Capítulo 6

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—Déjame ver si entendí —se detuvo un momento, analizando cada palabra de la información que acaba darle su padre —Después de 10 años Francisco León de pronto se reúne contigo... ¿Y te amenaza? —pregunto un poco aturdida.

—Ese hombre es un infeliz —gruño, mientras se sirvió otro trago.

—Lo has dicho en los últimos años —dijo en voz baja.

Cecilia miro a su padre y frunció el ceño al ver como apretaba su mandíbula. Había vuelto de su agotadora y larga exposición por Europa de seis meses y cuando había creído estar en total descanso y armonía. Volvió a Mexico y recibió un mensaje de su padre pidiendo que se encontraran lo más antes posible. En ese momento supo que sus vacaciones se habían acabado por completo.

Le dio crédito a las palabras de su padre sobre que era un infeliz. Lo había comprobado con el pasar de los años con todos los rumores que había logrado escuchar aunque por un tiempo no había creído cuando el había tenido éxito en su carrera de científico. Pero sin duda que él era uno de los científicos más jóvenes y atractivos que conocía.
Cecilia frunció levemente el ceño cuando no encontraba razón a la historia. Había algo que su padre no le había dicho.

—Hay algo que no entiendo —comenzó a decir —¿Por qué te habría de amenazar Francisco? No has hecho nada para... —la mirada culpable de su padre lo delato. Cecilia abrió sus ojos —¿Papá, hay algo que no me has dicho?
Su padre recorrió su mirada por su vieja oficina y aquel lugar volvió a su mente en un mar de recuerdos. Paso una mano por sus cabellos blancos y trago saliva. Estaba consciente de la relación que tenia con su hija no era muy unida y estaba seguro que después de lo que le diría empeoraría aun mas.
—Yo... robe dinero de la familia y culpe a Paco. —exhalo aire cuando vio la expresión de su hija— Prácticamente lo bote de nuestra casa, dejándolo sin nada y también... he estafado a muchos.

El color del rostro de Cecilia se volvió pálido. Se levanto del asiento y miro perpleja a su padre. Aparto la mirada. En aquel momento la adolescente enamorada quería salir de ella y golpear a su padre por haber hecho que Paco se fuera de su casa. Respiro y volvió a mirarlo.
—No puedo creer que hayas hecho eso... —dijo aun sorprendida —Pero... ¿Cómo crees que él tenga más poder sobre ti? Digo, eres candidato y antes habías sido un famoso profesor.

Benigno cruzo sus dedos encima del escritorio. —He perdido todas mis influencias y el trabaja ahora con el gobierno. Tiene muchos contactos y chantajearme no le será difícil. Cecilia asintió con su cabeza. —Tengo que admitir que aun haber pasado el tiempo sigue siendo inteligente y brillante —reconoció. —Sí. Sin duda que siguió los pasos de sus padres —medio sonrió y volvió a sentarse.
Aun un poco aturdida por la confesión de su padre. —Sin embargo el tiempo que paso conmigo era muy testarudo y no obedecía a mis órdenes. Era muy independiente, eso era algo que odiaba de él —resoplo. Y de mi también supongo, pensó ella. Su padre la miro visiblemente preocupado por la amenaza y las consecuencias que podrían causarle a él y posiblemente a ella.

Cecilia apoyo sus manos en el escritorio y movió sus dedos. —Hay una última cosa que no me encaja. ¿Qué tengo que ver yo en esto? Es decir, supongo que él quiere algo a cambio de no hablar. —¿Es que aun no te lo he dicho? —pregunto. Ella negó con su cabeza rápidamente y entrecerró los ojos esperando su respuesta —Es a ti a quien quiere. Te quiere por un mes y tengo una semana para que el trato siga en marcha. Ya han pasado cuatro días, solo quedan tres así que todo depende de ti.

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