¬.
—Quería comprar un vestido—sollozó—, me gustó mucho uno que tenían en la tienda y quisiera comprarlo—sonrió, afligida—, no quiero que me lo ganen.
—Dudo que lo hagan, no creo que alguien madrugue tanto como tú—acarició la mejilla de Pamela mientras sonreía—. Además, estoy seguro de que la vendedora irá a golpear a quien te haya ganado ese vestido: por tus ojos de sapo sabrá que has sufrido mucho por él—Pamela sonrió y bajó la mirada—. Vamos a casa, nena—puso su sacó sobre la espalda de Pamela para protegerla del frio.
—No, no quiero ir a  mi casa—lloró, acurrucándose en el saco de John—. No quiero que mis padres me vean así.
—¿Pensabas quedarte aquí hasta que tus ojos volvieran a la normalidad?—se puso de cuclillas frente a ella.
—En verdad no quiero regresar ahora—con suavidad, John acarició el cabello de Pamela.
—¿Quién te hizo esto, preciosa?—Pamela volvió a desviar la mirada—. Fue ese sinvergüenza de Robert, ¿verdad?
—¿Cómo sabes que él tiene que ver en este asunto?—John rió.
—No lo sabía, pero lo acabas de confirmar—ambos sonrieron—. No fue difícil imaginarlo: te dejo muy tranquila y sonriente entre sus manos y cuando volvemos a encontrarnos, ¡estás hecha una sopa! ¿Cómo no iba a sospechar de ese tipo?—volvió a acariciar la mejilla de Pamela—. Vámonos, Pam, no es seguro que estés aquí—ella negó—. ¿Me invitas un café? Siempre quise ser cliente exclusivo de tu cafetería.
—Tu esposa va a preocuparse por ti.
—Sabe que me tardo dos eternidades y media en regresar a casa, no le será extraño que llegue tarde—sonrió—. Además, ahora me necesitas, ¿por qué no lo aceptas, nena?—Pamela se echó a llorar a los brazos de John, que la recibió con ternura e intentando que su abrazo le transmitiera cuánto quería protegerla en ese momento—. ¿Qué pasó, Pam? ¿Ese idiota te hizo daño?
Pamela no quiso contestar, prefirió hundirse en el abrazo de John. Era extraño sentirse apoyada por el hombre que muchas veces había jugado con ella, pero se sentía tan sincero y le estaba brindando la protección que necesitaba en ese instante, ¡fue imposible negarse! Lloró hasta sentir que ya no le quedaban lágrimas, sólo después de eso pudo contarle a John todo lo sucedido aquella tarde con Robert. John la escuchó con atención, sin hacer un gesto o exclamación que hiciera sentir peor a la chica; no habló hasta que ella terminó con su relato.
—John, perdí las esperanzas y a mi mejor amigo en el mismo momento—sollozó Pamela.
—No sé si pueda estar de acuerdo en esa parte del "mejor amigo"—susurró—. Fue un imbécil al ofrecerte algo que no podría sostener, en verdad jugó con las esperanzas que tenías... Pero me duele más que te haya lastimado de esta manera, no fue justo para ti.
—¿Entonces no vi mal las cosas?
—No, pero a él le conviene que pienses eso. Sería más fácil culparte de haber entendido todo mal que hacerse responsable de sus estupideces—miró a Pamela—. Es obvio que te ofreció su ayuda, una ayuda que más para demostrar cuánto te amaba y cuánto estaría dispuesto a dar por ti—recitó con sorna—, era para demostrarse así mismo su hombría y poderío sobre ti—Pamela hizo una mueca de dolor, no le agradó escuchar aquellas palabras—. Pero también estoy de acuerdo en esta parte de que él se asustó—Pamela lo miró, atenta—. Cuando me confesaste que yo te gustaba, ¡claro que mi ego y mi hombría subieron al cielo! Pero también tuve miedo, Pamela, esa confesión pudo cambiar todo cuanto yo conocía... sobre todo porque ambos sabemos que tu sentimiento es correspondido—ella sonrió—. Corresponderte hubiera implicado arriesgar todo cuanto poseo. Y resultó más fácil para mí que tú no supieras que el miedo me mataba—rió—. Pamela, los hombres somos unos imbéciles pero jamás vamos a aceptarlo. Robert sólo actuó como el primitivo hombre que es, ¡eso ya no cambiará! Pero quisiera saber qué harás tú—ella bajó la mirada—. Bien dijiste que perdiste tus esperanzas y a tu amigo, ¿cómo manejarás esto?
—No sé, John. Me duele que Robert haya sido tan imbécil, ¡no merecía que me hiciera esto!
—Lo sé, eres una mujer extraordinaria que se merece las maravillas del mundo... Pero las cosas pasan, no puedes hacerte la víctima y dejarle todo al tiempo, ¡debes actuar!
—¿Y qué se supone que haré, John?
—Ya lloraste tus pérdidas, ahora debes levantarte y continuar. Ya no está esa opción de que Robert te "cure"—hizo comillas con los dedos—, tienes que curarte sola. ¡Ahí está el aprendizaje de todo esto! Robert te acaba de enseñar que la fuerza o el estar bien, ¡no depende de otros! Depende de ti, Pamela, eres tu fuerza, ¡la fuerza está en ti!—Pamela lo miró, pensativa.
—Es un buen punto, no tendría que depender de alguien para estar bien.
—No, sobre todo, porque antes de Robert había una solución... No debes atenerte a Robert y a sus estupideces para ser feliz—Pamela sonrió—. Creo que es bueno decirte que tienes que ser cautelosa para volver a confiar en su palabra.
—¡Pero jamás volveré a hablarle!
—¿Por qué no?
—Porque fue un idiota, tú lo dijiste.
—Claro, lo fue... Pero, Pamela, todos en algún momento de nuestras vidas hemos sido idiotas—rió—. Supongo que muchas personas que conoces, si no es que todas, te han desilusionado al menos una vez en tu vida. ¡Incluso tú! ¿Te has puesto a pensar a cuántas personas les has hecho una estupidez?—Pamela se irguió, John tenía razón—. Y seguramente muchas de esas personas lastimadas, te han perdonado—ella asintió—. Es más, después de todo lo que te hice, ¿por qué estás aquí conmigo, en medio de la noche, contándome santo y seña de lo que pasó?
—No fuiste tan idiota como lo fue Robert.
—Pero fui un grandísimo idiota contigo y lograste perdonarme a pesar de todo.
—¡Fuiste tú quien...!
—Exactamente, espera a Robert—sonrió—. Si en verdad le interesas, él vendrá a ti. Escucha sus razones y sabrás si lo perdonas o no. Por ahora, hay algo más importante que arreglar que el estar pensando en un pobre hombre que sintió el peso del mundo sobre sus hombros—besó la frente de Pamela—. Vamos a casa, nena. Necesitas descansar, fue un día terrible para ti, es mejor que vayas a renovar tus fuerzas porque no te vas a dar el lujo de deprimirte después de esto—Pamela abrazó a John—No voy a permitir que decaigas.
—Gracias, creo que hoy me demostraste que en verdad eres un buen amigo y que puedo confiar en ti.
—¿No tenía ganado todo eso?
—No era válido porque me gustabas... Eras como un semi dios griego para mí—rió, avergonzada—, no tuviste que luchar por nada, hasta ahora—rió—. Fuiste un gran apoyo, John.
—Siempre lo seré, mi niña.

Al otro lado de la ciudad, Robert llegaba a su casa. Se paró frente a la puerta de entrada sin querer abrirla; bastante mal se sentía como para coronar sus sentimientos con los reclamos que siempre lo esperaban al llegar a casa. Se había portado como un idiota ante Pamela... ¡era obvio que la había perdido! Todo lo que ella había dicho era cierto, sólo le repitió las palabras que él le había empeñado y que no tuvo el valor de sostener. ¿Qué iba a hacer para recuperar a Pamela? Después de todo lo ocurrido, nada sería suficiente. ¿Cómo se había atrevido a lastimar de esa manera tan vil a la persona que más amaba? Iba a pagar su cobardía a un precio muy grande.
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¡Corren las apuestas! ¿Qué imaginan que pasará con esta peculiar parejita? ¡Gracias por leer!
Azul🍂

¿Y SI FUERA ÉL?(ROBERT DOWNEY JR)(TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora