1. Una visita inesperada

314 19 0
                                    

NARRA MAIKO
Me gusta tomar el té en la terraza y fingir que soy libre.
Hay dos esclavas cerca. Las más bellas y educadas de todas las que posee mi esposo. Por el día me sirven a mí y por la noche a él.
<<En el fondo te gusta que te deje tranquila.>> No lo negaré, pero tampoco me gusta ver a otras pasar por lo mismo que yo.
-¿Os apetece acompañarme?-Las invito, esforzándose por sonreír. Puede que de ese modo olviden las marcas de mi cara.
La más joven niega con la cabeza mirando al suelo y a la otra le tiembla la voz.
-Señora…¿No debería taparse los…?-Se tapa la boca con una mano.-Quiero decir…¿arreglarse antes de salir?
- No me importa que la gente me vea así.-Les sirvo una taza a cada una.- Además, nadie sabe quién soy.
-Pero el señor podría enfadarse. 
Hago un gesto para quitarle importancia y las animo a sentarse.
-Espero que os guste el té verde. Yo siempre lo tomo.
Las esclavas se acomodan sin dejar de mirar a todos lados y toman los recipientes con manos temblorosas. Emiten un sonoro gemido de gusto tras el primer sorbo. 
-Parece que he acertado. Puedo pedir dulces si queréis.
- No se hizo la miel para la boca del asno.
Se terminó el buen ambiente.
Ahí lo tenía. Se llama Jasper y es sobrino del noble Rosward. Por tanto, primo de los también Nobles Mundiales Charlos y Shalria. 
Una familia de lo más bulgar a pesar de sus aires de grandeza.
Jasper tiene mi edad pero parece mucho mayor. Puede que sea la dieta que lleva o el hecho de que no se mueve ni para beber agua. Siempre lleva un esclavo diferente para hacer todo por él y lo exhibe delante de todos como si fuera un bolso.
En esta ocasión, ese esclavo recadero era un hombre joven de aspecto taciturno .
<<Todos tienen esa pinta en Mary Geoise.>> Casi lo olvido.
-Buenos días amor. - Las palabras pierden valor cuando las usas por obligación. -¿Has dormido bien? -No me esfuerzo en sonreír.
-Estaba de buen humor hasta que he visto a tus esclavas sentadas en mi mesa, bebiendo mi té. - La mirada de odio que lanza a las chicas es suficiente para hacerlas suplicar clemencia.
-Tranquilizaos. -Les digo. -He sido yo quien les ha ofrecido desayuno.
Que asuma toda la responsabilidad no bastará, pero al menos no golpeará a esas dos. O eso espero.
Sabiendo lo que se venía ahora, ladee un poco la cabeza para proteger mi mejilla dañada. El resultado fue un bofetón en la otra.
-¡Qué asco! Ahora tendré que tirar toda la comida por tu culpa. Has dejado que la infecten con su basura.
Eso a lo que llama "su basura" no es más que las manos. 
Las esclavas vuelven a pedir disculpas y mi marido se yergue más si cabe. Se siente poderoso de poder hacer lo que le plazca.
-Dejadnos solos. -Ordeno. Tal vez haya sonado muy ruda.-Tú también. -Señalo al esclavo de mi esposo.
El clima en la terraza se ha vuelto frío a pesar de que estemos en verano. Hace sol pero, desde mi punto de vista, el mundo está nublado y lleno de truenos.
-Teníamos un trato Jasper. - Le recordé sin irme por las ramas. - Yo dejaba de ser amable con los esclavos si tu dejabas de maltratarlos. No lo has cumplido asique yo tampoco tengo por qué hacerlo.
Intento apartarme cuando veo que su mano se acerca a mi cara pero me sujeta el brazo con la otra. 
-Mi queridísima Maiko. -Acaricia el párpado hinchado casi con ternura. -El mundo es demasiado complejo para hacer un simple trato. -Parece una serpiente a punto de atacar. -Verás, tu eres una plebeya a la que quise bendecir en su dia y yo, por el contrario, soy un dios. -Sus caricias me hacen daño. - Soy tu señor. No pretendas decirme lo que debo o no debo hacer. -Y termina con un beso. 
Por poco le escupo del asco que me dan esos labios sudorosos. No soy capaz de entender como es posible que le suden tanto pero bueno. Tampoco es mi mayor problema.
Cuando me suelta estoy decidida a pasar dentro de la casa y evitarle el resto del día. No soporto más tiempo a su lado.
Antes de que pueda hacerlo, algo me da en la cabeza haciéndome perder el equilibrio y rompiéndose en mil pedazos. Es mi taza de té. 
Me llevo una mano a la cabeza rezando porque no haya sangre.
-Casi olvidas recoger tu vajilla. - Dice mi esposo. - No quiero ver esa horterada de porcelana aquí.
Pues si que tengo sangre en los dedos. Me ha abierto una brecha en la cabeza.
<<Tendré que hacerme un moño por si acaso.>>
Así empiezan mis vacaciones fuera de Mary Geoise.

NARRA GARP
<<No me lo puedo creer.>>
-¡Abuelo! -Vuelven a gritar.
<<Espero que sean alucinaciones por mis viejas lesiones.>>
Sigo jugando al solitario como si nada hubiera pasado.
-¡Abuelo!
<<como tenga que dejar la partida a medias lo mato.>>
Llaman a la puerta de mi despacho y estoy a punto de tirarla abajo de un puñetazo. Pero claro, Luffy nunca llamaría a la puerta como las personas normales.
-Adelante. -Decido dar permiso.
Es Koby. Se presenta educado y con su habitual sonrisa de oreja a oreja. Se le nota especialmente contento.
-¡Señor, Luffy-sama está en el muelle! 
-¡Abuelo! - El grito se vuelve a escuchar por toda la isla.
<<Y yo que pensaba que hoy iba a tener el dia libre.>> Se me ha caído el mundo a los pies.
-¿Qué diablos hace ese aquí?
Koby borra la sonrisa y recobra la compostura. 
- No lo sabemos todavía pero parece que quiere verle. Helmeppo ha ido a pedir que preparen comida.
-¿Pero cómo se os ocurre hacer eso sin consultarme primero? - Me levanto de la silla a toda prisa. Al final no he podido terminar mi partida de cartas. - Una cosa es ser amigos y otra es darles parte de los suministros de la Marina.
Las mejillas del joven se tiñen de rojo.
-Disculpe señor. Pensamos que usted lo habría hecho.
Me quedo parado en el sitio. Es muy posible que yo hubiese pedido lo mejor de la cocina para recibirlos pero no es lo mismo. Ellos son amigos y yo soy el abuelo. Soy familia. Tengo la obligación de ser amable. 
- Da lo mismo. ¿En el muelle dices que están?
El de pelo rosa asiente con la cabeza. Entonces Helmeppo entra corriendo en la habitación.
-¡Señor, Trafalgar Law está en el muelle con su nieto!- Lo dice casi sin respirar.
<<¿Pero este a cuanta gente se ha traído?>>

NARRA KOBY
Garp-sama llegaría antes que nosotros. Corre como si le fuera la vida en ello y nada más llegar estampa el puño contra la cabeza de Luffy.
-¡Luffy!-Exclama Chopper. -Esta vez sí lo ha matado. - El renito empieza a correr alrededor de su amigo sin saber qué hacer.
-Tranquilo pequeño mapache. -Le dice Garp. -Este chico es de goma.- Y se ríe de su propio chiste, muy malo por cierto.
Con el renito va Usopp, quien palidece con solo mirar al vicealmirante y por poco se desmaya. El resto de nakamas de Luffy reaccionan con más normalidad y saludan amablemente.
-Hola Koby. -Zoro se dirige a mí nada más verme. -Creces muy deprisa. Estás casi guapo.
No ha cambiado nada.
-Tu has engordado.-Le respondo con el mismo todo de vacile. -Me alegra verte.
-Esque bebe mucho y es un vago. -Sanji interviene entre risas.
-A lo mejor es por lo que cocinas. -Contesta el espadachín.
La sonrisilla de Sanji y su mirada de odio aumentan.
-Con ese comentario estás reconociendo que te gusta como cocino.
Y se enzarzan en una disputa, zanjada por Nami y sus tortazos.
-¡No quiero volver a oír vuestras tonterías en lo que queda de viaje! -Esa cara da mucho miedo. -Hola Koby. -Se vuelve amable de repente.
-Hola. -Me lo tomo con naturalidad.
Sorprende que no hayan venido en su barco. En vez de eso, lo que hay amarrado en el muelle es un submarino. El submarino de los piratas de Heart.
No tardan en escucharse los murmullos de los trabajadores del puerto. Nico Robin llega acompañada de Trafalgar Law al sitio donde están el pequeño reno y Luffy medio inconsciente. La mirada de Garp-sama los escruta atentamente.
-¿Qué hacéis vosotros aquí? -La pregunta llega a ser casi un grito.
-Yo acompañar a Luffy. -Dice Robin. -Y el resto de mi grupo más de lo mismo.
-Yo he venido a verte por tu cumpleaños. -Contesta Luffy aún sentado en el suelo.
-Yo he venido a entregarme a la Marina. -La cara del “Cirujano de la muerte” sí que es de querer morir. Se lo ve traumatizado.
El vicealmirante no se muestra conforme con esas respuestas.
-Primero, ¿Por qué os dejáis arrastrar por mi nieto a lugares tan peligrosos para vosotros? Segundo, no es mi cumpleaños. Tercero, ¿Tú por qué te quieres entregar?
-Es el capitán. -Contestan los Sombrero de paja.
-Siempre te quejas de que te visito poco. -Y a Luffy eso le cuesta otro puño de amor en la cabeza.
-Este viaje con tanta gente en mi submarino he empezado a sentir claustrofobia. -Explica Law con la cara pálida. -Todo el mundo está loco, todo el orden que tenía en mi vida se ha esfumado y su nieto es idiota.
Robin le pone una mano en el hombro para dar apoyo y desde el submarino se oyen las voces de los compañeros de ese pirata.
-¡No se rinda capitán! ¡Nosotros le queremos y ellos en el fondo también! 
Un osito blanco vestido de naranja se acerca a su jefe y le estrecha con fuerza. Law le corresponde al abrazo y Robin los mira sonriendo.
Con toda esta situación tan caótica y plagada de piratas, mi jefe parece no poder más con tanta locura.
-¡Suficiente! -Todos le prestan atención. -Vamos a dejar todo claro. -Y me señala a mí.-Tu buscas alojamiento a la tripulación de Luffy. -Luego habla a Helmeppo. -Tu haces lo mismo con los piratas de Heart. -Da otro capón a su nieto. -Tu hoy te quedas sin cenar y en cuanto a tí. -El turno de Law. -No seas llorón que eres miembro de la peor Generación.
-¿Pero va a detenerme?
-No. Tienes que ayudar a estos a cuidar de Luffy y además, se supone que tengo que castigarte por tus crímenes ¿Por qué iba a librarte de algo que parece hacerte sufrir? -Y con eso se toma la libertad de reírse otra vez. -¿Qué miráis? ¡A trabajar! -Regaña a unos empleados del puerto.

Marines Y Piratas (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora