Parte 2

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Caminaron silenciosamente por el pasillo del gran palacio. Bueno, en realidad, Zuko estuvo en silencio, porque Katara no paró de hablar en todo el camino. Desde su muerte, Katara parecía más parlanchina de lo que era cuando aún vivía. Cuando Zuko le preguntó la razón, ella solamente afirmó que tenía la responsabilidad de compensar todas las conversaciones que no tendría con otras personas más nunca. El ambarino pensó que eso era un poco molesto pero a su vez le distraía y para ser honestos no es como si él tuviese algo mejor que hacer.

Cuando por fin llegaron a la cocina, Zuko tomó unos cuentos bocadillos y así mismo regresó al cuarto privado para comer.

–Tienes que dejar de esconderte tanto tiempo–dice Katara mientras lo veía comer–te estás convirtiendo en una persona asocial.

–¿Quién crees que es la culpable?–preguntó, frunciendo el ceño.—¡cada vez que quiero socializar me haces ver como si estuviese loco porque no paras de hablarme e involuntariamente termino respondiéndote!

–Estar loco no es nada fácil ¿verdad,Zuko?–Le dedicó una sonrisa traviesa.

Zuko suspiró resignado y se recostó en el sofá que había en el lugar.

–¿Podrías tratar de mantener tus pensamientos en secreto cuando me rodeo de otras personas? No quiero que empiecen a creer que no soy digno de ser el Señor del Fuego.

–Según los registros familiares y luego de una observación sobre reglamentos que debe seguir el Señor del Fuego, en ningún lado aparece que hablar contigo mismo sea un motivo para que te bajen de tu cargo–rió un poco.

–Katara...

–Ya, está bien–cedió y cruzó los brazos haciéndose la molesta–como usted ordene su alteza, me comportaré.

–Gracias.

–Pero no se lo aseguro.

Zuko puso los ojos en blanco y la miró de manera retadora, a lo que Katara solamente rió, le gustaba verlo molesto.

–Sabes–Katara hizo una pausa y lo miró–si sigues comiendo así te pondrás "blandito".

Zuko se detuvo de masticar para mirarla.

–¿Blandito?

Katara asintió.

–Nunca te sientas a comer algo sano y nutritivo. Todo lo que consumes es demasiada basura alimenticia y si sigues así, con ese estilo de vida poco saludable, te terminará haciendo mal uno de estos días.

Zuko alzó su ceja sana–¿Por qué te preocupas tanto por eso? no es como si el volverme "blandito" te afectara en absoluto.–Honestamente para un chico de unos dieciocho años que hacía ejercicio regularmente, no se sentía en peligro de convertirse, como dijo Katara, en "blandito".

–Para tu información si me importa porque soy quien tendrá que ver cómo poco a poco te conviertes en un bultito perezoso y asocial.

–Katara–mientras le hablaba se hundía más en su asiento–sé lo mucho que te preocupas por quienes quieres, pero ahora mismo no necesito que actúes como mi...–se detuvo al darse cuenta de lo que por poco pronunciaría.

–¿Mamá?–terminó la oración Katara con un tono algo apagado.

"Esposa". Estuvo a nada de decirle "esposa".

–No-No importa.–dijo, sacudiendo la cabeza para "esfumar" sus pensamientos. De tal manera se levantó del sofá y se estiró un poco–¿sabes qué? me iré a la cama, estoy cansado.–se excusó y salió rápidamente para dirigirse a su habitación, dejando a una Katara algo fuera de lugar y sola.

 【 Ghostara 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora