Narra Brook
-Caballeros. No saquemos las cosas de quicio. No es necesari...-Y cierran la puerta del armario.
<<Inocentes>>
Mi espectro atraviesa la madera, dejando a Sanji-san y Zoro-san con cara de desesperación.
-¿De verdad no se les ocurrió que podía pasar esto? -O no me conocen nada o soy más impredecible de lo que creía.
El rubio se quita el cigarrillo de la boca, dejando salir el humo. Por poco estornudo.
-Me parece que no nos queda otra.
-Te lo dije. -Contesta el espadachín.
Me agarran de los brazos, me ponen un saco en la cabeza y me sacan a rastras de la habitación.
-Caballeros. Sean razonables. ¿Cómo iba yo a oponerme a su historia de amor?
-¡Cállate!-Ordena Zoro.
-Ahora mismo pero oye Sanji-san ¿Usted no era de mujeres?
-¡Claro que amo a las mujeres!-Pone voz rabiosa. -Son la cosa más bella que ha traído este mundo. Tan elegantes, bellas, inteligentes, sensuales...
-...Como digas un adjetivo más delante de mí me largo. -Zoro-san suelta mi brazo y oigo el sonido de su espada al desembainarse.
El cocinero también me deja caer sin cuidado y se pone a gritar.
-¡Yo diré lo que me de la gana! En mi vida las prioridades son cocina y damas en ese orden.
Aparto la bolsa para ver lo que sucede. No tengo tiempo de esquivar el cuerpo del rubio, empujado por elespadachín. Atravesamos dos habitaciones de la posada y mira por donde, terminamos en el dormitorio de Nami-san, en su aseo, mientras se estaba bañando.
En otras circunstancias habría demostrado mi entusiasmo, pero estoy bajo el trasero de un nakama. ¿Qué esperan que haga queridos lectores?
-¡Nami channnnn!- Se aparta Sanji-san con una preocupante hemorragia nasal.
Y la pelirroja le propina tal golpe que Sanji atraviesa la ventana, rompiéndola en mil pedazos.
-Pervertido.-Dice con tranquilidad.
Busca su toalla y se la enrolla al cuerpo. Ignora por completo mi presencia.
<<Es mi momento.>> Se me cae la baba solo con pensar en su armario de ropa interior.
No se emocionen. El sueño se rompe en cuanto Zoro entra en el baño, buscando al rubio con la mirada.
-Deduzco que has hecho volar al cocinitas.
Nami asiente con la cabeza.
-Y por cierto, podríais dejar de romper todo allá por donde vamos. -Se cruza de brazos. - Al final el abuelo de Luffy va a tener que detenernos.
-Cosas que pasan. Por cierto, te has dejado un espía. -Y se da media vuelta.
Los bellos ojos de nuestra navegante cobran un brillo peligroso. Aterrador. Levanta el puño, peor que cualquier otra cosa y una vena de su cabeza en la que nunca he reparado se hincha con fuerza.
-Uno, dos...- Ha sido un honor retransmitir la mañana para todos ustedes. -Tres.Narra Maiko
El segundo golpe impacta contra mi mejilla, haciendo que todo mi cuerpo se tambalee.
Menuda lástima manchar unas sedas tan caras con la sangre de mi boca.
-¡De verdad que no te entiendo!- Lamentaba mi esposo. - Te lo doy todo, intento acercarme a tí y así me lo pagas. ¿Te atreves a pedirme que te deje tirada en una isla cualquiera?
Contrataría de no ser porque me duele demasiado la cara. Intento apoyarme contra un árbol pero él me agarra del brazo y me lo impide, obligándome a mirarle a los ojos.
-Contigo no funcionan las palabras. Odio tener que ser estricto.
<<No te lo crees ni tú.>>
Me arroja al suelo y rompe la espalda de mi vestido con sus propias manos. Ahora viene cuando saca el látigo. En casa lo ha usado con todos en alguna ocasión. Es por eso que me cabrea más que darme miedo. Lo tengo visto.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco...perdí la cuenta de los golpes. Ya casi no sentía y me limitaba a oír el chasquido del artilugio al chocar contra algo cuando me pareció oir una voz a lo lejos. No sé decir qué palabras eran ni quien las dijo, pero lograron hacer que el chasquido cesase.
Esa imagen de mi esposo con sus ojos de rana abiertos de par en par y la pantalla de cristal rota en mil pedazos es la última que tengo de él. Y, todo sea dicho, la más patética.
¿Qué ocurre a continuación? No lo sé.
Tuve momentos de consciencia, o eso creo, entre cabezada y cabezada.
Recuerdo unas manos suaves y delicadas cargándome y llamándome una y otra vez.
¿Decía mi nombre o era un sueño?
Lo que tengo claro es que si estaba muerta, aquello era lo más similar al paraíso que había sentido. Aquel aroma relajante y ese calor en mi cuerpo.
¿Quién me tenía en brazos y a donde me llevaba? Comencé a intuirlo cuando descubrí unos mechones de pelo rosados sobre los hombros de mi salvador.
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Marines Y Piratas (One Piece)
FanfictionYa nada la preocupa, pues nada tiene por lo que vivir. ¿No es así? A ojos de todo el mundo, Maiko es una mujer afortunada. Casada con un Tenryuubito y con todas las riquezas imaginables a su disposición, ¿Quién pudiera imaginar el terrible dolor qu...