11: Vete de mi casa, indecente.

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Narra John Luke.
Tirado en el sofá de mi apartamento oigo las palabras de aliento de nana para que me levante y vaya en busca de Dría.
Obvio no creo que sea buena idea.
–John, ¿me estás oyendo? –al no obtener respuesta de mi parte resopla. –Muchacho, no sabes la preocupación que provocas, incluso tu padre me preguntó que te pasa.
Y era una realidad, nana se iba tarde y volvía temprano sólo para encontrar mi cuerpo perezoso en medio de la sala con una botella.
–Estar enamorado apesta. –expreso, pasando una mano por mi cabello. –Ser hijo de Jones Winchester también apesta. –resoplo.
–Todo se puede arreglar hijo, también las heridas pueden sanar.
–Pero quedan cicatrices. –indico.
Me lanza una mala mirada.
–Luke, las experiencias siempre estarán ahí, pero depende de ti como reaccionar ante ellas. –toma su cartera y abre la puerta para irse. –Tu padre sólo cumplió su sueño, ahora te toca a ti cumplir el tuyo.
Sale después de despedirse y pedirme que no beba, dejándome con una telaraña de pensamientos en la cabeza. Y lo peor es que todos terminaban en una persona.
Ella habló de sueños, la pelirroja apareció en mi mente de forma automática. Eso quiere decir que... ¿Dría es mi sueño?
Mi corazón empieza a latir desesperado.
Una cosa es estar enamorado, otra muy distinta es que tu corazón haya planeado un futuro con una persona sin nisiquiera avisarle a tu cerebro.
Coloco uno de mis brazos por encima de mis ojos.
–Esto no puede ser...–mascullo, casi lloriqueando.

Narra Dijandría.
–¡Vete de mi casa, indecente! –le grito al pelinegro que encontré en los labios de mi hermana menor. –¡Fuera!
–Dría, calmate. –susurra Beth, con las manos al frente, entre el chico y yo.
–Tú cállate. Contigo habló después. –siseo, conteniendo toda la rabia que siento para no darle un palazo al adolescente que tiembla frente a mí. –¡Por qué no te has ido!
Sin más, se va corriendo de la casa. Ester y otras chicas más, que miraban la escena desde la cocina, tosen y hablan nerviosamente antes de despedirse e irse por la misma puerta que el pelinegro.
Fijo la mirada en Beth.
–Oh, gracias, Dría. Ahora seré la burla del colegio y Nick no volverá a hablarme. –dice molesta.
La miro con incredulidad.
–Perdón, hermanita. No era mi intensión asustar al playboy de tu instituto, ¿por qué no lo llamas y tomamos té juntos? –acoto sarcástica. –No seas descarada, Beth. Tú y yo tenemos un acuerdo.
–¡Sabes lo ridícula que es esa regla! –explota, tomándome por sorpresa. –Soy la única idiota que la tiene. Tampoco me dejas tener novio y mucho menos salir a fiestas que no sean del colegio. ¡Esto es un calvario! Si mamá estuviera aquí...–la interrumpo.
Con el corazón oprimido hablo de manera fría.
–Pero no está. Y mientras vivas conmigo haras lo que yo crea mas conveniente para ti. –empiezo a caminar para dirigirme a mi habitación.
–¡Eso es injusto! –chilla, golpeando el piso con uno de sus pies. –¡Mañana me iré a donde papá!
Me detengo en seco.
–¿Injusto? ¿Te Irás? –río sin nada de gracia, sintiendo el ardor en mi garganta. –Para Beth es injusto que no la deje copiar a sus demás compañeras, y como producto de ese berrinche se va con su padre. –narro de manera lenta, teniendo toda su atención. –Mientras que Dría no puede ni quejarse de lo que es injusto. Bien, Berth, te diré lo que es injusto para mí aunque mañana me arrepienta. –el silencio en la sala sólo me incita a continuar. –Injusto es perderlo todo antes de cumplir los veintiuno, incluso la juventud y la libertad.
–Si lo dices por mí, bien pudiste haberme entregado a mi padre. –acota.
–No podia hacer eso, ¿sabes por qué? Porque tu padre perdió todos sus derechos al darme toda tu custodia sin siquiera pedírsela, pues su querida esposa así lo quiso. –aguijoneo, viendo la sorpresa en su rostro y sus ojos cristalizarse. –Era tenerte yo o dejarte a merced de servicios sociales. Ya sabes cuál escogí. Pero todo eso vino con reglas y advertencias, el más mínimo error y serías enviada a un orfanato.
Al oír el primer sollozo decido callarme, viendo que es demasiado para ella.
–Dría...–la interrumpo.
–Servicios sociales vigila la casa de vez en cuando. –indico. –Todo lo que hago es para protegerte, todo para hacerles ver que tienes un buen hogar. –apreto los labios. –Ahora si, puedes hablar y decir que es injusto. Grita, llora, patalea, insultame, expresa tus emociones. No todos tienen ese privilegio. –digo, retomando el trayecto a mi habitación.
Ignorando sus llamados me encierro en el primer lugar que me ha visto quebrarme durante años, donde puedo desahogarme sin decepcionar o darle lastima a nadie.
Donde aún está esa niña de trece años.

Aquí Drí💙
Volví a llorar😢 pobre Dría.🌫
A veces las cosas no salen como queremos, pero aunque no escojamos nuestras vidas, tenemos el derecho de poder cambiarla para mejor🌝🔥
Nos vemos en el prox cap🌈 No olvides dejar tu hermosa🌟 y comentar que te ha parecido el cap (además de triste, claro) Aunque no lo crean, estoy haciendo un gran esfuerzo por no poner humor en cada esquina xD
Añio🌦

Indescriptible A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora