(Liam)
Estaba en el coche de Jesús sin saber realmente a dónde iba, sólo me dejaba guiar por él. Mi teléfono no dejaba de sonar, era Louis supongo que preocupado porque aún no he llegado a casa, pero no puedo cogerle el teléfono porque no puedo decirle ni a dónde voy ni a por qué voy.
-Muy bien, hemos llegado - dijo Jesús aparacando en frente de un callejón.
-¿Aquí? -pregunté.
-Sí, no esperarias un local con un cártel luminoso que pusiera "El rincón de la droga" -me respondió Jesús irónico. No me gusta el sentido del humor de este muchacho. Salí del coche y seguí a Jesús por aquel callejón oscuro y rodeado de mendigos. -Hola -saludó animado al que parecía ser un amigo suyo.
-¿Quién es este? - preguntó el grandullón
-Este es Liam, un gran amigo mío - dijo colocando un brazo por encima de mis hombros.
-Sí... - dije haciendo que retirara su brazo de encima de mis hombros
-Le gustaron las pastillas esas que me recomendaste cuando lo de mi mujer - continuó Jesús - Veníamos a ve si tenías más.
-Pues la verdad es que ya no recubo esas pastillas, al parecer tenían una serie de efectos secundarios... -¿¡Efectos secundarios?! -El caso es que ya no las tengo.
-Vaya... - dijo Jesús.
-Pero esperad, tengo algo aún mejor que eso. -Metió la mano en el bosillo y de él sacó un pequeño paquete con unos polvos. -Esto es mucho mejor que esas pastillas. -Cogí la bolsa y la examiné.
-¿Pero esto qué es exactamente? - pregunté
-Bah. un poco de esto, un poco de lo otro, no lo entenderías. -me dijo el camello
-Creeme que sí lo entendería -le respondí.
-Está bien, si tan desconfiado, lo probaremos los dos, aquí, ahora. -me retó
-De acuerdo - acepté. Nos adentramos a un pequeño garage en el que al parecer tenían la "oficina central". Nos sentamos en unas mesas y otro chico nos puso los polvos delante de nosotros preparados para introducirlos en el cuerpo.
-Vamos - me dijo
-Tú primero -Él aceptó, se acercó y los introdujo en su cuerpo. Esperé a ver qué reacción tenía, no parecía haber nada extraño...
-Te toca, muchacho - Esta vez yo me acerqué a los polvos y los introduje en mí. Comencé a toser, era una sustancia demasiado fuerte para mí pero hacía que me sintiera bien. -¿Qué tal?
-Bien, bastante bien. Me llevaré un poco-
-No dudaba de que lo harías. -dijo el grandullón y mandó a alguien a que me diera una bolsa nueva. Se levantó, se acercó a mí y la puso en mi mano. - Espero que sepas mantener la boquita cerrada y no seas un chivato.
-Confía en mí - le dije, agarré la bolsa y salimos de allí.
Comenzamos a caminar hacia el callejón y mi cabeza empezó a darme vueltas, el suelo se movía y el callejón cada vez se alargaba más y más.
-Liam, ¿estás bien? - me preguntó Jesús al ver que tenía que agarrarme a la pared para no caerme.
-Sí... no, la verdad es que no me encuentro muy bien. -le confesé. La vista cada vez se me nublaba más, apoyé la espalda en la pared y me resbalé hasta el suelo, la oscuridad llenó mis ojos y no vi nada más.
(Louis)
Una, otra y otra llamada, hasta 10 llamadas he hecho a Liam pero no consigo que me responda, he llamado al aeropuerto para saber si es que su vuelo se había retrasado o algo pero me dijeron que aterrizó hace 2 horas. ¿Dónde estará Liam? Me tiene preocupado, sus padres me llamaron esta tarde, cuando Liam salió de Londres, para decirme que le tuviese vigilado. Saben que algo no va bien e incluso temen que vuelva a estar metido en temas de droga, y no son los únicos que lo temen. No me fio nada de esas pastillas que se toma Liam para dormir por las noches y me preocupa de que haya ido a por más... Ay, Jessica, qué falta haces aquí.
Me tumbé en el sofá a esperar a que Liam llegara, quería verle al llegar, pero el sueño me alcanzó y lo único que conseguí, fue quedarme dormido.
A LA MAÑANA SIGUIENTE
Abrí mis ojos, miré hacia todos lados asustado pero todo estaba igual que anoche.
-¿Liam? - pregunté a la nada y la nada no me contestó.
Me levanté del sofá y caminé por las habitaciones por si Liam estuviese dormido y no me escuchara. En ese momento, escucho el ruido de la puerta abrirse tras de mí.
(Liam) Unas horas antes
-Mmm - dije al recibir la luz de los rayos del sol en mi cara. Abrí los ojos y me encontré tumbado en un sofá de una casa que no conocía.
-Buenos días bello durmiente - me dijo Jesús. Me incoporé en el sofá y noté pinchazos en mi cabeza. Delante de mí, en la mesita de café, tenía una bandeja con dos tostadas, un vaso de zumo, un café y... dos pastillas. Lo primero que cogí fueron las pastillas y, junto con el zumo, me las tomé. -Liam, me parece muy bien que tomes ciertas... ayudas para superar el problema que estás viviendo, pero tampoco quiero que acabes peor de lo que estás, si esto es demasiado para ti es mejor que lo dejes.
-¿Demasiado? Ni que fueras mi madre...
-Quiero ayudarte, por eso no quiero que te pases y esto, en vez de una ayuda, sea algo perjudicial para ti.
-Pues eso, como mi madre. Mira Jesús -dije poniéndome en pie - sé perfectamente lo que hago y, como tú dices, esto solo es una ayuda, yo puedo solo con el problema y me da igual que tú no me quieras ayudar porque te da miedo. -Cogí una tostada - Buenos días y gracias por lo de anoche. -Tras decir esto, me acerqué a la puerta, la abrí y salí. - Pedí un taxi y le indiqué la dirección de mi casa, cuando llegué, me bajé y una figura femenina llamó mi atención. -¿Jade? ¿Qué haces aquí?
-¡Oh, Liam! Verás es que... me dejaste un poco preocupada cuando te vi en el hospital, tenías muy mala cara y como me dijiste lo de Jessica pues... bueno que he decidido venir a echarte una mano.
-Ah, pues gracias pero no lo... -no me dejó ni siquiera terminar la frase porque ¿me estaba besando?
(Jessica)
Otro día más para tachar en el calendario, en realidad ya he perdido la cuenta de los días que llevo aquí.
-Jessica, ven -dijo James entrando en mi habitación. ¿Ven? ¿No me agarra ni me insulta ni nada? O está enfermo o pasa algo, y espero que sea lo primero. -Siéntate aquí- Dijo indicándome el sofá, yo obedecí y me senté.
-Tengo una cosa que enseñarte -Me dijo ese señor al que conocía por padre. -Observa bien y date cuenta de lo que estás viendo, verás como tenía razón -dicho esto, me enseñó la pantalla del móvil y en ella pude ver a Liam besándose con...¿¡Jade?!
-No... no puede ser verdad... ¡esto no es cierto! -dije apartando la vista de la pantalla.
-¿Cuántas pruebas más necesitas para creerme? ¡Mira! -dijo agarrando mi cara obligándome a mirar la pantalla. Las lágrimas comenzaron a salir de mis mejillas y me abracé a mi barriga abultada. ¿Entonces es cierto? ¿Liam ya no me ama?
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No puedo perderte
Fiksi PenggemarLo contrario de sol, lluvia; lo contrario de frío, calor; lo contrario de bien, mal; lo contrario de juntos, separados. Cuando las cosas no podían ir mejor, vuelve el destino para poner otra prueba. Es hora de ganar la guerra de una vez por todas, j...