Capítulo 49

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Narra Paco. 

—Desearía que estuvieras aquí Ceci—susurro para mi mismo mientras me desplomo en el sillón de cuero que tengo aquí en mi oficina. Aquí me encuentro otra vez sentando en esta oficina completamente solo, antes no sentía esta soledad tan a pecho porque nunca había disfrutado verdaderamente la compañía de alguna persona antes, ahora me siento vacío y solitario.  

Esta siempre ha sido tu vida así has decidido vivir—susurro la voz de mi conciencia. 

Han pasado cuatro días desde que escuche su voz hace una semana. Y hace cuatros días exactamente le he dejado una nota por un cambio de humor cobarde en aquel momento. Resoplo. No esperaba que mi plan funcionara con honores tengo un 50% de que ella haya arrugado mi nota y el otro 50% donde ella vuelve y me grita por lo escrito. Obviamente no ha sido muy inteligente de mi parte haber escrito eso pero la parte irracional y loca me dice que se molesto y me enfrentara por ser un idiota otra vez. Si mi plan funciona como lo espero al final mi día soleado dará fin y Cecilia formará parte de mi vida nuevamente. 

Sonrió y ruego porque así sea.

La temperatura en la habitación cambia y siento como todo pasa de ser frío a tornarse cálido en un instante mi nuca se eriza al sentir que algo no va bien. Un sonido en la parte baja de la casa llega hasta mi oficina preocupándome aun mas cierro la portátil sobre mi escritorio y bajó las escaleras con cuidado, siempre he tenido esa horrible y extraña sensación cuando algo está por pasar o cuando ya ha ocurrido, llegó hasta el último escalón y miro el vestíbulo totalmente callado. Alguna suena y miró hacia el sonido proveniente detrás de mí. 

—Kiara—suspiro. Es el peludo animal que Cecilia cuido y dejo aquí como si nada— si no fuera por el hecho de que me haces sentir menos solo, te echaría. 

La  perra se frota contra mi pierna. 

—Aun eres muy agradable cuando te lo propones—dice una voz a mis espaldas. 

—Y también puedo llegar a hacer un bastardo cuando quiero—digo dándome la vuelta frunciendo mi ceño cuando miro al hombre delante de mí. ¿Cómo mierda has entrado Íker?  —Un simple truco de magia—contesta el sonriendo sardónicamente.  Entrecierro mis ojos mirando a Íker la sensación de frío aun sigue en mi nuca molestándome aun mas. 

— ¿Qué haces aquí? —voy directo al grano. 

—Te he dicho que necesito y quiero esos proyectos, estoy aquí para reclamarlos—dice sereno y hay algo en su mirada que no me gusta. 

Bufo y ruedo los ojos.  — ¿Quién te crees que eres? Tengo más rango que tu aquí. No tengo porqué darte nada—sonrió y me cruzo de brazos. 

Íker imita mi sonrisa y coloca sus manos en las caderas.  —Eres un bastardo arrogante—escupe. 

—Me lo dicen mucho—asiento dándole la razón. 

—Dame el proyecto—demanda. 

—Sino ¿Qué?—digo mirándolo desafiante—Aquí no hay nada que puedas hacer, solo yo sé dónde está el proyecto soy el único que tiene acceso. 

— ¿Tan seguro estas? —pregunta elevando una ceja. 

—Lo estoy. Dime ¿que harás sino te entrego el proyecto? —repito. 

Íker no puede dejar de sonreír con malicia al instante mete su mano en la chaqueta que trae puesta. Mi mirada pierde color al ver de qué se trata mientras veo a Jack sacar un arma apuntándome directamente. 

—Ahora no te sientes tan arrogante ¿no es así? —pregunta burlón. Trago el nudo que se forma en mi garganta e intento calmar mi respiración. ¡Maldición! Mantén la puta calma Paco—me digo a mi mismo mentalmente. 

— ¿Por qué has tardado tanto en venir, Íker? —pregunto sin ningún tipo de temblor en mi voz.  —Espere a que la mujer se fuera y llámame Nicolás —dice. 

Frunzo el ceño—Eres un farsante siempre tuve un mal presentimiento sobre ti, siempre me caíste mal desde el primer momento que te conocí. 

—El sentimiento es mutuo—contesta—Ahora con un solo movimiento de mi dedo tus sesos saldrán volando. 

— ¿En realidad crees que con dispararme lograras algo? —Rio— ¿Si muero como obtendrás el proyecto? —está bajo mi seguridad. 

Por la expresión de él puedo decir que no tenía esa parte planeada. 

—No lo pensaste ¿cierto? —me burlo—No podrás forzar el sistema, está programado al bloquearse cuando lo hacen. 

Al fondo del vestíbulo logro escuchar unos pasos, el sonido es igual a unos tacones. Rápidamente se de quien se trata Cecilia. 

— ¿Paco? —dice rápidamente mientras aparece delante de mí. 

Trago saliva y siento como mi cuerpo se pone rígido al escuchar su dulce voz deseo poder correr y estrecharla contra mis brazos, sentir sus suaves labios sobre los míos, embriagarme de su aroma a melocotón y hacerle el amor una y otra vez hasta que estemos cansados. Si. Se supone que debo estar feliz ahora mismo pero solo si no estuviera siendo apuntado con una pistola.

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