Día 2 Realeza

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— ... La bruja curaba las heridas del dragón haciendo uso de su magia... —Movió sus manos haciendo énfasis en la última parte— Porque el solía ser demasiado descuidado cuando tenía que cumplir con alguna misión para su pueblo ignorando siempre las atentas advertencias de la sabia bruja.

— ¿Así como papá lo hace?

— Así como papá lo hace. —Afirmo con una sonrisa— ¿Dónde me quede?... ¡Oh si! Un día un grupo de cazadores malvados llego al territorio donde vivía la manada del dragón. Ellos eran los últimos de su especie, por eso es que debían cuidarse. Así que el dragón ordeno a todos se fueran de ahí lo más rápido que pudieran. Muchos de los machos insistieron en quedarse a pelear para proteger su territorio pero el dragón los amenazo con matarlos el mismo si no lo obedecían. Los mas jóvenes estaban dispuestos a pelear por sus tierras, pero el dragón de ojos carmín no se los permitió. Levantándose con fiereza e imponencia, los miró con molestia antes de hablarles:

"Conmigo será suficiente para alejar a esas escorias, pero es su deber proteger a las hembras y crías. No sabemos que tipo de armas o con que mierda tratan de hacernos frente pero no expondremos a ninguno de los nuestros. Obedezcan y lárguense de una maldita vez, cubriré su rastro para evitar que los sigan."

Para nadie era desconocido el carácter del dragón explosivo, pero a todos les sorprendió cuan dispuesto estaba a sacrificarse por su manada. Los dragones jóvenes acataron las ordenes y guiaron a la manada por un sendero seguro mientras que el solitario dragón enfrentaba a aquellos cazadores, terminando seriamente herido.

La bruja que se quedo junto a el a pesar de las replicas que este le dio, lo ayudo valientemente  a encarara a los enemigos que buscaban cazar a los suyos. Luego de varias horas de pelea finalmente el dragón y la bruja ganaron la pelea gracias a la poderosa magia de ella.

— ¡Esa bruja era muy fuerte!

— ¡Si, realmente poderosa!

— Por supuesto que lo es. —Infló el pecho con orgullo—Es una bruja increíble. —Levantó la piel de oso para cubrir a ambos niños— Por su valentía, la manada decidió nombrarlo como su rey y a la valerosa y poderosa bruja como su reina.

— ¿Cómo tu y papá?

— Así es. —Acarició ambas cabezas infantiles— Aquel dragón juro sobre sus ancestros honrar el nuevo titulo que se le ofrecía.

— ¿Por eso papa hace lo que quiere? —El pequeño miró curioso a su madre.

— ¡El rey puede hacer lo que quiera! —La pequeña de cabellos rubios levantó sus manos mientras sonreía.

— No es así pequeña. —Ambos pequeños la miraron confundidos— Un rey es aquel que cuida y guía a su pueblo. Es la persona de mas confianza en la manada y es por eso que debes tener cuidado con toda y cada una de las decisiones que estés por tomar. —Besó la frente de ambos pequeños antes de dedicarle una mirada cálida a la pequeña— Cuando te toque dirigir a la manada sabrás todas las responsabilidades que conlleva ser reina.

— ¿Tendré que casarme con un mago igual de fuerte que tú, mamá?

— Podrás casarte con quien tu quieras, cariño. Ahora a descansar.

— Buenas noches mami. —Murmuraron ambos niños antes de cerrar sus ojos para finalmente ceder ante el sueño.

Se levanto de la cama donde ambos niños dormían teniendo cuidado de no despertarlos saliendo de la tienda de sus pequeños para dirigir sus pasos hacia la propia. Al entrar notó a quien fuera su esposo revisando algunos mapas de las regiones colindantes a donde habían montado la que sería su aldea.

— ¿Todo bien, su majestad? —Se acercó al rubio colocando su mano derecha sobre el hombro masculino.

— ¿Se han dormido ya? 

— Hana sigue esperando esas clases de lucha y Kasui quiere aprender a volar pronto. —Explico brevemente sin quitar la vista de los mapas— ¿Cuándo serán las reuniones con los lideres?

— Tres días. —Gruño— No he dormido nada en mas de cinco putos días por pensar en como hacer que esos idiotas entiendan rápido para que no me hagan perder el tiempo.

— Lo harás bien Katsuki. —Animo sin dejar de sonreír— Eres bastante bueno con la diplomacia.

— El problema son el pendejo del mitad-mitad y su sequito de lame culos, entre ellos el bastardo Deku. 

— Recuerda que debes tener cuidado con el lenguaje. —Lo reprendió suavemente antes de encaminarse hacia la cama— ¡Vamos a dormir!

— Tengo que terminar esto cara redonda...

— ¡Hace mucho calor!

—...

Las risas femeninas fueron la antesala de una noche llena de risas y algunas caricias por parte del monarca de los dragones. 

A veces las obligaciones reales podían dejarse de lado por un momento. El ser rey tiene ciertas ventajas de las que Katsuki tomaría ventaja.


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Kacchako Week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora