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  Era lunes.

— Pss... Yerin... ¡Yerin!

  Estaba cansada, me había desvelado haciendo un trabajo que había olvidado y era para el día siguiente. Lo había notado cuando ya era de noche.

— Llamando a tierra a Yerin...

  Mis dedos estaban en mis sienes, ya que necesitaba con urgencia detener el dolor de cabeza que se apoderaba de mí en ese momento. Ya no quería estar allí con el culo aplastado.

  La voz del profesor de Artes era lenta y aburrida. Apostaba que media clase se estaba durmiendo y babeando sobre sus mesas, era asqueroso. Aunque en lo único que me concentraba en ese momento era en la chica del asiento de atrás, que masticaba el chicle con la boca abierta. Maldita sea.

— Yerin...

— Mierda, JeongGuk.

— Necesito ayuda...

— Ve a buscar algún culo que coger, galán. Mi cabeza duele, necesito silencio...

  No había dormido un carajo, y tenía a aquel idiota haciendo ruido en mis oídos. Desde que TaeHyung y él habían terminado, estaba insoportable. No podía hacer nada por él mismo... Aunque lo entendía, creo.

— Ese es el punto... No hay culo que coger, o mejor dicho ya no tengo su culo. — hizo énfasis en su.

— Carajo... — sonreí irónicamente.

— Me estoy volviendo loco.

— ¿Por qué le terminaste entónces? Fue hace años, ya supéralo.

— ¡Señores!

  El profesor nos había gritado. Me estaba cagando en Gguk.

— Compartan eso de lo que hablan que parece tan importante como para interrumpir mi clase.

— Profesor. — me levanté del asiento. — Discutíamos porque JeongGuk prefiere que nuestro trabajo sea arte abstracto, mientras que yo no quiero que sea así. Aún estamos planeando qué hacer para el proyecto de otoño del que usted habla...

  Era buena alumna. Fue por eso que el profesor sonrió en mi dirección, él sabía que jamás le defraudaría.

— Muy bien, Kim. Ya encontrarán algún tema que usar en su trabajo para el proyecto de otoño, pero por favor, no hablen sobre eso y presten atención a lo que digo, que es importante. Tome asiento.

— Gracias, profesor.

  Hice caso, mientras que volvía a aplastar el culo en el asiento con mala cara. Un día me iba a deshacer de Gguk, aunque sería el día en que dejara de quererlo tanto.

— ¿Por qué tienes que tener el mismo apellido que él? — me susurró.

— Hay demasiados Kim's por todas partes, ahora callate y agradece que volví a salvarte el pellejo. — le susurré de la misma forma.

  JeongGuk era una combinación de tierno y varonil. Podría parecer pasivo, pero no era cierto. Aunque todos pensaban que era así porque lucía como un soft boy y eso era evidente, porque de esa forma vestía y actuaba.

  Pero TaeHyung le llamaba daddy, y lo entendía, yo también me acosté con Gguk una vez. Quería saber que se sentiría estar con un chico, y Gguk también quería probarlo con una chica. Lo hicimos, y prometimos que jamás volvería a pasar a pesar de que lo pasamos muy bien.

  Ambos somos homosexuales.

— Así que... ¿Haremos equipo? — me volvió a susurrar.

  Lo miré, me estaba sonríendo de forma muy tierna.

El Arte de Amar. - Sinrin. (Artes #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora