Capítulo 20

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   No dejé que la mirada de Michael me afectara. Sí tengo que decir que me dio muy mala espina y me puse a pensar en la bofetada que le había dado aquella vez que me arrinconó contra los casilleros después de las prácticas de fútbol, en cómo me sacudió violentamente de los hombros, en el puñetazo que Matthew le dio luego... Apenas recordaba ese día, estaba muy lejano, era sólo otro mal recuerdo para olvidar... al menos para mí.  

   Pero vuelvo a reiterar: no me permití darle mucha importancia. Quizá Michael ni siquiera me había mirado a mí. Aparté el asunto, tampoco se lo conté a Laila, no valía la pena crear un drama por nada. Mucho menos si íbamos a estar metidos de lleno en el cumpleaños de Cher.

   El viernes, nada más llegamos del colegio, sin siquiera sacarnos el uniforme escolar, nos pusimos a prepararlo todo para la fiesta, centrándonos puntualmente en el patio. Colocamos las guirnaldas de "Feliz Cumple, Cher" en un muro del patio trasero, inflamos y colgamos globos en donde se podía, sacamos sillones y alguna que otra silla afuera, colocamos una caja con pelucas, sombreros de goma eva, gafas, diademas, coronas, corbatas, pajaritas, silbatos y spray serpentina; preparamos una mesa para jugar beer pong y otra para poner comida y cortar la tarta de cumpleaños que traería la madre de Cher más luego. Collins pidió prestado un láser multipunto verde y rojo de esos para discotecas y lo puso en la espaciosa sala de estar. También, por orden y lloriqueo de la cumpleañera, Darien se las ingenió para conseguir un embudo con tubos flexibles para beber alcohol de a tres personas.

   La cosa iba salirse de madre, no podía estar más segura, y sólo rogaba para que no acabase con vecinos molestos, la poli y padres furiosos. Pues entre todos, Cher, Laila, Darien, Collins y yo misma, habíamos puesto suficiente dinero para comprar tanto alcohol como para terminar haciendo servicios a la comunidad por un año puesto que éramos menores de edad. Y me ahorraba mencionar las identificaciones falsas para poder comprar las bebidas alcohólicas.

   Acabamos con todos los detalles de la fiesta alrededor de las siete de la tarde. Una vez que Darien y Cher se marcharon a sus respectivas casas, Laila me mandó bañarme en ese mismo instante y lo más rápidamente posible porque, según ella, arreglarnos a nosotras mismas requería tanto o más tiempo como el que tardamos en preparar la casa para el cumpleaños.

   Casi una hora más tarde, ambas nos encontrábamos en el cuarto de Laila, quien seguía en bata de baño, soltando incesantes quejidos por parte de las dos.

   —¡Que no cierres los ojos, Hanna!

   —¡Es que no puedo evitarlo! —volví a cerrar los párpados repetidas veces, moviéndome hacia atrás para alejarme de sus manos.

   Los ojos me lagrimeaban, yo parpadeaba y Laila me manchaba cuando intentaba ponerme rímel en las pestañas inferiores.

   —Mejor no me pongas más, Laila, ha sido suficiente —le dije mientras ella me limpiaba con una toallita desmaquillante—. Con todo lo que me has puesto en la cara ya debo de parecer un payaso.

   —Cállate que estás quedando como una diosa, y tus ojos se llevarán el crédito gracias al rímel.

   Resoplé y así continuamos. Maquillaje, peinado y la ropa para el final. Durante todo ese procedimiento de tres pasos, en ningún momento me miré al espejo, Laila no me lo permitía. Me sentí como un maniquí el rato entero, no tenía idea de todo el tiempo, cuidado y esfuerzo que necesitaba algo tan simple como lo susodicho. Yo nunca en la vida me maquillé, ni me hice ningún peinado elaborado, ni me puse ningún vestido o zapatos.

   Pero hoy acababa de hacerlo.

   Petrificada, me quedé viendo el reflejo que el espejo me devolvía.

Calla Pequeña✔ [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora