Capítulo 37

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ANDREA.

Esto no puede estar pasando... Aiden es mi niñero, no podemos estar besándonos como si nada, además, él nunca se fijaría en una chica como yo, ni en mis mejores sueños.

Había estado con Abby. Esas expectativas eran imposibles de alcanzar para alguien como yo. Alta, atractiva, cariñosa y sexy... y yo era todo lo contrario.

Quizá que solo sea un maldito espejismo, solo un sueño con trazas de ser una pesadilla y que muy en mi interior esperaba que se hiciera realidad en algún instante.

Para comprobar mi teoría, decido pellizcarme en el brazo a lo que, como es de esperar, doy un pequeño respingo por el dolor.

Esto no es un sueño.

Diviso los ojos de Aiden puestos en mi y analizando lo que acababa de hacer con una mirada extrañada.

—¿Te pasa algo? ¿Estás bien?—pregunta aún sujetándome por la cintura con ambas manos.

—No, no me pasa... nada—contesto al segundo conteniendo la respiración debido a mis nervios.

Aiden esboza una pequeña sonrisa y se vuelve a acercar, a lo que yo le impido el acercamiento total colocando mis manos en su torso.

—No podemos...—quito sus manos de mi cintura y me bajo de la encimera de la cocina dispuesta a escapar.

—¿Qué? ¿Por qué?

—No podemos... Tú no me quieres, ni mucho menos estás enamorado de mí, seguro que solo quieres olvidar a Abby y solo se te ocurrió olvidarla conmigo—miro hacia otro lado evadiendo la mirada penetrante que me brindaba Aiden.

—¿Qué? ¡No! Yo ya he pasado página.

—Sí, ya, ¿sabes qué? No me lo trago—le miro de nuevo—Lo único que queréis los tíos es tener a chicas detrás de vosotros, y lo que hacéis es rompernos el corazón... eres igual que Chad.

—Yo no quiero romperte el corazón ni mucho menos. Y, ¿en serio me comparas con ese mierdas de Chad? ¡Él no sabe todo lo que vales, ni lo bonita e inteligente que eres, ni lo graciosa y divertida que llegas a ser cuando coges confianza con una persona! —comienza a decir mientras aparta uno de los mechones de pelo que se posaban sobre mi mejilla colocándolo tras mi oreja lenta y suavemente.

—¿Todo eso lo dices...en serio?

—¡Claro!—desliza sus manos hasta posarlas sobre mis hombros—eres una de las mejores personas que e conocido, amable, simpática, divertida, graciosa, a veces sarcástica, paciente, comprensiva, inteligente y sin duda, la más guapa de este mundo.

—¿Eso quiere decir qué...?—digo con un hilo de voz mientras mis mejillas se tornan a un color rojizo.

—No lo sé... quiero decir, me atraes mucho y la verdad es que aunque quiera, no puedo parar de pensar en ti ni por un segundo—responde sincerándose.

—A mi me pasa lo mismo...—confieso mirando hacia otro lado.

—¿Lo dices en serio?—pregunta él mirándome fijamente a los ojos.

—Si... pero peensé que todavía seguías enamorado de Abby, por eso no me atreví a decir nada.

Aiden me escucha atentamente cada una de las palabras que salen por mi boca con una mirada de ternura en los ojos.

—Pero, si te digo la verdad... pienso en ti desde el momento en el que llegaste a casa y mis padres te presentaron como mi nuevo niñero.

—Entonces creo que ya es oficial, ¿no?

MI NIÑERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora