Parte 6

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–Oh–hizo una mueca–alguien tuvo una mala noche, ¿no pudiste dormir otra vez?

–Tenía tantas cosas en mi mente–se dejó caer con pereza y se cubrió los ojos con el brazo.

–Sabes la importancia de dormir y sobre todo tú que eres un maestro fuego...–comenzó un sermón que fue interrumpido al notar esos ojos dorados verla un poco irritado.

–Está bien–sonríe divertida–me detendré. ¿Qué hay en la agenda para hoy?

–Nada nuevo, lo habitual. Reunirse con quien toque hoy, luego verificar algunos documentos, más papeleo, gritarle a algunos funcionarios locales, reflexionar sobre ciertas propuestas y clasificarlas en "sirven" "no sirven" y por último desahogar toda mi frustración con un buen combate.

–Que rutinario y aburrido ¿no?–lo miró algo preocupada.

–Mi padre hacía ver que ser el Señor del Fuego era mucho más emocionante de lo que es.

–Si, bueno, su método de "señor del fuego emocionante" es la razón por la cual tienes tanto que hacer.–le recordó.

–A veces tan solo desearía olvidar mis responsabilidades–confesó–si quiera por unas horas. Toda esta presión me está agotando.

Era cierto, el gobierno de Ozai no trajo más que disturbio y desastre en el país. Y desde que Zuko fue coronado no ha descansado ni un día poniéndose al día con todo lo que está a su alcance para restablecer y equilibrar el bienestar de su gente, trabajando, día y noche, a veces sin dormir.

–No planeas beber otra vez ¿verdad?–lo miró con el ceño fruncido y algo molesta–como aquella vez...porque te juro qu–fue interrumpida una vez más.

–No–la calmó dándole una sonrisa leve–no creo volver a hacer esa tontería otra vez. Te lo prometí.

Él solo se había emborrachado 2 veces, la primera no tuvo relevancia porque era su primera vez bebiendo. Pero la segunda fue a causa de ella, de su muerte. La misma noche en que su espíritu acudiría a él por primera vez.

Flashback

Luego de haber arrojado el cuerpo, todos se habían despedido y cada cual se fue a su destino. Zuko llegó al palacio y fue directo a su habitación con una botella de whisky de fuego, tenía la intención de beber hasta desmayarse o morirse, cualquiera de las dos hubiera estado bien para él.

Se había sentado en el suelo con la espalda apoyada a la puerta del lugar, su botella se estaba vaciando y las ardientes lágrimas no paraban de bajar por sus mejillas. Tenía tanta ira que quemó algunos muebles, no se reconocía y tampoco le importaba en ese momento. Estaba destrozado, tan solo pensar que jamás volvería a ver su cara, escuchar su dulce voz, su risa, sus regaños o sin sentir la yema de sus dedos tocar delicadamente la parte herida de su cara. Nunca poder decirle lo mucho que ella significa para él. No soportaba esa herida, no soportaba toda esa idea. Ella lo era todo y ahora ya no estaba. Por primera vez sintió lo que realmente era sufrir, recordó cada mal momento qué pasó pero ninguno de esos momentos se compraba con la pérdida de la única persona que había estado ahí para él, de quien un día se vio sorprendido de sí mismo al darse cuenta de que se había enamorado.

–Ya es suficiente–murmuró–tú ganas.

En ese preciso momento apareció ella ante él, con las manos en las caderas y una mirada enojada.

 【 Ghostara 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora