Parte 13

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Por un momento todos entraron en pánico y se aproximaron a sostenerla, ya que estuvo a punto de caerse, se sentía débil. Sokka fue quien la sostuvo.

–¡Está viva!–anunció mientras la abrazaba con todas sus fuerzas.–estás aquí...

–Vamos a llevarla adentro para que pueda tomar un descanso, ¿no creen?–dijo el tío Iroh y luego dirigió su mirada a su sobrino.–¿preparaste las habitaciones, cierto?

Zuko solo asintió y abrió paso para que los demás pudiesen ingresar al palacio. Los llevó a la habitación de invitados, donde él y Katara habían estado antes de lo sucedido. Sokka la acostó con mucho cuidado mientras los demás se juntaron a su alrededor viendo expectantes.

–Realmente está viva–dice Toph conmovida–aún me cuesta creerlo.

Zuko apartó su mirada de la Katara durmiente y la posó en su tío.

–¿Cómo fue posible esto, tío?–estaba aún confundido–quiero decir, ¡ella estaba muerta!

–Las apariencias engañan, sobrino.–Iroh miró a la chica que dormía plácidamente en la habitación.–no puedo decirles exactamente cómo sucedió. Pero si tuviese que adivinar, sin duda alguna diría que todo fue gracias a su control.

–¿Su control? ¿Cómo así?–Sokka frunció el ceño algo confundido.

–Si, quiero decir, los maestro control agua son realmente magníficos. Me pregunto si la frialdad que había en su cuerpo era tan solo una manera en que su cuerpo aisló el veneno en su torrente sanguíneo, congelándolo.

–¿Por...congelación?

Todos se miraron entre ellos con una cara de confusión y a su vez asombro. Ninguno se le pasó por pensar que a lo mejor el cuerpo de Katara buscó la manera de protegerse de aquel veneno.

–Entonces–prosiguió Zuko con una mueca–¿¡estás diciendo que arrojamos al mar a Katara, estando viva!?

–Correcto.

–Pero...¿cómo sobrevivió tanto tiempo así?

–Es lo más curioso–sonrió Iroh con picardía–cuando la encontré ella residía en un pequeño pueblo del Reino Tierra. Una pareja de ancianos la habían visto en la orilla. Según ellos había estado congelada en un bloque de hielo.

–Al igual que yo–dijo Aang sorprendido.–seguramente ella debió usar su agua control para congelarse así misma y permanecer "viva".

–Exactamente.

–Bien, pero entonces, ¿por qué su espíritu dejó su cuerpo? ¿por qué acudió a mi?–suspiró Zuko.

–Su cuerpo estuvo luchando con la vida y la muerte. No te puedo decir con certeza qué fue lo qué pasó. Pero supongo que si espíritu dejó su cuerpo en preparación para "seguir adelante".–le echó a su sobrino una mirada divertida–Ella seguro quería despedirse de alguien primero.

Un violento sonrojo apareció en las mejillas del joven señor del Fuego ante la insinuación de su tío.

–Tienes razón.–dice una voz débil que llamó la atención de todos los presentes quienes voltearon a ver.–Quería decirle a Zuko que no fue su culpa.

–¡Katara!–dice Zuko sintiendo alivio–Al fin, despiertas.

–¿A qué te refieres? ¿Cómo podría ser culpa de Zuko lo que sucedió?–respondió Aang confundido.

–Hay razones...por la que algunas personas podrían verme como una amenaza en la Nación del Fuego, dada mi posición como amiga de Zuko.

Zuko frunció el ceño y la ira lo invadió.

–¿Es por eso?

–No lo entiendo aún–dice Aang

–¡Debí haberlo notado! ¡Qué idiota!—bufó un Señor del Fuego bastante molesto.

–No es tu culpa, Zuko.–dice la maestra agua sacándolo de su reproche–Yo...supuse que te darías cuenta la razón por la cual me atacaron a mi, así que por eso vine aquella noche, aunque cuando te vi, estabas...bueno, tú sabes cómo estabas.

Zuko se sonrojó y miró hacia otro lado, entendió todo.

–¿Cómo lo encontraste?–preguntó Toph con curiosidad, al sentir los fuertes latidos de Zuko.

–Siendo un idiota.–dijo sin más, con algo de enojo en aquella palabras–Recuerdo haber pensado que no podía y ni quería dejar todo así. La verdad es que no sabía que mi cuerpo había sobrevivido. No me tomó mucho tiempo darme cuenta de que Zuko era el único que podía verme, lo cual, a pesar de todo me reconfortó y supe por esa mirada tan triste en sus ojos que...me necesitaba. Incluso si supiera cómo irme, no quería abandonarlo.

–Entonces–se echó a reír Toph–todas esas veces que escuchamos a Zuko hablando "solo", en realidad, si eras tú.

–Me temo que si–rió al compás de la maestra tierra.

Zuko dejó escapar un suspiro.

–Ella fue muy molesta, es más creo que se deleitaba de hacerme parecer loco delante de los demás.

–¡Por supuesto que no!–se defendió–yo más de una vez te aclaré que no necesitabas responderme a cada cosa que diga.

–¡Rara vez te callabas!

–¡Me aburría! ¡Eras el único que podía verme!

–Disculpe mi señor–llamó una de las sirvientes, haciendo que la atención de todos se posara sobre ella–la cena ya está lista.

 【 Ghostara 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora