SARAH'S LEGACY - DRACO MALFOY / SH#2

11. el bosque

CAPÍTULO 11: EL BOSQUE

Antes de abrir los ojos Sarah ya sabía que debían de hallarse en un bosque o un terreno natural ya que notaba hojas secas y ramitas debajo de su cuerpo. En efecto, al incorporarse y mirar a su alrededor vio que se encontraban rodeados de árboles.

—¿Draco? —preguntó al aire, al ver a Hermione, Ron y Harry tendidos en el suelo cerca, pero no al rubio— Draco, ¿dónde estás?

—Aquí —contestó justo a su lado.

Sarah palpó el suelo hasta dar con un cuerpo invisible, le quitó la capa y tuvo el rostro de Draco justo en frente. Lo abrazó con todas sus fuerzas y lo besó, todavía con el susto de haberse podido separar de él.

—He pasado tanto miedo —le dijo ahora mirándolo a los ojos.

Draco sonreía. Parecía ileso.

—Estás volviendo a tu aspecto normal —dijo, y le tomó un mechón del pelo, ahora rojo como antes.

Luego Draco miró por detrás de Sarah y el rostro se le torció. Al girarse Sarah vio, horrorizada, como Hermione se había puesto a cuatro patas cerca de la cabeza de Ron y le desgarraba una manga empapada en sangre.

—¡Ron!

Sarah gateó hasta su amigo y comenzó a hacerle presión en la parte del cuerpo que se le había desprendido: había sufrido una despartición en el brazo, y era la imagen más horripilante que Sarah había visto jamás.

—Rápido, Harry —dijo Hermione haciendo también presión en la herida de la que no dejaba de brotar sangre—. En mi bolso hay una botellita con una etiqueta que pone «Esencia de díctamo»... Tráemela.

—¿En tu...? ¡Ah, vale!

El rostro de Ron era mitad Reg Cattermole mitad normal, y su pelo se tornaba cada vez más pelirrojo mientras que su cara perdía el poco color que tenía. Gimoteaba lastimeramente y a Sarah le caían las lágrimas encima de sus propias manos trabajando para que su amigo no sufriera tanto.

—¡Date prisa! —exclamó Hermione con voz chillona.

—¡Accio díctamo! —oyeron que conjuraba Harry.

A los pocos segundos apareció la mano de Harry delante de las cabezas de Hermione y Sarah con la esencia de díctamo y Hermione lo tomó y destapó a toda prisa. Estaba lívida.

Sarah se apartó y Hermione comenzó a aplicar unas gotas sobre el brazo mutilado de Ron. Al mirarse las temblantes palmas, cubiertas de la sangre del pelirrojo, Sarah notó como alguien la cogía de los brazos y la obligaba a levantarse. Draco la abrazó.

Ron se había desmayado. Harry y Hermione también se pusieron en pie.

—Creía que íbamos a Grimmauld Place —dijo Sarah—. ¿Qué ha pasado? ¿Nos alcanzó Yaxley?

—Eso me temo —contestó Hermione—. Me parece que ya no podremos volver ahí. Yaxley me agarró del brazo y como tenía mucha fuerza no pude soltarme, pero en cuanto llegamos a Grimmauld Place aflojó un poco el brazo y me solté de su agarre con un hechizo de repugnancia, pero ya habíamos traspasado los límites del encantamiento Fidelio, y al ser nosotros guardianes de los secretos, le he desvelado el secreto, ¿no?

Sarah se llevó las manos a la cabeza. Perder Grimmauld Place suponía un golpe muy duro. Ya no tendrían la seguridad de la casa ni sus comodidades, ni llegarían a probar nunca el pastel de carne y riñones que Kreacher les había preparado para comer.