Parte 8

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Zuko se encontraba en el estanque de los pato-tortugas cuando de pronto Katara se le apareció. Él la quedó viendo con sospecha de que algo aguardaba esa cara de "inocencia".

–¡Juguemos un juego!–sugirió la maestra agua bastante animada.

–¿Un juego?

–Si, así le llamamos las personas sociales a ciertas actividades entretenidas, generalmente se incluyen amigos–se echó a reír.

–Sé lo que es un juego–afirmó malhumorado.–solo quiero saber qué tipo de juego.

–Bueno, hay uno que he querido jugar. Se llama Casarse, tirar a un precipicio o coger. Es sencillo solo eliges 3 personas de nuestro círculo de amigos y luego con quién harías cada cosa.

–¿Q-Qué yo qué?–estaba poniéndose nervioso, sabía que sería mala idea.

–Cálmate, tonto–ríe–no es para tanto, sólo elige.

–Katara...–bajó la mirada algo avergonzado.

–Bien, bien. Entonces comienzo yo–se cruzó de brazos y dirigió su mirada hacia el estanque–veamos...probablemente tiraría a Aang.

Zuko la miró con devota sorpresa, Katara lo notó y se echó a reír.

–Él puede volar, ¿recuerdas? así que no creo que lo lastime si lo empujo a un precipicio.

"No era principalmente por eso que quedé impresionado, pensé que a lo mejor lo elegirías para otras cosas por ser la persona que te gusta o ¿no?" pensó Zuko.

–Bien, sigamos, probablemente me casaría con Suki, es la más indicada, es muy amable y dulce, además me ayudaría con las tareas del hogar–rió.

–Y si escogías a Toph probablemente tendrías que hacer todo tu, sumándole que no es de mucho afecto.

–Correcto–sonrío levemente–y por último me acostaría con...

Zuko se quedó ansioso esperando que respondiera a quien elegiría.

–Es obvio que contigo.–fue tan directo y sin rodeos que hizo que un violento sonrojo se mostrara en el rostro del Señor del Fuego, no fue desapercibido por ella.

–¿¡YO!?

–¿Qué? es lo más lógico, Aang solo tiene 13 años y no haré "eso" con mi hermano.–hizo una mueca de desagradado–además eres muy guapo.

Él no sabía si sentirse halagado porque ella lo encontraba físicamente atractivo o disgustado por la aclaración anterior.

–¿Cómo haces para decirlo tan fácilmente?

–Es maravilloso lo que sucede cuando una inhibición ya no tiene consecuencias por tus acciones.–observó a los patitos-tortuga mientras nadaban de un lado a otro–nadie puede tocarme, ni oírme,mucho menos verme...a excepción de ti–aclaró–no importa lo que haga.–ella lo miró entonces con picardía–Así por ejemplo–se levantó y tomó uno de los pliegues de su vestido de funeraria y precedió a abrirlo, exhibiendo sus senos hacia él.

Otro violento sonrojo apareció en la cara de Zuko e inmediatamente apartó su mirada y se cubrió la cara.

–¡Katara, pero qué estás haciendo!

–Zuko estoy muerta–fuertes carcajadas salieron a flote mientras se acomodaba otra vez el vestido–podría caminar desnuda y no importaría–le recordó–incluso si otras personas pudiesen verme, sería intocable.–hizo una pausa por un momento y luego prosiguió en agregar–¿Sabes? me he dado cuenta de que mucha de lo que nos desmotiva a hacer lo que queramos es el miedo. Miedo a que nuestra reputación se arruine, miedo a ser agregados y entre otros miedos. Sin embargo, ya yo no sufro de eso.–la expresión de su rostro dejó de ser alegre y se convirtió en una más dolida y casi amarga–Soy libre.

Zuko sintió como su corazón se encogía al escucharla hablar de esa manera, podía descifrar esa tristeza en sus ojos. Era la primera vez, desde que ella apareció en esa forma fantasmal, que veía tristeza en su rostro. Quizá todo este tiempo...trató de hacerse la fuerte ¿por el bien de él?.

Involuntariamente su mano trató de posarse en el hombro de ella, pero fue empujado por la realidad al sentir ese "vacío" que su mano atravesó. Tiró de su mano hacia atrás y la colocó en su pecho, justo donde quedaba la marca, como si se hubiese quemado. Katara solo se estremeció ante su reacción.

–Lo siento mucho, Zuko–bajó la mirada–solo estoy causándote dolor...¿verdad?

–¡No!–rápidamente negó su comentario–en todo caso soy yo el que se lastima al seguir fingiendo que todavía estás aquí conmigo.–se pasó la mano por el cabello de manera frustrada–me he convertido en un lunático que prefiere quedarse encerrado hablando con un fantasma que pasar tiempo con sus amigos reales.–le dijo con una sonrisa irónica–Y estoy completamente de acuerdo con esto. Si eso significa que no tengo que despedirme de ti, entonces con mucho gusto viviré el resto de mi vida de esta manera.

Katara le regaló una mirada de comprensión, prosiguió a extender su mano en la parte del rostro quemado de él, a pesar de que no podía tocarlo como tal. Y por último apoyó su frente contra la de él, aunque Zuko no podía sentirla, fingía hacerlo e incluso casi podía sentirlo real.

–¿No eres un producto de mi imaginación...o sí?–cerró los ojos y dejó escapar un suspiro.

–No.

–Por favor...quédate conmigo.–unos ojos ámbares y cristalizados se posaron en los zafiros.

No hizo falta que Katara dijera algo, le regaló una de sus mejores sonrisas y fue suficiente para él.

 【 Ghostara 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora