Fate:La guerra del grial de emiya

Capitulo 56: Interludio 9

                       Interludio 9

No había forma de encubrir esto.

Me paré en la cubierta del USS Iwo Jima, observando cómo todas las naciones del mundo prepararon la mayor invasión militar de la historia. Casi cuatro mil buques de guerra de cincuenta y cuatro armadas diferentes llevaban las tropas de más de ciento sesenta ejércitos diferentes. Todos conducen hacia un solo objetivo, con un único propósito.

Antártida.

La situación era tan grave que todas las naciones del mundo incluso abandonaron la mascarada. La verdad de la magia, los vampiros, Alaya, todo fue revelado. Simplemente ya no valía la pena el esfuerzo dada la situación en que se encontraba la humanidad. En pocas palabras, el mundo estaba llegando a su fin.

"¿Cómo se siente estar de vuelta en la silla?" El general Smith se apoyó contra la barandilla a mi lado.

Sacudí mi cabeza, temblando en el aire helado mientras veía a la tripulación del barco comenzar sus controles previos al vuelo. Mi única fuente de calor es el cigarrillo encendido en mis manos. "Podría haber elegido un mejor momento para el fin del mundo".

Smith se echó a reír y se volvió hacia la proa. A través de la armada gigante de acero, pesadamente por encima había una oscura torre púrpura siniestra. Se encontraba a cientos de millas en el aire, en erupción desde la plataforma de hielo, corrompe la bilis que cae desde arriba. "Perdón por el momento, con la boda de tu hija y todo eso".

"Es un gran favor pedirlo", dije, tomando otro trago de mi cigarrillo. "Rin no estaba muy feliz conmigo". Puede que haya sido un momento desafortunado, pero en verdad estaba feliz. Esto estaba más allá de mi distorsión habitual, no era alegría poder salvar el mundo, evitar que una abominación erradicara a toda la humanidad. No, esta era una oportunidad de luchar por algo más que mis ideales. Esta fue una oportunidad para proteger a mi familia.

"¿Cómo está ella por cierto?" Smith preguntó. "¿Sigue enseñando en la Torre del Reloj?"

Sacudí mi cabeza. "Nos mudamos a Japón hace quince años".

"Correcto", Smith frunció el ceño, "lo siento por no estar en contacto".
"El trabajo de un héroe nunca termina", le dije mientras le ofrecía un cigarrillo.

Lo tomó y lo encendió sin decir una palabra.

Reflexioné sobre mis propias palabras mientras estábamos parados allí en la cubierta. Mi pelea con Archer parecía una eternidad, y me preguntaba qué pensaría el Counter Guardian sobre esta situación. Para ser un héroe siempre debe haber conflicto. Y en su búsqueda lo perdió de vista, ocultando su verdadera naturaleza detrás de sus ideales. Un hombre vacío que solo puede obtener felicidad salvando a otros.

¿Yo era igual?

Sacudí mi cabeza, tratando de bloquear los pensamientos. El humo ascendente de mi cigarrillo me trajo de vuelta a Beirut, al niño en la playa. Ser un héroe para mí nunca fue un elogio, pero en ese momento valió la pena.

Mi vida había sido diferente, por supuesto. No caminé solo, y descubrí que si bien la realidad nunca estuvo a la altura del ideal, eso no significa que no pueda acercarse. Abbey y Malcolm fueron prueba de ello. Finalmente tuve algo más allá de mis ideales por los que luchar.