(Liam)
-Liam... Liam mi amor - dijo una dulce voz a mi lado. Mis ojos se abrieron lentamente y mi a mi madre.
-Mamá... -dije enderezándome en la incómoda silla de plástico.
Cuando la vista de mis ojos volvió a su normalidad, vi a todos los que habían llenado de repente la sala: Elenaor, Claire, Brian, Louis, mi madre y mi padre.
-¿Cómo estás? -me pregutó mi padre sentándose en la silla del otro lado.
-Bueno, no me puedo quejar. ¿Sabéis algo de Jessica? -dije cambiando la dirección de mi mirada para posarla en Louis
-No - me respondió - Pensé que tú sabrías algo
-Qué va, no me han dejado pasar y no sé cuánto tiempo llevo esperando aquí
-¿Cómo estaba cuando entró?.- Me pregutó Eleanor
-Pues no estaba muy bien, el médico de la ambulancia no me dio muchas esperanzas...
-Joder... -contestó ella
Vi que un médico se acercaba a nosotros y los ojos se me abrieron como platos.
-¿Familiares de Joe Fillow? -preguntó el médico y toda la ilusión se esfumó de mi interior como una nube de polvo
-Yo - dijo una mujer mayor levantándose de la silla de plástico y acompañando al doctor.
-Tranquilo hijo, pronto nos avisarán -dijo mi madre pasando su mano por mi espalda de forma tranquilizadora
Dos horas pasaron hasta que por fin, vi que un médico se acercaba a nosotros y esta vez tenía que ser por Jessica porque en la sala de espera solo estábamos nosotros
-¿Familiares de Jessica Payne? -preguntó el médico
-¡Yo! - grité efusivo-¿Cómo está? ¿Ya ha nacido mi hija?-Pregunté casi sin coger aire
-Emmm...¿me acompaña? -dijo el médico y yo asentí. -A ver, le explico, su mujer llegó al hospital con unas constantes vitales que dejaban mucho que desear y un estado físico que tampoco era muy bueno. Desconozco el por qué de estas carencias pero su mujer no ha seguido el embarazo como tendría que haberlo hecho.
-Lo sé, hemos tenido algunos problemas y se nos ha complicado un poco la situación. ¿Está consciente?
-Sí, hemos conseguido despertarla y sus constantes poco a poco vuelven a la normalidad, pero aún no ha dado a luz y... eso es lo que nos preocupa. Su corazón ahora mismo está muy frágil, ella misma está muy frágl... podría sufrir un paro cardíaco en cualquier momento del parto y...
-Lo sé, no hace falta que termine la frase- suspiré- ¿Puedo pasar a verla?
-Es mejor que permanezca fuera. Debemos dejarla descansar para que esté preparada para el parto.
-Está bien. -respondí y paramos frente a una de las habitaciones de cuidados intensivos.
-Si todo va bien, podrá entrar con ella en el parto -comentó a mi espalda y despareció
Me quedé embobado mirando por la ventana que daba al interior de la habitación de Jessica. Su cabeza miraba hacia el otro lado de la habitación con lo cual no podía verme, pero solo con saber que estaba conmigo me tranquilizaba. De pronto, su rostro giró hacia mí y, al verme, me dedicó una dulce sonrisa. Puse mi mano sobre el cristal y mis labios también dibujaron una sonrisa... cuánto echaba de menos esto.
Me senté en las incómodas sillas de plástico que recorrían todo el pasillo a través del cual se distribuían las habitaciones. Mi familia y amigos no tardaron en aparecer en el pasillo que, aparentemente, era para nosotros solos ya que no había más familiares esperando.
La espera es lo peor, la incertidumbre te mata por dentro y, sobre todo, cuando escuchas a tu mujer sufriendo al otro lado de la puerta y no puedes entrar para apoyarla y decirle que todo estará bien. Un pitido procedente de la habitación llamó nuestra atención. Me levanté de la silla enseguida y vi que Jessica estaba tocando un botón, botón que sirve para llamar a los médicos. Me preocupé tanto que no dudé en saltarme las normas y entrar en la habitación.
-Jessica, ¿qué te pasa? ¿Estás bien? -pregunté preocupado
-Ya viene -dijo incorporándose en la cama
-¿¡Ya?!
-Liam, no puedo más... -dijo llorando
-Tranquila, ya queda poco. Tú puedes con esto y mucho más.
-¿¡Qué ocurre?! -dijo un doctor entrando en la habitación
-YA VIENE EL BEBÉ -Grité entusiasmado, asustado y todo lo que se os ocurra.
El médico desapareció corriendo de la habitación y apareció a los pocos minutos con una camilla y dos médicos más tras de él. Ayudaron a Jessica a sentarse en la otra camilla y se la llevaron al quirófano. Una enfermera me dijo que si les quería acompañar y acepté sin dudar.
-Hijo, ¿qué pasa? -preguntó mi padre al ver que todos salíamos de la habitación corriendo
-¡YA VIENE EL BEBÉ! -Le respondí mientras me alejaba con la enfermera
Me dieron la ropa adecuada para entrar al quirófano y entré corriendo. Jessica estaba sudando, llorando y retorciéndose de dolor. En cuanto notó mi presencia a su lado tomó mi mano tan fuerte que pensé que me quedaría sin ella.
-Bien Jessica, el bebé ya está aquí. Solo tienes que apretar un poquito y lo sacaremos, ¿vale? -dijo la matrona que traería a mi niña al mundo. Jessica asintió y comenzó a empujar
-¡NO PUEDO! -dijo -¡NO TENGO FUERZAS! -lloró
-Claro que puedes mi amor, erer muy fuerte. Puedes hacerlo - Le dije
-No...n-no...pu-pue... - no terminó la frase cuando sus ojos se cerraron, el pitido de la máquina se hizo monótono y yo me temí lo peor.
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No puedo perderte
Hayran KurguLo contrario de sol, lluvia; lo contrario de frío, calor; lo contrario de bien, mal; lo contrario de juntos, separados. Cuando las cosas no podían ir mejor, vuelve el destino para poner otra prueba. Es hora de ganar la guerra de una vez por todas, j...