Capítulo 9: Dead Rails. Parte II

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|| Radio Silence

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|| Radio Silence.



Empiezo a caminar a base de zancadas, mirando a mis alrededores en busca de una salida de esta maldita estación de trenes y en cuanto mis ojos se topan con unas puertas dobles sobre las cuales se halla el típico letrero en el que se lee "salida", echo a correr en esa dirección sin pensármelo dos veces.

Tiro de las manijas, pero las puertas dobles no se abren ni un solo milímetro, pero no me rindo y lo intento de nuevo, una y otra y otra vez. Lamentablemente, me toma poco más de dos minutos enteros de forcejeo (quizás más, quizás menos) para por fin percatarme del porqué no puedo abrirlas y es que hay unas cadenas enredadas en las manijas, sujetas por un candado de tal forma que, quién sea que las haya puesto aquí, en verdad no quería que nadie las abriera. Y cuando alguien se esmera tanto en cerrar una puerta en un lugar como este, es porque no quiere que nadie salga.

—Déjame intentarlo —me dice Allison, sacándose del pelo un broche.

Me hago a un lado y la observo acuclillarse frente al candado, el cual sujeta para, asumo, meter el delgado objeto dentro de la ranura. Sin embargo, la oigo soltar una maldición por lo bajo.

—¿Qué sucede?

—¡No tiene una ranura! —me informa, exaltada, al tiempo en que se pone de pie.

Me acerco para tomar el candado entre mis dedos y examinarlo. Ella tiene razón, no hay ranura para una llave. ¿Quién diablos fabrica un candado que no tiene llave ni tampoco usa combinación de números?

—Mierda —mascullo, soltando la maldita cosa. Una idea se me viene a la cabeza—. Ayúdame, tal vez entre los dos podamos tumbarlas —indico a mi amiga, quien hace un ruido nasal afirmativo y se coloca delante de a la puerta a mi derecha—. A la cuenta de tres.

—Uno.

Ambos nos posicionamos de lado, con un brazo de frente a las puertas, y retrocedemos unos cuantos pasos, los necesarios para dejar al menos dos metros de distancia entre nosotros y la salida bloqueada.

—Dos.

Nos inclinamos un poco, inhalamos profundo.

—¡Tres!

Corremos hacia las puertas, embistiéndolas con toda nuestra fuerza. Nada sucede.

—Otra vez —murmuro.

Allison asiente y volvemos a retroceder, en esta ocasión ni siquiera contamos hasta tres, simplemente corremos hacia las malditas puertas y las golpeamos con todo el peso de nuestros cuerpos. Nada, otra vez. Esto comienza a molestarme, a irritarme, a frustrarme. Golpeamos de nuevo, ya sin la preparación de antes, luego una vez más y otra y otra. No vamos a rendirnos.

—¿Qué se supone que hacen?

—¿Qué se supone que hacen?

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About The Wild Hunt | AW&W: 5 | Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora