VIII

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  Podía sentirlo. Podía sentir sus manos, podía sentir como viajaban por mi piel intentando tocar todo lo posible. Podía sentir sus besos ásperos sobre la piel de mi cuello, podía sentir su lengua contra esta, podía sentir sus dientes mordiendo esta.

  Yo... estaba pidiéndole que parara, pero él no lo hacía.

  E intentaba gritar, aún cuando sabía que nadie me escucharía. Grité por ayuda muchas veces, pero nadie aparecía. Lágrimas caían por mis mejillas, y mis piernas temblaban.

  Me hubiera gustado ser fuerte en ese momento...

  Me hubiera gustado ser fuerte en ese momento

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Soo-young

  Mis ojos se comenzaron a abrir y me sentí algo sofocada al no poder respirar bien, estaba oscuro. Cuando ya logré ver correctamente, me di cuenta de que las cobijas cubrían mi cabeza, entonces me las quité un poco para respirar mejor, no me las quitaría todas porque estaba segura de que hacía frío. Me asusté cuando no pude darme cuenta de dónde estaba y porque no podía sentir el olor característico de Yerin.

  Al voltearme, me di cuenta de que estaba sola en la cama, lo que hizo que me sentara rápidamente. Entré en razón cuando me di cuenta de que era la habitación de huéspedes, la cual era muy hermosa, pero no tanto como la de Yerin. Cuando dije que de seguro hacía frío, tuve razón.

  Me dolía muchísimo la cabeza, y estaba mareada. ¿Cómo había terminado en el cuarto de huéspedes? Y, ¿Por qué estaba en el cuarto de huéspedes si yo iba a dormir con Yerin? Bueno, iba.

  Rápidamente bajé mis piernas de la cama, ya que hacía frío, y no quería resfriarme o arriesgarme a tener una pulmonía, no no no. Pero me detuve al ver una nota en la pequeña mesa a mi lado. Cuando la tomé, logré ver que era de Yerin.

  "Te dejé ropa que sé que te gustaría usar en una silla al otro lado de la cama, para que no pases frío buscando algo que ponerte. Baja rápido.

-Yeye."

  No pude evitar reírme fuerte de la emoción y llevarme una mano a la boca para que Yerin no me escuchara. Me llevé la carta a la cara y chillé como adolescente enamorada. No podía creer que ella se había colocado "Yeye" en la nota.

  No creía que ella recordara que yo le llamaba así muy pocas veces.

  A gran velocidad corrí fuera de la cama, para dirigirme a mi bolso y meter la carta dentro; debía recordar que ella se hubiera colocado "Yeye" después de haberme dicho tantas veces que lo odiaba. Luego, me levanté para dirigirme al baño a asearme, ya había visto la ropa y quería apresurarme, Yerin había dicho que bajara rápido.

El Arte de Amar. - Sinrin. (Artes #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora