Fate:La guerra del grial de emiya

capitulo 67: Saber 10

                            Saber 10

Me encontré buscando en el gabinete de licores de Shirou algo para calmar el dolor. Algo para distraerme de la persistente enfermedad que sentía. Parece que a pesar de los esfuerzos de Rin, el final fue inevitable. El daño hecho a mi núcleo es demasiado severo.

Una botella de Pierre Ferrand Grande estaba colocada detrás de una caja de sake. Lo saqué del asa y lo puse en el mostrador de la cocina junto a un vaso nuevo. El sonido del hielo crepitante susurró en mi oído mientras vertía el brandy de ámbar oscuro en el vaso.

Lo llevé a mis labios con el suave apretón de mi mano izquierda, con cuidado de no molestarlo. La fuerte oleada de alcohol asaltó mi nariz mientras tomaba un sorbo, admirando el toque aromático de Limousin Oak en el espíritu.

"Hmph", me reí entre dientes, disfrutando el humor de encontrarme bebiendo solo. Todos los demás habían ido a determinar una estrategia para derrotar a Caster, calificándome de muerto. Duele, porque Emiya Shirou no es alguien que permita que algo como la muerte lo frene.

Aún así, disfruté de la paz de una bebida tranquila, aunque deseaba compañía. Mi mente volvió a la primera vez que probé Brandy, esta botella exacta, de hecho.

Encontré a Rin sentada en el pasillo afuera de la habitación libre justo después de que terminó la Guerra del Grial. Ella me invitó a sentarme y unirme a ella, una pequeña celebración de nuestra victoria. Me sorprendió, esto chocó con la imagen de ella que tenía en mi cabeza, pero obedecí.

"¿No es eso mío?" Dije. Fuji-nee usualmente traía alcohol, algunos los usaba para cocinar, el resto acumulaba polvo hasta que ella los tomaba.

"Te diré qué", dijo con esa sonrisa traviesa mientras abría la botella, "la próxima vez que vengas a mi casa puedes tomar una mía".

No entendí bien el subtexto en ese momento.

"Aquí." Empujó el vaso en mi mano ".

"Tohsaka, solo hay uno".

"No te preocupes por eso, es alcohol duro".

"Supongo", lo bebí, aún no lo entendía. La dulce quemadura del brandy me corrió por la garganta, y casi la derramo sobre mis pantalones mientras me atragantaba.

Rin se rió mientras me quitaba el vaso y colocaba la suave cúspide de sus labios en el borde. Tomó un sorbo y agitó el líquido en su boca por un segundo para disfrutar el sabor antes de tragar.

Tragué saliva, notando el sudor acumulándose en la palma de mis manos. Fingí que era el alcohol.

Se inclinó más cerca con un vaso lleno. Mi turno.

Pasamos el resto de la noche terminando esa botella, y juro que no pasó nada ilícito.

Terminé mi vaso y me moví para servirme otro. Esperaba que el Shirou de esta realidad pudiera experimentar recuerdos tan felices. Al final dependía de él, sus convicciones deben llevarlo a cabo.

La puerta de la sala se abrió. Rider se tambaleó con su arrogancia medio muerta. Le ofrecí un trago.

"No", dijo, "es hora".

"Excelente."

Tiempo De morir.