Capitulo III

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Querido L:

Gracias por la información de la casa embrujada, tiene muchos especímenes interesantes que con gusto agregare a mi coleccion.

Como has estado? Escuche que estuviste algo ocupado con cierto reino, las noticias vuelan muchacho.

Yo eh estado bien. Boo ya no me da más problemas y me deja en paz, aunque intento enviarme a un hotel embrujado con la ayuda de una tal Ceres Panteau, la invitación fue convincente pero no me deje engañar.

Espero que te encuentres bien en donde quiera que estés, y si te encuentras por la zona no dudes en visitarme. Tengo un nuevo invento que se que te gustara, además no me vendría mal algo de ayuda para capturar fantasmas, la edad no perdona.

Un saludo querido amigo.

Profesor D. Sastre.

L sonrio al aparato en su mano.

Después de lo que parecieron horas, finalmente pudo retirarse a sus habitaciones y descansar bien, Junior tenia más energía que los rayos.

Rápidamente escribió una respuesta a su amigo, asegurándole de que visitarían personalmente a esta Ceres Panteau, y que cuando encontraran el tiempo pasarían con gusto a verlo y ayudarlo con su trabajo.

-Que dices muchacho?- pregunto al otro ocupante de la habitación -te gustaría visitar al profesor?-

-arf arf!-

Un perro fantasma blanco respondió desde su lugar en su cama, masticando un hueso dorado con placer.

El profesor, además de ser un muy buen amigo y un genio, había sido como una especie de mentor para el, descubriendo amigos y enemigos en el camino.

Pero lo que sin dudas fue lo más importante fue su espectoguag, que había descubierto mientras exploraba una mansión buscando una llave.

Era enérgico, rápido y estaba solo. Lo que le agrado al instante.

Al volver, lo llevo consigo y lo entreno. Al principio era muy feliz e inofensivo, pero con un poco de entrenamiento y mucho esfuerzo, ese pequeño ser adorable es capaz de destruir un reino entero si lo quisiera, además de que solo el posee su lealtad.

-iras a ver a ese viejo chiflado?-

La voz en la puerta lo tomo por sorpresa, pero se recompuso casi deinmediato y se paro obedientemente frente a la figura.

-solo con su permiso señor-

Bowser lo miro divertido.

-sabes que no tienes que hacer eso cuando estamos solos L- respondió entrando en la habitación -podre ser un rey y tu un soldado, pero seguimos siendo amigos-

L se relajo, pero solo un poco.

-un soldado siempre es un soldado Bowser-  su tono cambio de frío a cansado -que te trae por aquí?-

-ademas de el echo de que no pude hablarte desde que volviste?- respondio con una ceja levantada -Junior quiere que nos acompañes al reino champiñon, dice que será más 'divertido'-

L miro esperanzado.

-y que dijiste?-

-No-

Y la esperanza murió.

-por supuesto...-

-que fue eso?-

L miro ligeramente a la derecha, centrando su atención en el solitario objeto sobre la mesa.

Una gorra verde, la letra L grabada en el frente descansaba inocentemente.

Fue como obtuvo su nombre en realidad (si solo la letra 'L' se puede considerar un nombre) ya que de pequeño no iba a ningún lugar sin ella. Hoy en día prácticamente nunca la uso, pero los recuerdos y aventuras con ella le hacían sonreír debes en cuando.

-eh sido entrenado prácticamente desde que naci, eh vencido a todos y cada uno de los otros soldados que conforman tu ejército, eh sido leal hasta el final y eh conquistado practicamente todos los reinos al sur de esta tierra- su voz era cautelosa al igual que sus movimientos - y yo aun me pregunto porque no me enfrente a tu mayor enemigo-

No de lo preguntaba, sabia exactamente porque.

-Sabes que por mi, ya habrias peleado con el desde nuestro primer encuentro- dijo acercándose -pero sabes que kamek insiste, y sinceramente no se porque-

-supongo que otro día será...- si fuera por el, ya habría tenido una muy larga... conversación con ese maldito saltarin rojo que no paraba de interrumpir sus planes, pero la paciencia es una virtud.

-prometo tratar de convencer a Kamek- dijo levantando una mano -pero sabes lo difícil que se puede volver ese viejo murciélago-

L rio. De niños, el y Bowser habían echo la vida imposible al viejo magikoopa, pero ahora estaba agradecido con el por cuidar tanto de ambos.

-de lo que quería hablarte...- Bowser comenzó -vamos a invadir el reino champiñon en una semana, pero escuchamos algo interesante de un medio externo-

Eso capto la atención de L.

-en el reino de sarasaland, existe una leyenda de un supuesto collar mágico que, al usarlo, se le otorgan al poseedor increíbles poderes, cuales exactamente no sabemos, pero tan solo la promesa de poder es tentadora- sus ojos rojos brillaron -crees que podrás recuperarlo?-

L pensó por unos momentos, analizando los datos dados, para después quitarse sus gafas, su capucha y su cubrebocas (que aun tenia pirque no había podido descambiarse) y miro directamente con sus ojos azules a su rey, su cabello despeinado al igual que su bigote.

-cuando eh fallado?-

Mientras tanto en otro lugar...

-estas segura Daisy?- pregunto con ojos temerosos la princesa rosa.

-110% segura!- dijo con un poco demasiado entusiasmo -escucha Peach, este collar es la solución a todos tus problemas! Se que aun no averiguamos que hace, pero sea lo que sea podrá ayudarte a pelear contra esos molestos koopa-

La rubia dudo.

-no lo se... el festival de la flor amatista es en una semana... estoy muy ocupada planeando y...-

-pues envía a Mario!- respondio la castaña como si fuera lo más normal del mundo -seguro que el lo encuentra en menos de lo que traga un yoshi-

-es más fácil decirlo que hacerlo sabes?- respondio algo molesta -ya molesto a Mario lo suficiente como para mandarlo a quien sabe donde a buscar algo que aun no sabemos si existe! Y si es una trampa?-

-y que sugieres entonces?- pregunto exasperada -el festival es el momento perfecto para que ya sabes quien te haga una visita! Te ofrezco una solución!-

-yo.. bueno...- Peach tenia que admitir que sonaba bien, muy bien. Poder deshacerse de Bowser de una vez por todas es muy tentador -hablare con Mario, pero no ira solo. Enviare a una tropa junto con el, si alguien sale herido y no lo encontraron volverán inmediatamente-

-me parece justo- respondio Daisy -creeme Peach, no te arrepentiras-

Tras decir eso, Daisy corrio a su habitación para buscar el mapa que sus súbditos proporcionaron.

Peach, que permaneció sola en la sala del trono, no pudo evitar un suspiro.

-tengo un mal presentimiento...-

La fuerza del verdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora