El chillido hiriente de la alarma me despierta dejándome aturdida por varios segundos, en los que recuerdo porqué tengo alarma un sábado por la mañana.
Salgo corriendo de la habitación con el teléfono entre mis manos para al ver al hombre sentado en mi cama mientras mira a la nada. Abro la puerta velozmente golpeándome un dedo con ella, pero oculto mi dolor enfocándome en el chico con mirada confusa.
-¿Pero qué...? -se interrumpe antes de abrir los ojos como platos. -¡Fuiste tú! -me acusa.
-¿Yo qué? -pregunto manifestando confusión en mi rostro.
Sorprendiéndome se levanta y me toma de la muñeca sacándome consigo fuera de la habitación.
-¡Oye sueltame! ¿Qué te pasa, idiota? -gruño molesta, jalando mi brazo con la intención de soltarme.
Pero está demás decir que es más fuerte que yo.
-¿A dónde me llevas? -pregunto al ver que se dirige a la puerta principal.
-A hacerte la prueba de embarazo. -responde dejándome en shock. ¡¿Que qué?! -De mí no conseguirás nada.
Me suelto de su agarre de un manotazo.
-¡Lo único que quiero de ti es un "Gracias" y que te vayas de mi casa! -exclamo molesta, captando su atención.
Me mira directamente a los ojos, los suyos negros denotan confusión e incredulidad. Mientras examina mi expresión enojada me cruzo de brazos impaciente por su respuesta.
-¿No quieres nada de mí? -pregunta sorprendido.
-Si. -contesto. -Que te pierdas de mi vista. -levanto los brazos histérica, empezando a caminar de un lado a otro. -Uhrg. Esto me pasa por querer ayudarte, en vez de dejarte tirado en esa acera. ¡Ni pensé en hacerlo!
Bueno, si, pero quería que se sintiera mal por imbécil. Osea, ¿quién se creía? ¿Cómo podía despertar y querer llevarme al médico por una prueba? ¡Si nisiquiera el pelo le toqué!
-No entiendo. -frunce sus rojos labios, y siento que la rabia se disipa por un instante. Enserio tenía que buscarme un novio o terminaría mal. -¿No fuiste tú la que me dañó la bebida?
Abro la boca mostrándome tan ofendida como me siento. ¿Cómo podía creer que yo..., que yo..., que yo con mi cara de angel podría drogarlo? ¿Por qué? ¿Para qué?
-¡¿Y porqué diablos querría hacer yo eso?! -exclamo acercándome a él con la intención de tomarlo por el cuello de la camisa, pero me esquiva. -¿Quién te crees? Ni que estuvieras bueno. -miento en mi enfado.
Alza una ceja divertido mientras yo lo quemo con la mirada.
-Okey, ya. Entiendo que estes enfadada pero no tienes porque mentir. -muestra esa misma sonrisa coqueta de anoche, antes de irse en vómito. Se me escapa una risita al recordarlo. -No creo que seas mentirosa, pero al parecer loca si.
Me esfuerzo porque sienta los cuchillos que le lanzo con la mirada.
-Largate de mi casa quién quiera que seas. Mi hermana llegará pronto y no puede verte aquí. -argumento recordando la existencia de Beth.
-¿Enserio no sabes quién soy? -curiosea mostrando una sonrisa que hace a mis piernas temblar.
-¿Y porqué debería saberlo? -coloco ambas manos en mis caderas, lo que hace que desvíe sus ojos hacia ella. Carraspeo. -Como sea, largo.
Inclina la cabeza sin dejar de sonreír.
-Pero que mal educada eres con tus invitados. -se hace el ofendido.
-Puedes agradecerle a mi embarazo ficticio. -acoto, tomando las llaves de su auto del llavero en la pared junto a mí y lanzándolas en su dirección. -Tu auto está en el garaje y tu teléfono dentro de este. Y trata de no llamar la atención de mis chismosas vecinas, por favor.
Sabía que era algo casi imposible por el auto, pero mientras no vieran su rostro todo estaría calmado.
No era una niña y tampoco adolescente, pero si cuidaba mi reputación como una. Al verlo sería etiquetado automáticamente como mi novio, lo que significaba que cuando consiguiera uno de verdad pensarían que le estaba montando los cuernos o quién sabe que otra cosa.
No era como si me importara, pero mejor era no darle alas al burro.
Abre la boca con intensión de refutar pero la aparición de otra persona en la sala lo interrumpe y nos hace girar en dirección a la puerta principal.
-¿Trajiste un hombre a la casa? -eso es lo primero que pregunta Beth adentrándose en la sala.
Niego rápidamente.
-No, no...-el chico me interrumpe.
-¿Y yo qué soy? ¿Un pulpo?
Lo miro mal.
-Hablo de que no te he traído por lo que ella piensa. -ahora me dirijo a Beth. -Está aquí porque tu querida hermana lo salvo de ser atracado y ,tal vez, violado por emborracharse sin tener a nadie a quien acudir.
-Echaron algo en mi bebida. -recuerda, mirándome con altivez. Luego frunce el ceño. -¿Violado?
-Asi que eso pasó. -dice al fin Beth. -Está bien, hagamos como que te creo.
Me golpeo la frente con la palma de mi mano en señal de frustración.
-En cuanto a ti -se dirije al rubio. -Tengo la sensación de haberte visto antes pero no recuerdo...-sus ojos brillan aparentemente reconociéndolo.
Por favor que no sea un ex, por favor que sea un ex...
-¡Eres John Winchester, el hijo de Jones Winchester el presidente! -chilla. -Aunque recuerdo haber visto tus ojos de otro color en una revista. -agrega pensativa.
Dirijo mis aturdidos ojos hacia el rubio.
Por eso literalmente me arrastró fuera de mi habitación diciendo que no conseguiría nada suyo.
Mi expresión se encuentra tan descompuesta por la estupefacción que puede llegar a lo divertido, e incluso saca varias risitas por parte del ahora hombre "importante".
Debo decir que para ser el hijo del mandatario nacional no es nada inteligente, contando que fue a un antro sin protección o compañía alguna a sabiendas de su posición en el mundo de la fama.
-Seguro estas equivocada. -indica, tomando del suelo los lentes que tenía ayer y caminando en dirección al garaje. -Me voy, seguro tienen mucho de que hablar. -nos sonríe con arrogancia (más a mí) y se va sin detenerse a agradecer siquiera.
-Imbecil. -gruño volviéndome a mi habitación.
-Admito que es un completo grano en las pompas, pero eso no le quita lo guapo. -dice Beth a mis espaldas suspirando como boba. -Pega contigo.
-Prefiero la cinta adhesiva, gracias. -respondo de mala manera recogiendo las sabanas con las que durmió y tirandolas al cesto de ropa sucia.
-Payasa. -dice en referencia a mi broma nada graciosa. -¿Seguro que no te acostaste con él? -la miro horrorizada. -Es que estás muy molesta.
-Porque se comportó como un idiota cuando lo único que hice fue ayudarlo. -gruño.
Asiente entendida.
-Y...¿No tienes una foto de él? -curiosea emocionada.
Estoy apunto de negar pero recuerdo el video de la cámara de vigilancia, entonces asiento y busco mi teléfono. Al no encontrarlo en mis bolsillos echo a correr a la sala y lo encuentro en una de las mesas junto al sofá donde estaba John. Lo tomo con una de mi manos y empiezo a registrar el contenido con Beth a mi lado, busco en multimedia el video pero no está.
Repito la acción sin poder creer lo que mis ojos ven, hasta lograr convencerme de que el imbécil aprovechó un momento de distracción de mi parte para borrar el vídeo.
-Lo borró. -le digo a la impaciente Beth.
Me mira atónita.
-¿Cómo que lo borró?
-Como lo oyes. El miserable ese agarró mi teléfono y borró el vídeo para que no tenga pruebas de él en esa circunstancia tan deprimente.
Resoplo.
Y yo llamándolo babieco.
-¿Qué haras ahora, Dría? -pregunta Beth detras de mí.
La miro lo mas obvia posible.
-¿Que qué voy hacer? Bueno querida hermana, me olvidaré de este día y de ese insecto en extinción al igual que tú. -abro la puerta de mi habitación escuchando su "pero" a mis espaldas. -Dije: olvidar. -recalco.
Bufa
-Okey. Ve y duerme que debes llevarme a las tres al entrenamiento de fútbol. -recuerda.
Asiento y término de atravesar mi cuarto.Aquí Dría.
Woow, woow, woow, muy lindo nuestro John jejeje😉.
Bueno de aquí en adelante lo bueno (͡° ͜ʖ ͡°)
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¡Gracias por leer!
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Indescriptible A.
RomanceDijandría es una periodista cuyo sueño es tener existo en su carrera, y a su vez, superar el triste pasado que afecta su presente. En el camino se topará con John Luke. Nada más y nada menos que el mismísimo hijo del presidente actual. Quien al igua...