Un año más. Y ya iban tres. Aquí estoy, al sol de Valencia por una pegatina. Pero qué pegatina. Un impulso importantísimo para cualquier artista amateur, sin duda. Operación Triunfo. Qué bien suena.
Los nervios como siempre se palpan en el ambiente, yo soy la primera que no puedo parar quieta. Es la tercera vez que me pongo frente a Noemí Galera y no me acostumbro. Soy consciente de que es muy difícil conseguir la pegatina, y no me voy a venir abajo si no lo hago, pero he trabajado para perfeccionar mi técnica vocal y he visualizado, estoy segura de mí misma. ¿Que no me la ponen? Pues no pasa nada. Todo tiene remedio. Pero yo veo que es mía, tengo ese presentimiento. Ya le dije a mi padre que la clave es confiar en uno mismo y yo confío plenamente.
A medida que me voy acercando al lugar donde tenemos que ir quienes hemos conseguido el pase directo, voy siendo más consciente del gran nivel que hay este año y no lo voy a negar, tengo miedo. Es un miedo suave, porque sé que las cosas pueden ir mal, hay gente talentosísima y yo soy una más, pero depende de mí poder vivir de mi sueño, no necesito al programa. Aunque quiero entrar, claro.
Me gusta Lanzarote, siempre es verano y mi trabajo como animadora no me desagrada. Canto de vez en cuando incluso. También me gustar ser guía. Pero lo que más me gusta del mundo es subirme al escenario con mi grupo Cactus, pasármelo bomba y hacer el gamberro. La música es lo mío, lo sé desde pequeña, y voy a vivir de ello de una manera u otra.
Ya estoy esperando a mi turno y sigo ensimismada pensando el lado bueno de absolutamente todo. Oigo a gente y me gusta mucho, hay una chica a lo lejos con un vozarrón que no tiene pegatina y de verdad la merecía. En vez de asustarme, pienso que es una pequeña posibilidad más de obtenerla, que su plaza puede ir para mí, que voy a conseguirlo por fin. A la tercera va la vencida, ¿no?
Sigo acercándome al jurado y ni siquiera pienso en lo que me debería imponer alguien como Noemí Galera. Simplemente pienso en hacerlo bien y en conseguirlo.
Cuando me doy cuenta, soy la penúltima. El chico de delante mío, también sin haber hecho cola, se va cabizbajo: no le han cogido.
Me pasa el micro, doy los buenos días y me coloco en posición.
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Cornelia Street
FanfictionAño 2021. Samantha. Flavio. Una nueva ciudad, un nuevo país, un nuevo continente. Nueva York. Una oferta de trabajo, una oportunidad académica. El destino que lleva año separándoles sin que lo sepan, parece empeñado en juntar el camino de dos perfe...