5. Huesos rotos y mandíbulas extraviadas

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NARRA KOBY
He cruzado una línea que nadie que quiera vivir cruza jamás.
Yo, un Marine que aspira a ser almirante, he atacado por la espalda a un Dragón Celestial.
Y lo peor de todo, es que volvería a hacerlo si fuera necesario.
Lady Maiko no se mueve y casi no tiene pulso. Normal después de semejante paliza.
<<Menos mal que mi jornada empezaba ahora y no me he retrasado.>> Y bueno sí, no estar en el recinto del castillo ayuda a que la huida tenga éxito. <<Se creía tan intocable que salió sin esperar al escolta. Menudo cretino.>>
Debo encontrar a Garp-sama cuanto antes. Sólo él puede ayudar a la dama y tiene que ser cuanto antes. Ya casi no respira.
Tiene el vestido roto y cubierto de barro. Suda y los moratones inundan su cara. Le ha oprimido tanto el cuello que sus manos están marcadas en él.
-Mi señora... -Tiene los ojos entreabiertos pero no reacciona. -
Maiko-sama... -¡Qué horror!
Me tiemblan las manos. ¿Cómo voy a sacarla de esta? ¿Cómo voy a salir yo de esta? Y luego está mi jefe y el resto. He arruinado a todos.
Gasper se revuelve un poco en el suelo. La cabeza le sangra pero sigue vivo. Debo hacer algo antes de que despierte.
Tomo en brazos a la hermosa dama. No conozco el protocolo para este caso ni creo que lo haya.
Juntos echamos a correr lejos, muy lejos. En dirección a un bosquecillo que conozco al norte de la isla. Las gentes del pueblo no suelen rondar por allí y los marines lo utilizan como basurero. Nadie va a buscarla allí.
La mujer no pesa. Es tan delicada como imaginé. Gracias a ello puedo correr más deprisa. Rezo porque no nos haya visto nadie.
El alivio me invade cuando alcanzamos los primeros árboles. Todo está desierto y el interior del bosque es tan oscuro y tupido como de costumbre. Casi parece de noche. Es perfecto.
Con lo que no contaba es el frío. El clima no es apropiado para ella.
Entre unos matorrales no muy secos, en una zona lo bastante interna para no ser visto, está el escondite perfecto. Las plantas y los árboles forman una cúpula de ramas y hojas. En el centro el suelo está medianamente despejado.
Lady Maiko empieza a removerse y a tiritar.
-Aguante por favor. Ya pasó.
O no pasó del todo. Aún tengo que encontrar un médico discreto que quiera ayudarla.
La depositó en el centro de la tienda de hojas con todo el cuidado del mundo. Ella no se despierta pero sigue tiritando. Le rozo la frente con los dedos. Está ardiendo. Tiene fiebre.
<<Ya sé a qué médico acudir.>> Y tengo que traerlo ya.

NARRA CHOPPER
No llevamos ni tres días aquí y ya estamos dando nombre. ¡Ay que ver la que han liado estos en la pensión!
- Pensaba que los fantasmas erais inmunes al dolor.
Brook me "mira" con cara de cachorro. Nami le ha dejado la peluca llena de chichones y arrancado mandíbula. A saber dónde estará ese hueso. Por lo menos hemos conseguido que "The soul king" se calle un rato.
Sin embargo, Brook tiene la habilidad única de hablar sin mover la boca. Su expresión es suficiente para saber lo que está pensando.
-¿No puedo sentir dolor porque estoy muerto?- Parece decir.
Me encojo de hombros y me limito a vendarle la cabeza mientras Robin usa su habilidad para buscar el hueso perdido.
-¿Y si se lo ha llevado la cocinera para echarlo al caldo? -Pone cara de siniestra.
¡Qué asco! Me niego a comerme a este esqueleto. Seguro que sabe a laca o a esas pastillas no recomendadas por los médicos que toman los cantantes famosos.
-Shambles. -Escuchamos antes de que la silla en la que estoy sentado sea sustituida por Law, quien me atrapa al vuelo impidiendo mi muerte.
-Disculpe Tony-ya. Pensé que no estaría ahí.
-¡Qué chico más raro!
-Dijo el renito parlante. -Contestó él con una media sonrisa que pocas veces hemos visto.
Me quedo congelado por un segundo.
- Es verdad. -Uno debe reconocer cuando le dejan fuera de juego.
Law me deja en el suelo, me coloca la gorra y luego me muestra algo inesperado. Los ojos de Brook se vuelven llorosos de la alegría. ¡Es su mandíbula!
-¡Robiiiin!- La llamo eufórico.
- Estoy aquí doctor. - Me sonríe y da una pequeña palmada. -Muchas gracias Law.
El cirujano de la muerte inclina la cabeza ante ella. Tienen una relación extraña. Se podría decir que amorosa pero es como si no tuviesen prisa. Como si se limitasen a disfrutar de cada día con charlas y paseos. Nunca entenderé a los humanos.
Alguien entró y cerró la puerta de la posada a toda prisa. Pensábamos que era Luffy por lo bruto que suele ser pero, antes de decirle nada, se presentó ante nosotros la delgada, sudorosa y asustada figura de Koby.
Los piratas nos miramos entre nosotros sin entender. El chico no paraba de jadear y sus ojos estaban a punto de venirse abajo y derramar lágrimas. Robin fue la primera en acercarse a él y ponerle una mano en el hombro.
-¿Ocurre algo?
El Marine se sonroja de repente. Como si no esperase encontrar a tanta gente allí.
Tragó saliva y habló, aún con la voz entrecortada.
-Doctor Chopper, necesito su ayuda.
-¿Mi ayuda?
El joven asiente con la cabeza.
- Por tu reacción parece cosa de vida o muerte. -Opina Robin.
-Lo es. Si no me ayuda alguien inocente morirá.
Los cuatro piratas volvimos a intercambiar miradas interrogantes y luego nos centramos en el pelirrosa. ¿Qué estaba pasando aquí?
Despacio pero presa de los nervios, Koby nos relató un tremendo episodio. Uno en el que un Dragón celestial maltrataba a una mujer y él paraba la agresión, golpeando al hombre por la espalda. No se le olvidó mencionar que dicha dama era la esposa del "dios".
- Por favor. -Suplica el Marine. - No la dejen morir por favor. No acudiría a ustedes si no estuviera desesperado.
Reflexionamos sin decir nada. Somos piratas en una isla controlada por la marina y ella es un ser celestial. Si alguien nos descubre lo más seguro es que acabemos todos com un collar explosivo. No conviene precipitarse.
- Yo te ayudaré. -Suelta Robin sin previo aviso. - Por lo que cuentas no deja de ser una prisionera.
Mi nakama se ha lanzado demasiado deprisa.
- Yo también. - La secunda Law. - Puede ser una ocasión para humilla a esos seres. Me gusta como suena.
¿Este señor reconocerá algún día que tiene corazón?
Brook también levanta el brazo. En su cara leo una expresión pervertida que quiere preguntar si la dama tiene las bragas bonitas.
Ya sólo falto yo, que por otra parte soy el primero al que se han dirigido. ¡Maldita presión de grupo!
-Está bien. Iré.
En los ojillos inocentes de Koby se dibuja una chispa de esperanza. Aún suda del cansancio pero por lo menos sonríe.
- No hay tiempo que perder. El bosque está en la otra punta de la isla y los soldados no tardarán en empezar la búsqueda de Lady Maiko.
-¿En el bosque? -Pregunta Law. - Eso hace las cosas más sencillas.
Sin hablar, el esqueleto pregunta por qué.
El médico le contesta mientras mira a Robin con expresión pícara.
-Anoche estuve de paseo por allí. Puedo llevaros usando mi habilidad.
Koby arruga el entrecejo sin comprender. Pensaba que la habilidad de este hombre se limitaba a arrancar corazones.
Yo pensé en explicarle cómo funcionaba aquello pero, justo entonces, lo oímos alto y claro.
-Shambles.
Y aparecemos justo en mitad de la nada. En una espesura húmeda, fría y maloliente que en nada se asemejaba al concepto de bosque que yo tenía en mente.
Siempre he pensado que los bosques son verdes, con flores salvajes y duendecillo pululando por el entorno. Pero esto era más bien una escena de peli gótica como La novia cadáver. Además, teniendo a Brook con nosotros la referencia resultaba más apropiada todavía.
Hablando de Brook, nos hemos dejado su mandíbula en la pensión.
-Ella está por aquí. Seguidme. - Apremió Koby. -Tiene mucha fiebre y...¡Madre mía! Olvide traer una manta para el frío.
- No te agobies. -Robin intenta calmarle. Primero deja que los médicos la reconozcan.
-...Koby...- Nos llega un hilo de voz.
Es un murmullo ahogado, salido de alguien que pide auxilio por última vez antes de rendirse.
Los cinco nos quedamos en el sitio hasta que, de repente, el pelirrosa calló en la cuenta de donde estaba su escondite.
Apartó algunos arbustos medio secos, otros más frescos, y allí estaba ella. Una mujer cubierta de heridas y golpes, con el traje rajado, el pelo revuelto y los ojos abiertos vidriosos. A penas podía respirar. Tiene la boca abierta de par en par, tratando de tomar aire.
-Lady Maiko. - El joven le sonríe y se sienta a su derecha. -No tenga miedo. Son amigos míos y vienen para ayudarla.
Se quita la chaqueta y abriga los delgados brazos de la dama. Parece que reencontrarse ha sido un alivio enorme para ambos.
La mujer a penas puede sostener la cabeza derecha, pero nos escruta con detalle. Vigila todos nuestros movimientos y, aún estando casi a oscuras, reconoce nuestros rasgos. Sabemos eso por lo que pasó a continuación, y es que antes de desmayarse otra vez, pronunció una única palabra.
-¿Law?

Marines Y Piratas (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora