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NARRA MAIKO
Era como en esos sueños en los que eres consciente de las cosas e intentas despertar pero tu cuerpo no obedece.
Así me sentí mientras Koby me sujetaba, evitando que me resistiera a la inspección de los médicos.
Tal vez parezca mentira pero la perspectiva de morir no me es aterradora. No tanto si la comparo con lo que vendrá si sobrevivo.
Si salgo de esta seré perseguida por los perros de mi marido. No habrá paz para mí. Jamás podré dormir sin la puerta atrancada y un puñal bajo la almohada, listo para ser utilizado.
Aunque claro, tal vez debería haberlo pensado antes de planear el asesinato. Quiero ver muerto a Jasper pero no arrastrar a nadie más conmigo.
A buenas horas se me ocurre esto. Cuando he metido al Vice almirante Garp y a Koby en mi locura.
Al final ha sido el pelirrosa y no yo quien ha matado a ese monstruo. La justicia de la Marina será implacable con él. Y después con su marido. ¡Dios mío! ¿Cómo he podido?
-Matadme...-Intenti gritarlo pero sólo me salen gemidos de niña. - No merezco vivir...entregad mi cuerpo y...decid...-Trago saliva. -Decid que fui yo la asesina. Os dejarán tranquilos.
Ea increíble lo que me cuesta hablar. Nunca he sentido tanta necesidad de decir algo.
Los brazos de Koby aprietan mi espalda contra su pecho. No es desagradable, pero sí extraño. Diferente de lo que estoy acostumbrada.
- No se atreva a pedir tal cosa. -Parece ofendido. - Yo decidí atacar a su esposo. Yo y sólo yo soy responsable de mis actos.
-¿El tenryuubito está muerto? -Pregunta esa voz que nunca creí posible volver a escuchar.
- No. -Contesta mi salvador. -O sí. No lo sé exactamente la verdad. La última vez que lo ví estaba malherido pero aún vivía.
Eso empeora todo. Si mi marido está vivo ordenará que todo ser viviente de la isla sea pasado por el cuchillo y luego la quemará. No es posible que ocurra esto.
La desesperación me ayuda a abrir los ojos y levantarme de golpe.
-¡Llevadme con él! ¡Llevadme con él!
Me revuelvo todo lo que puedo, empujó a Koby, intento apartar al mapache médico y lucho por ponerme en pie pero entonces unos brazos brotan de la tierra y me atrapan de brazos y piernas. Me han dejado inmobilizada y desorientada. ¿Qué clase de fruta es esta?
El joven de la gorra con manchas y los ojos grises entra en mi campo de visión, reducido por la luz y mi malestar.
-Me recuerda ¿Verdad?
Asiento con la cabeza.
- Eres el muchacho que me salvó de morir ahogada cuando intenté escaparme hace años. Fue en North blue si no recuerdo mal.
-Recuerda bien. Aquella vez pataleaba igual que ahora. Siempre hace lo mismo. -Agacha la cabeza. -Primero logra huir y luego siente tanto miedo que regresa sola. Vuelve a meterse en la boca del lobo por pavor al mismo lobo. ¿No le parece que ya es suficiente de eso?
Me entran ganas de llorar como una chiquilla. Aquella vez volví a casa cuando me hice amiga de su tripulación. No quería hacerles sufrir. Todo el mundo sufre si se acerca a una proscrita de ese tipo. Al final todos mueren.
-Haga un favor a todos y deje que Tony-ya y yo mismo nos hagamos cargo de sus heridas. No es plato de buen gusto tratar a una paciente atada.
-¿Y después? -Reprimo las ganas de llorar.
Law se encoje de hombros.
-Ya veremos. Los problemas se resuelven uno a uno. Lo que es patético es tomar una decisión y luego pretender hacer lo contrario. Así lo único que consigue es más dolor para todos.

NARRA LAW
No soy hombre de delicadezas. No me gusta ser dulce porque sí ni dar esperanzas sobre algo que no las tiene. Pero me niego a que está mujer tropiece dos veces con la misma piedra. Me resulta ridículo e innecesario. Es la segunda vez que la salvo y juro que no habrá una tercera.
Robin suelta a Maiko y le pide disculpas por la brusquedad. Es muy considerada. Tal vez tenga ella la humanidad que me falta a mí.
El otro médico retoma las labores de desinfección de las heridas y saca una bolsa de hielo de su mochila. ¿Cómo ha hecho para que los cubitos no se derritan? La tripulación de Mugiwara-ya va por libre.
El reno se dirige a mí y me habla de profesional a profesional.
-Law, creo que va a necesitar puntos de sutura en la pierna izquierda. ¿Puedes ocuparte de ello?
Los presentes me miran con curiosidad, como preguntándose qué voy a hacer ahora. ¿Tan inhumano me ven?
Echo un ojo a Maiko, ahora más sosegada y dispuesta a colaborar con los demás. No se atreve a mirarme a los ojos. Me alegra que esté viva.
- Si promete no moverse. - Digo mientas mis manos preparan la mesa de operaciones.

NARRA GARP
No hay nada como invitar a tu nieto a comer para que se acuerde de tu existencia.
A pesar de todo lo que tengo en la mente he podido sacar un rato pra verle. Me deprime que él solo quiera comer y comer sin entrar en detalles alguno sobre su vida. Esque no me ha dicho ni un "buenos días abuelo".
-Luffy.
El niño pasa de mí.
-Luffy.
El niño solo piensa en su carne.
-¡Luffy! -Pego un golpe en la mesa que hace retumbar la habitación entera y lanza todos los platos al suelo.
Los comensales de la taberna nos miran molestos pero me da igual. Uno ya no puede ni ver a la familia trnquilmente.
-¿Qué te pasa abuelo?- Por fin reacciona el niño. -¿Sigues molesto porque me hice pirata?
¡Esto ya es el colmo!
Le pego un puñetazo que lo deja clavado en el suelo y me levanto de la silla.
-Envíame la cuenta al cuartel de la marina. - Pido al encargado de la barra. -Y llévale al hospital si ves que no se levanta. -Señalo a Luffy.
Dicho eso salgo a la calle.
Hace un día precioso. El sol es suave y cálido, los niños juegan por la calle y la brisa sopla muy fina. Sin molestar a nadie. Hoy hasta las conversaciones de los vecinos son agradables. No me gusta nada la pinta que tiene esto.
Vuelvo al cuartel dando un paseo, procurando no pensar en la insensibilidad de mi nieto. Aunque, ahora que lo pienso, tal vez no sea todo culpa suya. Yo le crié y le enseñé a no demostrar afecto. Tal vez esa sea mi recompensa.
<<Pero ojalá quisieras darme un abrazo.>>
Al llegar a mi despacho me recibió Helmeppo. Portaba un den den musi entre los brazos y su cara era un auténtico cuadro.
-¿Has visto un fantasma? -Le pregunté para ver su reacción.
La respuesta no vino de sus labios, sino del caracol de colores.
-Buenos días Vicealmirante.
Maldita sea. Conozco esa voz.
No queda otra que coger el micrófono. La cosa se puede poner muy fea.
-Lord Rosward. -Saludo.
Hago un gesto a Helmeppo de que se quede a escuchar. Es una buena ocasión para que aprenda lo peligroso que es este hombre.
-¿Sabe por qué le llamo?
- La verdad es que no señor. Me pilla usted desprevenido.
El tenryuubito se ríe.
-Humanos ignorantes. Siempre es divertido saber más que vosotros. Mi sobrino ha sufrido un ataque. Él está bien pero su esposa ha sido secuestrada. Estaban en su isla asique debe saber lo que ha pasado.
- Me temo que no lo sé señoría.
-¡Pues me da igual! Averigua qué ha ocurrido y envíame al desgraciado que se ha atrevido a tal cosa. Si lo haces me pensaré si matarte o no.
Y me cuelga. Es tan amable como el resto de su familia.
<<Mal asunto. Jasper está vivo. >>
Helmeppo no sale de su asombro. Se ha sentado en una silla de mi despacho y se muestra estático. Nervioso.
-Tómate el día libre hijo. -Le recomiendo.
-¿Qué va a hacer ahora señor?
Me dejo caer en mi propio sillón. Poca cosa puedo decirle para tranquilizarlo.
-Cambiarme de nombre. - Me hace gracia mi propia broma.

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Holaaaaaa. Muy buenas.
Hoy he decidido subir dos capítulos porque llevo mucho sin subir esta historia pero procuraré subir uno a la semana. (Aunque con los exámenes de enero puede que tenga algo de dificultad a mitad de mes)
Espero que os esté gustando y si tenéis alguna sugerencia o algo agradecería que me lo digáis en comentarios.
GRACIASSSSSSSSSS😊😋

Marines Y Piratas (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora