─ཹ🌹 Fargexby Month

๛• ∂αγ 27 ·࣭̣࣪̇⸱

Hijos.

Antes del dia 19

Ambos se encontraban sentados en la banca, los dos estaban cansados después de un largo día de juegos. Los que no parecían tener ni una pizca de cansancio eran los niños que seguían jugando delante de sus respectivos padres en un pequeño parque.

Alex miró a su hija, Asukarr que estaba jugando en los columpios, ella se balancea ella solita con la ayuda de sus pies, a su lado estaba otra niña; Tortilla, la hija de Fargan. Al parecer ambas congeniaron rápidamente. Asukarr a los ojos de Alexby era la niña más linda del pueblo, aun cuando muchos le aseguraron que se parecía bastante a la difunta hija de Rubius.

La niña tenía unos grandes ojos verdes como esmeraldas, su cabello castaño estaba recogido en una larga igual al de su madre, iba vestida abrigadamente con una bufanda y un chaleco aunque en ese momento su vestimenta estaba sucia por revolcarse antes en la tierra. En cambio Tortilla tenía el cabello suelto con una curiosa combinación de colores, entre marrón y amarillo; sus ojos igualmente eran verdes solo que uno era tapado por su flequillo.

Ambas se columpiaban alegremente mientras el solo poco a poco se iba ocultando. Asukarr veía con curiosidad a Tortilla, quien se balanceaba peligrosamente alto mientras gritaba y reía escandalosamente. Tortillo, el otro hijo de Fargan, empujaba fuertemente a su hermana sin importarle los gritos de la afectada.

Alex se volteó hacia el padre de aquellos niños con una ceja arqueada, preguntándole silenciosamente si iba a hacer algo al respecto. Fargan solo se encogió de hombros y señalo otra vez hacia los infantes, esta vez Asukarr se reía alegremente cuando Tortillo empezó a empujarla igualmente.

Algo dentro de Alex se encogió, era consciente de que Asukarr no tenía muchos amigos. Además de ser una chica algo tímida, él no la dejaba salir mucho de la casa pero solo lo hacía por prevenir ya que todos saben que Karmaland no es un lugar seguro, y mucho menos para niños tan pequeños como Asukarr o Tortilla. Alex sabía sobre todas aquellos hijos que sus compañeros habían perdido y él sabía que no podría soportar si en algún momento su hija muriese, no era como algunos de sus compañeros, que parecían que les importaba nada si algún hijo suyo moría.

Por todo el riesgo que era sacar a algún familiar de la seguridad de la casa, todos preferían encerrarlos prácticamente. Algo que sonaba muy injusto pero necesario. Cuando Asukarr recién nació siempre pensó que viviría tan feliz como Amidala que era un rayito de sol cada vez que Alex hablaba con su esposa pero viéndola ahora, tan feliz con otros niños, se dio cuenta que estaba privando a su hija de lo más valioso del mundo: Amigos.

En ese momento se sintió como un monstruo y volteo hacia la persona que estaba sentada a su lado, preguntándose internamente si el mayor también sentía la misma culpabilidad con sus hijos. "Solo lo haces para protegerla" intentó auto convencerse Alex pero ¿de que la protegía? ¿De los monstruos? ¿De sus amigos? Pero una respuesta vino a su mente, esa era la respuesta. Él no quería perderla, no quería ver en el cementerio una lápida con el nombre de su niña. Desvió su mirada de sus pies hacia el parque, podía contemplar la belleza de la pequeña; sus ojos estaban cerrados mientras seguía riendo, gritándole a Tortillo y, como si fuera un ángel, el atardecer hacía brillar su castaño cabello, igual al de su madre. Asukarr le saludo desde la distancia al ver como su padre le miraba, Alex le respondió sacudiendo su mano mientras sonreía.

Alexby no se dio cuenta cuando empezó a lagrimear, por eso, cuando Fargan paso su mano por su mejilla para limpiar las lágrimas que caían silenciosamente se sobresaltó. No fueron necesarias las palabras para poder abrazar al mayor y apretó su cara contra el pecho de Fargan para ahogar los sollozos que se querían escapar por su garganta.

- No quiero que se vaya

- Ella nunca se va ir Ales. Ella va crecer y la veras casándose.

- ¿Me lo prometes?

- Te lo prometo

Dos meses después, Fargan no pudo cumplir su promesa.