Capitulo IX

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L camino a la sala del trono con pasos vacilantes.

Habían vuelto hace más o menos media hora. El y Roy llevaron a morton a urgencias y habian estado esperando por noticias, cuando L fue convocado a la sala del trono sin noticias aún del Koopa herido. Ordeno a uno de los doctores que atendieran a Roy (a pesar de sus protestas) y que le informaran de cualquier cambio.

Su corazon ahora estaba normal, pero su mente seguía tan nublada como antes. Quien demonios había sido aquel hombre? El enemigo más grande del reino koopa, el invencible y el heroe para muchos ¿que le habia echo esta persona?

Un nudo en la garganta se le hizo cada vez más grande, sabia que Bowser no lo culparía de esto, ni mucho menos lo castigaría, pero para L, esto fue una muy humillante derrota.

Se paro frente a las puertas de la sala del trono como la última vez que estuvo allí, ahora custodiada por dos koopas, que ni siquiera dudaron en abrirla para el.

Bowser lo habia estado esperando como habia anticipado, junto con kamek que sin dudas le había contado lo que encontró cuando los salvo a los tres. Junior también estaba alli, sentado en las piernas de su padre  mirando a la puerta con una expresión preocupada.

-Buenas tardes maestro L- dijo Kamek, el primero que lo noto, llamando la atención de los dos koopas reales.

-Tío L!-Grito junior como la última vez. L sintio estar en una especie de deja vu antes de que, en lugar de saltar a sus brazos, el joven principe se aferro a sus piernas temblando levemente.

-Junior? ¿Junior, que pasa?- L se arrodilló frente al niño, quien no dudo de aferrarse a su pecho casi sollozando.

-K-kamek dijo que.... d-dijo que te habías lastimado- logro decir en voz baja el niño.

-Oh junior- el encapuchado envolvió con cuidado sus brazos alrededor del pequeño y se puso de pie, frotando suavemente la parte posterior de su cabeza para calmarlo.

Bowser le hizo señas y L obedientemente se acerco al trono del rey, no sorprendiendose mucho cuando una mano gigante lo tomó y lo coloco en el reposabrazos (que era lo suficientemente grande como para que se sentará comodamente) y comenzó comenzó revisarlo en busca de heridas.

-Bow- una mirada de este lo hiso callar.

-Donde te lastimaste?- pregunto con una voz profunda, una voz que prometía peligro.

-Bowser- intentó de nuevo -No te preocupes por mi, estoy bien-

Ambos, padre e hijo, miraron con ojos enfadados al magikoopa que observaba la ecena con ligera diversión.

-Dije que alguien se había lastimado, pero no dije quien- dijo algo nervioso, pero L no perdió el cariño en sus ojos detrás de sus gafas.

Bowser gruño, seguía enojado pero más tranquilo.

-Que paso?- pregunto con voz pesada, sin bajarlo aún.

L miro al suelo y apretó a Junior, busco las mejores palabras para comenzar.

-Lo encontramos- primero lo primero, una noticia buena antes del huracán que se avecinaba -pudimos traerlo de regreso aquí, pero...-

-...pero?-

L miro a los ojos rojo detrás de sus gafas, listo para cualquier reprimenda.

-Tu amiguito de rojo apareció antes de que lo hiciéramos- dijo con voz profunda y enfadada -Yo estoy bien, Roy también, pero Morton...-

Junior saco la cabeza de su pecho y miro a la cara de L, casi como si esperase de que dijera que era una broma.

Bowser cerró los ojos y mostró los colmillos, apretó los puños tan fuerte que L temió de que sus garras infligieran algún daño en su mano.

Y de repente, su puño golpeó el reposabrazos tan fuerte que L tuvo que maniobrarse a si mismo para que ni Junior ni el cayeran, aunque Bowser no lo noto.

-Ese maldito deberá responder por esto!!!- grito un poco muy fuerte, su ira creciendo cada vez más -Jamas te habría enviado si sabía que mario estaría allí! ¡Cuando ponga mis garras en ese tipo, te juro que si no me da explicaciones de esto deseara no habré nacido!-

Bowser siguió gritando, Junior siguió apretado en su pecho y kamek siguió callado, pero L no le prestaba atención a ninguno, seguía con su mente en aquel hombre de rojo.

¿Quien era? ¿Porque se sentía así? ¿Como-?

-Maestro L, unas palabras por favor-

El consejero del rey ahora estaba de pie frente al soldado, su cara seria y su postura tensa, parecia... enfadado.

L asintio y se bajo de un salto al suelo,  miro a Junior quien no parecía dispuesto a dejarlo ir, pero aun asi se las arreglo para dejarlo nuevamente en las piernas de su padre, quien seguía gritando.

Kamek y L caminaron a una habitación vacía junto a la sala del trono, generalmente usada para reuniones, pero no obstante vacia.

-Eh de reconocer L, que te he estado ocultando cosas- dijo su viejo cuidador cuando cerró la puerta detrás de él. L abrió los ojos y se volteo para ver al magikoopa, pero estaba de espaldas a el -Pero ahora, ya no puedo ignorar más el tema-

-...que?- a L le costó todo de sí para no tartamudear, sus ojos detrás de sus gafas mostraban un sentimiento que nunca había pasado por el, desconcierto.

-Es hora de que lo sepas- dijo calmado el brujo.

-Saber que?- L, por primera vez, temió a la respuesta que vendría.

Kamek, muy lentamente, se volteo para mirarlo, sus razgos duros y su postura decidida.

-La verdad-

Mientras tanto, en otro lado...

-Bowser ¡BOWSER! ¡Por supuesto que sería Bowser! ¡Su fea cara de reptil siempre tiene que aparecer donde no lo buscan! ¡Te juro, cuando lo vea...-

Peach hiso una mueca mientras los gritos de Daisy se hacían cada vez más fuertes. Hace unos veinte minutos, Mario y el capitan habían salido de la cueva muy heridos y sucios. Estaban siendo atendidos por los médicos y pronto llegarían, pero los mensajes de Mario habían llegado ya a sus oídos y no le gustaban para nada.

Bowser estaba y había conseguido el collar.

-y luego lo revivire y lo volveré a destruir!-

Peach volvió a la realidad. A cinco días del festival de la flor amatista y con la nueva amenaza de Bowser, casi ya no habia esperanza.

-Por mucho que me gustaría verte hacer eso, me temo que hay cosas más importantes de las que preocuparnos- su voz aguda y alegre sonaba muy lúgubre, casi como si estubiera de luto -Alguna pista de lo que hace el collar?-

-Nada- dijo la princesa de vestido naranja, sentandose por fin junto a su amiga -pero haga lo que haga, no será bueno-

-Alguna sugerencia de que hacer?- pregunto nuevamente la princesa de los hongos.

-Creo que puedo ayudarla con eso, su majestad-

Tanto peach como Daisy miraron a la figura en las grandes puertas de entrada, los guardias se animaron de repente, pero su princesa los detuvo con un gesto de su mano.

-Quien eres y como entraste aquí?- pregunto cautelosa.

-Yo? Soy un amigo y, actualmente, su mejor opcion- dijo con voz calmada y casi divertida -Le sugiero encarecidamente de que escuche lo que tengo que decir, si confía en mí o no lo dejaré a su criterio-

Peach lo miro con ojos entrecortado y sospechosos, pero asintio suabemente.

-Le escucho-

La fuerza del verdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora