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❤️ Inuyasha ❤️

Una anciana de mi pueblo una vez me habló de un pozo que te transportaba a otra época. Obviamente no le creí, esas solo eran simples historias. Bueno eso pensaba, hasta que un dia salí al patio de mi casa, ahí había un pozo, aunque solo tenía agua. Me asome y estuve tentada a lanzarme, pero no sabía nadar así que no me arriesgaría a morir ahogada.

Solté un suspiro y me retiré. Cuando estaba apunto de entrar a la casa oí un ruido que provenía del interior del pozo.

Me acerque lentamente y me asome con mucho cuidado. El agua en el pozo se movía demasiado, de repente algo salió disparado de ahi.. Me retiré lo más lejos que pude, me encontraba asustada.

Me quedé observando hacia arriba y ví como una persona caía de pie en el suelo. Su cabello se encontraba mojado y cubría parte de su rostro. Empezó a sacudirse como si de un perro se tratará.

–¿T..te encuentras bien? –le pregunté desde una distancia prudente.

Tomo su cabello que era de un color platinado y lo hizo aún lado dejando al descubierto su rostro.

Tenía un rostro hermoso..

–¿Donde estoy?

Preguntó mientras miraba a todas direcciones.

–Estas en mi casa. –respondi nerviosa.

–Ya veo.

–¿Quién eres? –le pregunté

–oh, soy Inuyasha y creo que me perdí. –respondio.

Lo observé de pies a cabeza, llevaba puesta una rara vestimenta de color rojo. Además había algo extrañó en su cabeza.

–¿Que son esas cosas que tienes en la cabeza?

El confundido respondió.

–Son mis orejas.

–¿Orejas? ¡¿Eres un perro o algo así?!

–¡No soy un perro, humana!.

–¿Eres un chico verdad?

–Porsupuesto.

–¿Como fue que saliste de aquel pozo? –le señalé.

–No lo sé, yo solo andaba caminando por el bosque y de repente cai a un agujero. Después termine aquí.

–¿Sabes como puedo regresar?

–Pues deberías probar saltando al pozo, después de todo fue por ahí que llegaste. ¿No?

–Tienes razón humana. –dijo sonriendo.

Sin pensarlo ese extraño chico salto al interior del pozo. Corri a asomarme pero el seguía ahí.

–¿Que pasó? ¿Por qué sigues aquí?

–¡No se!

El volvió a dar un salto y logro salir del pozo.

–No puede ser, ¿Ahora como regresaré?

En ese momento recordé la historia que esa anciana me había contado.

–Creo que conozco a la persona que te puede ayudar. –dije jalando de su mano sin permiso.

–¿A dónde vamos?

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Llegamos a la casa de la anciana y moví varias veces una campanita que colgaba de la puerta. Minutos después la puerta se abrió dejando ver a la anciana.