NARRA GARP
Días de verano. Siempre soleados pero la brisa nocturna suele respetarse. Al menos se puede salir a la calle sin morir de calor.
-Por aquí señor. - Oigo a mi derecha.
Se trata de una figura de baja estatura y de apariencia escuálida, aunque no sabría decirlo a ciencia cierta porque oculta la cara bajo la capucha de su chaqueta.
- No intentes nada. - No me genera confianza. - No me gusta que me engañen.
-A mi tampoco Vicealmirante. -Asegura ella. -Estaremos más tranquilos detrás de aquellas casas.
Decido darle la razón. Queda sospechoso que un alto cargo como yo hable con una enmascarada a medianoche. Manías de la gente.
- Me alegra que haya venido. -Cambia el tono una vez llegamos al escondrijo entre dos edificios. -Llegué a pensar que no prestaría atención a mi carta.
Huele a orina y a borracho. También se les oye a lo lejos. Luego seguiré esos sonidos a ver si encuentro algo para comer.
- No le mentiré lady Maiko. Estuve a punto de hacerlo pero nadie puede negarse a los deseos de un noble mundial. Ni siquiera yo puedo ignorarlos.
En un primer momento se queda parada, sorprendida de que la haya descubierto con tanta facilidad. Luego mira de un lado a otro y comienza a dar pasos hacia atrás.
-Sois una leyenda señora. De humana normal a esposa de un tenryuubito. - Me sale una carcajada. - No se ve todos los días. La gente puede admirarla o envidiarla, pero siempre la odia por ello.
- ¡No soy una de ellos! -Niega ella repetidas veces. Saca una daga de debajo de la manga y me apunta con ella. - No me da miedo luchar.
-Tampoco hay necesidad de ello. No entiendo por qué se pone así.
Pasan unos segundos antes de que se decida a quitarse la capucha.
Tiene el cabello negro recogido en un elegante moño con peinetas. Su rostro sería igual de hermoso de no ser por el labio partido y el ojo morado.
Me mira con una mezcla de miedo y desconfianza. Debe de creer que mi actitud es un truco.
-Asique en realidad es una esclava vestida de oro.
-¿No va a matarme? No tengo dinero ni posesiones. No me echarán de menos.
-Yo no lucho contra civiles. Es más, siento curiosidad por su llamada aunque me imagino el motivo.
- ¡No puede ser tan sagaz! - No sé si lo dice con sarcasmo o si va en serio. Lo cierto es que perfectamente podrían ser ambas cosas.
Me encojo de hombros.
-Su esposo y usted están en esta isla, seguramente para comprar más esclavos, lejos de su hogar y con un equipo de seguridad bastante escaso para lo que es normal. Algo me dice que usted busca un guardián y quiere que sea yo. Pero viendo su cara...dudo que quiera proteger a su marido.
La he calado. Estoy seguro de haber dicho casi todo lo que quería decir. Ahora queda la parte final. Eso se lo dejo a ella. No seré yo quien proponga tal delito.
-He oído historias sobre usted.
-¿Historias? -Enarco una ceja.
Lady Maiko asiente con la cabeza.
-Sobre su hijo y su nieto. No parece un Marine normal. No de esos que defienden ciegamente a los que son como mi marido.
Está asustada. Intenta callarse pero la animo a seguir.
-¡Vamos! Ya le queda poco por decir.
-¿No me dirá antes que va a hacer conmigo?
Niego con la cabeza.
-Tiene mi palabra de que no la voy a entregar a mis superiores si es lo que quiere oír.
Me observa de arriba abajo, pero se mantiene distante. A saber lo que le han hecho para que se comporte de un modo tan desesperado y temeroso a la vez.
- Quiero que me de una coartada Vicealmirante Garp.
Me cruzo de brazos. Llegamos a la parte importante.
-¿Para qué?
Aprieta los labios y respira com fuera. Uno, dos, tres, cuatro y hasta cinco veces toma y expulsa aire mientras reúne valor para soltarlo. Me gusta saber de qué pasta está hecha la gente y esta jovencita, al contrario de lo que puede parecer, está hecha de acero.
-Para el asesinato de mi esposo.
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Marines Y Piratas (One Piece)
FanfictionYa nada la preocupa, pues nada tiene por lo que vivir. ¿No es así? A ojos de todo el mundo, Maiko es una mujer afortunada. Casada con un Tenryuubito y con todas las riquezas imaginables a su disposición, ¿Quién pudiera imaginar el terrible dolor qu...