Capítulo 15

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AL DÍA SIGUIENTE...

(Liam)

Mi despertador comenzó a pitar anunciando la hora de levantarse. Perezosamente, levanté mi cuerpo de la cama y fui a la cocina a por algo de desayunar.

-Buenos dias... -dije entrando en la cocina olvidando que ahora, vivía solo en casa.

Preparé un simple café y me lo tomé, volví a la habitación para arreglarme para ir al trabajo y fui al coche. Al montarme, miré el móvil por si había algún mensaje de Louis ya que, desde que se fue anoche, no he vuelto a saber nada de él, ni dónde había pasado la noche, ni siquiera si seguía en España. Al ver que no tenía niguna notificación, arranqué el coche y fui a la oficina. Saludé al entrar y fui directamente a mi mesa a comenzar mi trabajo, pero no era capaz de centrarme en lo que tenía que hacer. Mi mente giraba alrededor de muchas cosas como que había engañado a Jessica, que había arruinado mi amistad con Louis porque jamas me perdonará lo que le hice a mi mujer, ni siquiera yo podré perdonármelo... si es que vuevlo a verla. Tampoco sé nada sobre el embarazo de Jessica, no sé si algún día veré la cara de mi hijo. Demasiadas cosas giraban en torno a mi cabeza, así que decidí ir al baño a despejarme y lavarme la cara un poco. 

Abrí el grifo y me eché agua en la cara, pero evidentemente, el agua no consiguió hacer nada. Decidí tomarme un poco de esos "polvos mágicos" que había guardado en mi bolsillo por si me hacía falta y que siempre, o casi siempre, conseguían subir mi ánimo y despejar mi cabeza, a veces incluso demasiado. Lo coloqué en el lavabo y comencé a introducirlo en mí rápidamente para que ninguno de mis compañeros pudiera verme, pero no me di cuenta de la cantidad que estaba introduciendo y puede que me pasara un poco. En ese momento, alguien entró en ese momento al baño.

-Hola - saludó simpático pero simple

-Hola - respondí de igual modo.

Salí de allí rezando porque no hubiese visto nada y volví a mi mesa de trabajo. Pasadas unas horas, comencé a sentir malestar, la cabeza me daba vueltas y tenía el estómago algo revuelto, pero tal y como estaba mi cuerpo en ese momento no le di mucha importancia. Finalmente llegó la hora de volver a casa, pensaba pasarme por la comisaría de policía para hablar con Paul pero cada vez me encontraba peor. El dolor de estómago había aumentado y la cabeza ya no solo daba vueltas, sino que también se me nublaba la vista. Saló de la oficina y llegué al coche, iba a abrir la puerta pero no pude ya que tuve que colocar mi mano rápidamente en mi estómago por el pinchazo que me acababa de dar. Estos dolores no eran normales, se parece a lo que me pasó la última vez que me...drogaba... ¿Me estaba pasando lo mismo? Cogí rápidamente el teléfono, no podía conducir en este estado y necesitaba a alguien que me llevase al hospital lo antes posible. Marcaba el número de Louis cuando noté otro pinchazo en mi estómago, me apoyé en el coche y comencé a resbalar hasta acabar sentado en el suelo. Terminé de marcar el número de Louis y luché contra mi propio cuerpo para mantenerme despierto hasta que pudiera decirle a Louis dónde estaba, es cierto que mi vida es una mierda, pero no puedo morir aún.

-¿Liam? -respondió Louis al otro lado de la línea.

-Louis... ne-necesito ayuda... - dije como pude.

-Te dije que no me pidieses ayuda, que no iba...

-¡Louis! ¡Escúchame! Esto no es coña... - le interrumpí - Estoy... estoy mal... necesito... necesito que vengas a por mí. Estoy en el aparcamiento de mi oficina... por favor, te necesito...

-¿Ya has vuelto a drogarte? ¡Joder Liam!

-Louis, no es momento de discutir...

-Ahora voy, aguanta -dijo colgando. Solté mi teléfono en el suelo y recosté la cabeza contra el coche, mis ojos se cerraban poco a poco pese a que sabía que no debía cerrarlos, debía mantenerme despierto, pero no podía... tenía mucho sueño.

(Louis)

Joder, ¿¡cuándo aprenderá Liam?! ¡Es peor que un crío! Dije que no le ayudaría pero, seamos sinceros, es mi mejor amigo, no le voy a dejar tirado nunca y menos cuando de verdad necesita mi ayuda. Cogí rápidamente las llaves de mi coche y salí de la habitación del hotel en la que había pasado la noche. Me monté en el coche y conduje rápido hacia donde me había dicho Liam que estaba. Llegué al aparcamiento pero había demasiados coches aparcados como para distinguir el de Liam, lo mejor sería buscarle a pie.

-¡Liam! -gritaba mientras corría entre las filas de coches. - ¡Liam! ¿¡Dónde estás?! -Pero no obtenía ninguna respuesta y eso me asustaba. Entre unos coches pude distinguir unos pies inmóviles, me acerqué deseando que esos pies perteneciesen a Liam y así fue. -¡Liam! -dije acercándome a él. Le agarré la cara y comencé a darle pequeños golpes en la cara para que abriera los ojos, pero no servía de nada. -¡Liam! ¡Despierta coño! -Pero nada. Cogí el teléfono y llamé a una ambulancia - ¿Oiga? ¡Necesito una ambulancia!

-Muy bien señor, dígame donde se encuentra.

-Estoy en el aparcamiento del edificio de las oficinas del gobierno.

-De acuerdo y ¿cuál es el problema?

-No estoy muy seguro pero creo que mi amigo se ha tomado una gran cantidad de droga. Está inconsciente y muy pálido.

-¿Tiene pulso? -Coloqué mis dedos en su cuello rezando porque encontrase el pulso y lo encontré, pero era muy lento.

-Sí, pero es muy lento.

-Está bien, ahora mismo va una ambulancia para allá, tardará unos 5 minutos. Usted intenté despertar a su amigo y si pierde el pulso, hágale un masaje cardíaco.

-De acuerdo, dense prisa por favor - dije asustado y colgó. -¡Liam! ¡Despierta joder! ¡Tienes que despertar! -le intenté despertar casi llorando, pero no conseguía nada. Le puse los dedos de nuevo en su cuello para saber si continuaba teniendo pulso pero, esta vez, no lo encontraba...

(Jessica)

-De acuerdo, dese prisa por favor - escuche decir a mi padre. James estaba sentado a mi lado de la cama tomándome la mano, las contracciones eran demasiado grandes para estar solo de dos meses. No empujaba, el bebé no podía salir aún pero estaba muy asustada porque no sabía cuánto más podría aguantar. -Viene un médico de camino. Aguanta un poco Jessica. - me dijo mi padre. Pasaron quizás unos 5 minutos en los que el dolor tan solo hacía aumentar, alguien llamó a la puerta y mi padre fue a abrir. -Está aquí -le indicó entrando en la habitación.

-Salid de la habitación, por favor - le dijo a James y a mi padre.

-Pero yo soy el padre - dijo James

-¡Y UNA MIERDA VAS A SER TÚ EL PADRE! - le grité desesperada.

-Por favor, salgan, la chica necesita relajación. -comentó el doctor.

-Él se queda, es el padre del bebé y está muy preocupado, ¿de acuerdo? -le dijo mi padre apuntándole con una pistola.

-S-sí... se puede quedar- tartamudeó el doctor y mi padre salió de la habitación. - Abre las piernas - me dijo. El doctor comenzó a examinarme - Aún no estás de parto. 

-No puedo estar de parto, solo estoy de dos meses. - le dije llorando.

-Tranquila, todo va a salir bien -me tranquilizó el doctor. James se limitaba a agarrarme la mano y acariciarme la frente, se le veía realmente preocupado...

Pasados unos minutos, todo acabó. No sentía nada de dolor y, afortunadamente, todo había salido bien. Mi salud no estaba al 100% y el bebé estaba algo resentido, le faltaban nutrientes y tuvo un pequeño problema que, gracias al cielo, quedó solucionado.

-¿Cómo está? - preguntó mi padre a James cuando salió.

-Regular, Jessica no está bien de salud y el bebé está teniendo problemas. Tenemos que llevarla a un hospital. - dijo James.

-Ni de coña, el médico este se quedará con nosotros por si Jessica vuelve a tener problemas, pero ella no sale de aquí, ¿entendido?

-Entendido... -asintió James. Parece que ahora seríamos dos rehenes....

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