Capitulo II

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-Por favor...-

Todos observaron a lo que alguna vez fue un rey orgulloso e imponente. Su cabeza caída al igual que su corona, su cabello despeinado y su ropa rasgada. Temblaba como una hoja en otoño y las lágrimas escapaban de sus ojos.

El hombre frente a el solo lo miro divertido.

-Clemencia?- pregunto intentando no reírse -aquel que me insultó y resistió, aquel que juró nunca rendirse me pide clemencia?-

Sus soldados se rieron por lo patético de este rey, como había parloteando durante lo que parecieron horas antes de echar su reino a los leones y rogar a sus enemigos.

-Por favor- repitio el hombre mayor a la figura delante de el -matame si quieres, pero deja a mi familia fuera de esto, te lo suplico-

-Que hacemos con el señor?- pregunto uno de los koopas que sostenía al regente caído en el suelo.

El hombre río.

Esta persona llevaba un traje de batalla reforzado con millones de compartimientos secretos para guardar sus armas. Este era completamente negro con algunos detalles en plateado, incluyendo un broche plateado con el emblema de el reino koopa muy visible sobre su corazón, con una capucha también negra que ocultaba su cabello, con un cubre bocas negro que le tapaba la parte inferior de la cara y, para finalizar, unas gafas con vidrios rojos (los cuales se realizaron con tecnología de punta) que ocultaban sus ojos de el mundo.

-aww, que tierno- dijo mientras dirija una mirada fugaz a la reina y la princesa de el reino, las cuales estaban encadenadas a un costado de el rey, mirando con miedo -un padre y esposo preocupado por el bienestar de su familia-

El mayor lo miro y se dignó a sonreír.

-Tu no lo harías?-

Esto sorprendió a el encapuchado, antes de que un enfado lo invadiera y golpeara al rey.

-Mi familia nunca sería tan patética como para enfrentarse a mi sin ninguna experiencia real- su voz fría retumbó en el salón -lleven a estos cobardes a la nave, que estén en jaulas separadas-

Sus hombres arrastraron a la ex familia real a su calabozo personal, su destino ahora a manos de el rey koopa.

El capitán camino fuera de el palacio (no sin antes tomar la corona del rey), donde su tropa estaba encadenando y enumerando a los prisioneros de el reino caído, también encadenados.

-Quiero un reporte de el progreso-dijo a uno de los muchos soldados a su alrededor.

-Señor si señor- respondió obedientemente -el recuento de prisioneros está acabando señor, hemos tenido nueve intentos de escape fallidos y catorce heridos, no hubo bajas por nuestra parte ni por la suya, los soldados están siendo vigilados por los nuestros señor. Los tesoros has sido recolectados-

-Bien- dijo mientras asentía -volvere al reino e informare a su majestad, obedezcan a el sargento y esperen instrucciones, este reino ya es nuestro-

-Señor si señor- respondió el soldado antes de salir corriendo para reunirse con sus camaradas.

El encapuchado camino a el barco más grande y ostentoso de todos, subiéndose de un salto a la cubierta y mirando a el horizonte.

-Fija el rumbo a las tierras oscuras, deberíamos llegar en tres horas-

-Como ordené jefe- dijo un soldado koopa, el cual giró el timón con fuerza, iniciando su viaje de nuevo a casa.

-Estare en el estudio- dijo mientras se daba vuelta y caminaba al interior de la nave, los soldados se apartaban de su camino con miedo y respeto.

La fuerza del verdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora