21: Cambiaste todo.

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Miro sus ojos grises que permanecen ocultos en esos lentes de contacto, pero que aún así reflejan confusión. Medito un instante el decirle o no lo que aún no sabe de mi vida, pero luego de unos segundos niego apartando la mirada.
–La verdad, ahora no quiero. –susurro abrazandome a mi misma.
–Está bien. Voy a darme un baño en la habitación de invitados, cuando te sientas mejor has lo mismo en la mía. –responde con un tono de voz cansino.
Asiento viendo como se pierde por el pasillo.
Sé que debe estar molesto, confundido y tal vez frustrado, pero aunque quiera contarle todo, la verdad era que no podía. No me atrevía siquiera a pensar en una de las situaciones que marcó enormemente mi vida, pero que la estúpida de Mika dijo como si se tratara de una orden en McDonald's.
Suspirando hago lo que me dijo Luke, y después de colocarme una ropa que me había dejado sobre la cama, me lanzo en esta pensando en lo desastrosa que resultó la noche.
Siento el otro lado de la cama hundirse, pero no me atrevo a girar para verlo entre la poca iluminación de la habitación. Por el momento sólo pensaba en cómo se habría enterado Mika de algo que con esfuerzo quise olvidar.
–¿Qué puedo hacer para que hables conmigo? –su voz me saca de mis cavilaciones, haciendo que diera un respingo por la sorpresa de oírla.
–No debes hacer nada. –susurro, volteando mi rostro hacia el suyo, encontrándome con él sentado y sin camisa, además de tener el cabello húmedo, mirándome con intensidad. –S-Simplemente es a-algo de lo que no q-quiero hablar. –agrego con dificultad, sintiendo como mi estómago da dolorosos saltos gracias a la increíble imagen que me brinda.
La garganta se me seca de sólo recordar que aún no hemos compartido cama sin que alguno de los dos no esté en sus cinco sentidos.
–Te entiendo, es sólo que me gustaría saber todo de ti, sobretodo lo que te afecta. –lleva una de sus manos a mi cabello y empieza a acariciarlo. –Y ayudarte a superarlo.
Me derrito en mi lugar cuando siento sus dedos juguetear con el lóbulo de mi oreja. Con la respiración entre cortada me acerco a él, imaginando todo lo que quiero que pase.
–Te lo contaré, pero ahora quiero otra cosa. –susurro muy cerca de sus labios.
En sus ojos se despierta un brillo de deseo que me deja sin respirar por varios segundos.
–¿Qué quieres? –pregunta sin dejar de mirar mis ojos.
–A ti. –dicho esto, sus labios se apoderan de los míos con pasión, pero sin llegar a lo desesperado.
Con sus labios deja un recorrido de besos de mi boca hasta mi cuello, y quitándome la camisa desciende un poco más. Ahogo varios gemidos cuando su lengua juguetea con mis senos, uno por uno. Sin poder resistir más meto mis dedos en sus suaves y lacios cabellos rubios, sintiéndome feliz por sólo hacerlo.
¡Si!
Ahora parece tonto que no lo haya hecho antes.
Con rapidez halo su rostro hacia el mío para apoderarme de su boca, hasta que nos quedamos sin aliento. Ninguno dice nada mientras nos miramos, besamos y desvestimos.
–¿Estás segura? –pregunta antes de quitar la única tela que nos mantiene íntimamente separados.
Asiento varias veces dejado salir un suspiro de excitación.
No espera más y se deshace de ella, para luego volver a besarme, esta vez de una manera dulce y tierna que me hace sonreír.
–¿Qué haces? –pregungo curiosa, al ver como suavizó sus gestos repentinamente, pasando sus manos con mi cuerpo en caricias.
–Quiero hacerte el amor. –responde sincero, dejándome sin respiración y sin palabras.
Luego de unos segundos le doy una sonrisa ladina y lo empujo hasta que queda debajo de mí, entonces empiezo a imitar sus gestos. Dejando sobre su cuello y dorso un sin número de besos y caricias que nos hacen soltar jadeos a ambos. Subo a su hombro, precisamente donde se encuentra su tatuaje, y le doy un beso en dicho lugar logrando que sus brazos me apresen en su cuerpo de manera tierna, disfrutando de la sensación de estar ambos desnudos. Olvidándonos de todo mientras disfrutamos de nosotros con paciencia y amor. Yo conteniendo expresiones al sentir la incomodidad en mí antes de cambiar a la mejor noche que tuve en mi vida.
(***)
Narra John Luke.
Observar a Dría dormir me provoca sensaciones de satisfacción inexplicables, como hace tiempo atrás. No sé cuánto tiempo llevo despierto sólo mirándola, pero para mí no es suficiente, así que es entendible que la decepción me inundara cuando sus hermosos ojos verdes se encontraron con los míos.
–Hola, tú. –sonrío al oirla. Es inevitable hacerlo sabiendo que es lo primero que dice cuando está nerviosa. –¿Cuánto tiempo llevas despierto?
–Lo suficiente como para saber que roncas muy lindo. –le digo, provocando que sus mejillas se adquieran un intenso color rojo. –Mi canción de cuna favorita.
Una risita se escapa de sus labios antes cubrir su rostro con la sábana.
–Eres un idiota, Luke. –musita.
–Un idiota que te ama. –respondo, logrando que velozmente quite de su rostro la sábana.
–Dijiste...
–Que te amo. –termino la frase, acercándome a ella para envolverla en mis brazos. –Te amo, Dría. Aunque tus ronquidos no me dejen dormir.
Unos golpes en mi estómago me hacen soltar una carcajada y esconder mi cara en su cuello.
–Yo también te amo, John. –dice luego de unos segundos, mientras acaricia mi cabello. –Te amo aunque a veces quisiera golpearte.
Sonrío elevando mi rostro para darle un beso corto pero lleno de todo lo que siento por ella.
–Te espero en el comedor con el desayuno servido. –anuncio, después de romper el beso. –Rápido, muñeca. –dicho eso, me levanto de la cama y camino fuera de la habitación hacia la cocina para servir el desayuno que hice hace varías horas atrás.
Si, cuando la emoción de tener a Dría durmiendo en mi cama no me permitió seguir descansando de la fascinante noche que ambos tuvimos.
Varios minutos más tarde oigo sus pasos adentrarse al comedor. Cuando mis ojos se encuentran con los suyos no puedo evitar sonreír mientras le hago señas para que se acerque más.
—¿Por qué hay un solo plato? —pregunta confundida.
Sonrío.
—Porque tenía planeado que comiéramos así. —le digo antes de sentarme y atraerla hacia mí hasta que queda sentada en mi regazo.
Aturdida pero sin dejar de sonreír suelta una risita.
—Eres un pillo, Luke.
—Tal vez lo sea. —susurro cerca de su oído. —Pero quiero que estés lo más cerca que sea posible de mí.
Me mira fijamente antes de besar tiernamente mis labios y empezar a comer, dándome a mí también.
—Se llamaba Jacob. —dice Dría repentinamente antes de girarse hacia mí. —Fue mi mejor amigo, mi primer novio, mi primer todo...
—¿Qué le pasó? —me atrevo a preguntar sin dejar de mirarla.
—Murió de una herida de bala que le provocaron unos hombres cuando pretendían robarle. —explica temblando levemente. —Teniamos dos años de novios. —dice con dificultad, conteniendo sus sollozos.
—No fue tu culpa, princesa. —consuelo acariciando su cabello rizado, sintiéndome pésimo por verla en ese estado. Pero sin poder evitar sentir celos por la manera en la que habla de él.
—Si lo fue. —asegura, soltando varias lágrimas.
En silencio dejo que se desahogue, sólo dedicándome a acariciar su cabello y limpiar las lágrimas en sus mejillas.
—¿Lo amabas?
—No. —niega, logrando que abra los ojos con sorpresa. —Por eso me siento tan culpable, porque la noche que murió lo hizo defendiendo un anillo que pensaba darme. —atonito observo como se cubre el rostro y llora. —Mientras moría por el anillo con el que iba a pedirme que me casara con él, yo estaba en casa pensando como decirle que lo quería, pero como un buen amigo.
Sin esperar a que continúe la envuelvo entre mis brazos, esperando transmitirle toda la seguridad y comprensión que ella necesita.
—No tienes la culpa de nada, Dría. —afirmo contra su cuello. —Él murió defendiendo su amor por ti, no el tuyo. Y te aseguro que si le ofrecieran volver a hacerlo, lo haría. Porque él te amaba.
—Pero si yo hubiese aclarado las cosas antes él estaría aquí conmigo. —dice entre gimoteos. —Todavía tendría a mi mejor amigo.
—Eso no lo sabes, nena. —tomo su rostro entre mis manos para mirarla a  esos ojos que me encantan. —No sabes lo que pasará, sólo puedes vivir el ahora. Y si mi ahora fuera morir por ti, no dudaría en hacerlo. —sus ojos se cristalizan al oírme.
—No quiero que nada te pase a ti. —susurra.
—No me pasará. —sonrío. —No mientras estés conmigo, princesa.
Al decir eso, nuevamente nuestros labios se encuentran hambrientos el uno de otro, como si no tuviesen suficiente.
Coloco mis manos en su cintura apretándola contra mi cuerpo y virilidad, lo que provoca que de sus labios salga un gemido, sonido que no hace nada más que volverme loco de amor y deseo. Con rapidez meto mis manos por debajo de su camisa, sintiendo como su piel se eriza bajo mi tacto.
—Vamos a la habitación. —jadeo con la intención de levantarme con ella en mis brazos, pero la voz de nana me lo impide, haciendo que ambos separemos nuestros labios y manos del otro como si de un rayo se tratase.
—Que les dije. —musita divertida. —Si van a hacerme abuela lo único que les pido es que conciban al bebé en la habitación por favor. Oh, y que se casen antes que nazca. —manifiesta alzando la voz a medida que va adentrándose en la cocina.
Observo el sonrojado y afligido rostro de Dría con una sonrisa divertida.
—¿Te parece si vamos a la habitación a cumplir su sueño? —bromeo haciendo que alce una ceja.
—No aún, Winchester. No aún —niega bajándose de mí, y siguiendo a nana.
Sonrío imitándola.

Aquí Drí💖
Hubo 🔥 y ya hay quien lo apague 😉
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Bye❤

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⏰ Última actualización: Oct 11, 2020 ⏰

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