Último primer día

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La vista era maravillosa. Una hilera de cerezos con sus flores rosadas y blancas jugando con el viento, le daban la bienvenida a su último año de preparatoria.

Las estudiantes eran parte de una gran manada uniformada de colores sobrios. Sonriendo, charlando o saludando, ellas iban en marcha hacia la escuela.

Yui esperaba bajo la sombra a un costado del camino, distraída viendo a las otras chicas, no notó cuando alguien se acercó por detrás.

—¡¿Lista para entrar?! —sintió unos brazos rodear su cintura y un peso caer sobre su hombro.

—¡Moa-chan! —reprochó al reconocer la voz de la persona que la abrazaba.

Su amiga sonrió presumiendo sus hoyuelos antes de cambiar de posición para mirarla de frente. Desde que eran niñas, los hoyuelos de Moa siempre le parecieron su característica física más adorable. De hecho, todo de ella era adorable.

El viento primaveral rozó las mejillas de Yui y recuerdos de un día como ese llegaron a su mente.

En su primera vez en el "Colegio Privado Sakura para Señoritas", los nervios la consumían. Caminó repitiendo sus pasos en un metro cuadrado de cemento, sus piernas temblaban y por quinta vez creyó estar mal del estómago.

Sus pensamientos habían estado rumiando la posibilidad de no acabar en la misma clase que Moa.

"No, imposible", pensó.

Su amiga la necesitaba, era su compañía más cercana y la única que podía entenderla, ¿cómo se las arreglaría Moa sin ella a su lado?

—¿Qué sucede? —fue sujetada para detener su andar antes que terminara abriendo un agujero en el piso.

—N-n-nada —soltó una risita nerviosa—. Enserio nada —repitió para convencerse, pero encontrarse con los ojos preocupados de su amiga le hizo ver la realidad ¿En verdad Moa la necesitaba? ¿O por el contrario, era ella quien necesitaba de la compañía de Moa?—. B-bueno, tal vez si hay algo... —desvío su mirada a las copas de los árboles. Su mano no dejó de pellizcar su brazo izquierdo— ¿T-te olvidarás de mí si haces nuevas amigas?

—¿Eso te preocupa? —su amiga esperó a que dijera algo y Yui se obligó a asentir de mala gana. Sonaría muy tonto si lo repetía, no tenía derecho a quejarse de que Moa viviera una vida alejada de ella—. No me olvidaría de ti ni aunque quisiera —aseguró la chica de los hoyuelos envolviendola en un abrazo—. Lo juro, lo juro, lo juro —la agitó como si de una muñeca se tratase.

N-no puedo creerte —no correspondió el abrazo, ni respondió en el mismo tono alegre de su amiga. Moa la miró desconcertada—. Estuviste hablando con esas niñas de allá y... —señaló a un grupo de tres estudiantes. Al darse cuenta lo mala amiga que estaba siendo, bajó la mirada apenada y apretó sus labios para mantenerse callada.

¿Te refieres a cuando me fui al baño? —Moa debilitó la fuerza con que mantenía el abrazo.

¿Cómo podía haber dicho algo así hace años?, ¿cómo podía haber sido tan egoísta en aquel entonces?, ¿cómo su amiga podría haber soportado tener a alguien como ella a su lado por tanto tiempo?

—¿Qué sucede? —preguntó Moa al ver que Yui tenía una mirada seria.

—¿Eh? —pestañeó repetidas veces para enfocarse en el presente. Su amiga la miraba con una mueca de confusión en el rostro—. S-solo pensaba en lo que podría esperarnos este año -mintió.

—Además de tener que estudiar como si no hubiera un mañana —Moa hizo un gesto dramático—. Cielos, espero que no suceda algo más —rió escondiéndose detrás de su mano.

Escucho hablar de nosotrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora