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Un mini copper iba tranquilamente por la carretera, en su interior un atractivo hombre maneja despreocupado mientras escuchaba música clásica. La verdad es que nada podía irrumpir en su atmosfera agradable, estaba en estado zen, totalmente en paz consigo mismo, hasta que en el camino se cruzo un loco. Entonces tuvo que frenar en seco, casi partiéndose la frente en el volante y si con eso no fuese poco, al no ver al hombre de pie, su corazón se salto tres latidos.

"¡Joder, lo que me faltaba!"

Y así de apoco su estado zen se estaba yendo a la mierda, se bajo del vehículo para ver al tonto lunático; este yacía de espaldas, su lengua salía de la comisura de su boca y una de sus piernas se movía, casi como si ese único miembro estuviese sufriendo un ataque de epilepsia. Taehyung siempre le aseguraba a Yeonjun que él era estúpido medio día, así que no hizo nada más que ver el espectáculo del hombre, hasta que este mismo se canso, levanto la vista para ver al atractivo hombre y sonrió, se levanto rápidamente y le guiño un ojo.

-Ya se, ya se - comento coqueto - No puedes creer que posea tanto encanto - se acerco y acaricio levemente la mejilla del chico. - ¿Qué hace un omega como tú en un lugar como este...sin un alfa?.
Taehyung no dijo nada, solo retrocedió un par de pasos, lo más cerca de la puerta.

-¡Eso, eso! Deberías temerme, porque así como me ves de maravilloso, soy malo, me gusta la carne fresca y cuando te ponga mis manos encima solo podrás decir "¡Ah, no, sálvenme de este terrible hombre!" - el tono de voz que utilizo fue realmente chillón, logrando que a Taehyung le disgustara mas. - ¿Así que, que harás? ¿Cuándo comenzaras a correr? - dijo burlón.

Detrás de unos arbustos, Soobin y Taehyun miraban al hombre actuar, estaban fascinados, solo debía alargarlo unos quince minutos más, para que justamente pase su hermano y rescate a Taehyung.
Sin embargo no esperaban que el omega sonriera de manera tan fría.

-¿Me harás gritar dijiste? ¿Me acabas de preguntar en qué momento comenzare a correr? - metió la mano por la ventanilla y del interior saco un "pie de cabra", era el típico fierro largo con punta enroscada levemente y partida por la mitad. El hombre lo miro asustado y fue el quien retrocedió unos pasos. - Exacto, es a ti a quien le tocara gritar por ayuda - se lanzo hacia el hombre y con el mango de madera le dio por todos lados, hasta hacerlo caer al suelo - ¡Dime! ¡¿Por qué no estás corriendo?! - la escena que estaban viendo los dos alfas a escondidas era bastante violenta, nunca habían visto a un omega tan agresivo, casi rozando el sadismo - ¡Vamos no te escucho gritar, estúpido beta de pacotilla! - dándole una última patada, lo dejo - ¡En tu vida vuelvas a hacerle esto a un omega! ¡¿Me escuchaste?! - espero a que el hombre le respondiera cosa que hizo con un leve hilo de voz, unas vez obtenido lo que quería, se subió a su vehículo, rodeo el cuerpo y se fue.

Los jóvenes salieron de su escondite y fueron por el pobre beta quien solo podía dejar escapar pequeñas quejas, entre ellas "Mamá me dijo que fuese contador" "¡Veo la luz!" y un sinfín de tonterías.

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