PRÓLOGO

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El  casino tenía nubes de humo sobre el techo, “The thrill is gone" sonaba de fondo pero era opacada por las fuertes risas y carcajadas de la clientela en los diferentes juegos que ofrecía el lugar.

Es una espacio privado, el despachó de abogados de “Malik- Payne & asociados, S.C” estaba de fiesta.

Quince juicios ganados sin ninguna derrota en los últimos tres años merecía festejar una gran noche en su aniversario de inauguración y pues ahí estaban, los cuatro amigos y el nuevo hombre que se acababa de integrar hace cuatro meses.

Jungkook lanzó los dados mientras daba un sorbo a su bebida, un fuerte whisky con un poco de Coca-Cola y una rodaja de lima al filo del vaso, para que el alcohol no se le subiera a la cabeza, sin embargo, ese truco no funcionaba si tomabas seis seguidos; por lo tanto sus sentidos ya se habían disipado en algún punto lejano de la noche y ahora estaba en la etapa risueña y algo adormida. Sus ojos se entrecerraban levemente con cansancio pero sus amigos alfas le hacían mantenerse despierto gracias a todas las tonterías que decían.

— ¡Par!  — gritaron todos al unísono.

— Bendito suertudo, Jeon — Jaemin pronunció lanzándole unos billetes al centro de la mesa que habían estado apostando. Namjoon se llevó una mano a la frente porque ya había perdido más de lo debido esa noche.

Jungkook rió flojamente y tanteó el dinero llevandoselo al bolsillo interno del saco.

— Mi turno — Hoseok tomó los dados y los lanzó al aire.

Jungkook ya ni siquera estaba prestando atención a nada, estaba tan ebrio que lo único que podía hacer era buscar su teléfono para llamar un taxi.

— ¿Alguien te espera en casa?

Escuchó a su lado y dirigió lentamente sus ojos verdes al alfa que estaba sentado con el saco en su regazo y la camisa entreabierta. Era Jimin, un alfa recién graduado de la universidad que consiguió el empleo en el despacho gracias a un anuncio en el periódico.

Un alfa joven con cabello castaño con un flequillo que le cubría la frente, ojos azules, labios gruesos, con una nariz pequeña.

Jungkook bloqueó su celular y recargo la cabeza en el respaldo del sofá.

— Ya quisiera. Ningún omega me espera a recibirme y meterme en la cama, no creo poder sostenerme en pie ni por un segundo. Todo me da vueltas.

Jimin sonrió provocando ciertos pliegues en su piel a la altura se sus sienes.

— Tal vez deberías pasar la noche en el hotel y por la mañana irte en perfecto estado a tu hogar.

Señaló al techo refiriéndose al gran edificio donde estaba situado el casino. Era un lujoso hotel en la parte de arriba.

Jungkook iba a rechistar pero pensándolo bien, no era tan mala idea. Era peligroso subirse a un taxi en ese estado y la verdad era que ni siquera recordaba el domicilio de su departamento.

— Puede… que esa sea la idea más razonable que nunca se me hubiera ocurrido. Pero imagino que una habitación aquí debe costar una fortuna.

— Usa el dinero que has ganado, Namjoon invita — Señaló divertidamente al moreno mientras éste sacaba más billetes de su cartera. Se iba a quedar pobre si seguía apostando.

Jungkook rió y palpó el gran fajo de dinero a la altura de su pecho. Podría darle un buen uso, tal vez incluso ir al jacuzzi por la mañana cuando se levantara con una gran resaca.

— Eres… — Arrastró las palabras —… un puto genio, Park Jimin— Le hizo una seña levantando el pulgar mientras trataba de ponerse de pie. Todos detuvieron su ajetreo para ver a Jungkook.

Omega • KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora