capítulo 22

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Me di la vuelta y miré a mi alrededor, no lograba ver nada porque estaba oscuro pero si percibía la olor a quemado, esa casa se había mantenido cerrada desde hace años, nadie se tomó el esfuerzo de venir a limpiarla o arreglara sólo por miedo.

Rebusqué en el bolsillo de mi pantalón y saqué mi teléfono, empecé a caminar iluminando cada lugar por el que pasaba, necesitaba encontrar el interruptor de la luz si es que seguía funcionando claro está. Caminaba despacio, con el miedo de pisar algún agujero y caer, para ser la casa de mi mejor amigo, muy pocas veces la había pisado.

Seguí caminando un poco más adelante, pero de repente algo crujió debajo de mis pies y provocó que saltara pegando un pequeño grito y que el teléfono se me cayera al suelo. Me agaché y me coloqué de rodillas en el suelo, movía mis manos de un lado a otro con tal de encontrarlo, pero entonces toqué algo, algo que parecía una mano. Salté hacia atrás asustada y me llevé las manos a la boca para no gritar. Me arrastré hacia atrás todavía en el suelo, y no sé qué pasó que de un momento a otro todo a mi alrededor se iluminó.

Observé cada fracción del lugar muy detenidamente, estaba todo completamente quemado, no quedaba esquina de la casa que no estuviera teñida del negro que dejaba el fuego al quemar algo. Volví mis ojos al frente y suspiré aliviada al darme cuenta de que aquella mano que había tocado era sólo de un maniquí que a saber cuántos años llevaba ahí. Me levanté del suelo, agarré mi teléfono que se encontraba a su lado y me dirigí a la puerta de salida, giré el pomo para abrirla pero no podía, estaba cerrada, hiciera lo que hiciera no lograría abrirla.


¿Qué hacía ahora? Podría llamar a mi madre, pero me mataría. Las ventanas, podría escaparme por ellas, pero el problema es que estaban tapadas con trozos de madera enormes. Se me ocurrió ir a la cocina por si tenía puerta trasera, pero me di cuenta de que todas las vías de salida estaban tapadas de la misma forma, resumiendo, que no podía salir de aquí ni en sueños.

Agotada ya, caí de rodillas rendida al suelo, crucé mis piernas y apoyé mi espalda a la pared. Estuve así por varios minutos, mientras miraba el techo y recordaba todo lo vivido aquí, cuando salía feliz del colegio sólo porque por la tarde lo iba a volver a ver o cuando correteábamos como locos por las calles gritando y jugando, aquellos tiempos en los que éramos nosotros y ahora no somos nada...

''¿Quién hay ahí?'' Me levanté rápidamente del suelo al oír ruidos provenir de arriba, limpié las lágrimas que caían por mis mejillas y agarré un trozo de madera que había en el suelo.

Subí las escaleras con cuidado ya que no resistirían mucho al estar quemadas, hasta llegar a la planta de arriba. Todo estaba igual de quemado o se podría decir que peor, ¿todo? Me dirigí hacia donde provenían esos ruidos, la habitación de Colton, entré con cuidado y sujetando la madera muy fuerte entre mis manos, estaba intacta, ¿cómo podía ser eso? Su habitación seguía justamente igual que hace años, con cada uno de sus objetos en su lugar, pero...no lograba entender nada.


Me acerqué a su pequeño escritorio y pude ver como encima había una foto de ambos cuando éramos pequeños, tiré la madera en el suelo y agarré la foto con mis manos y la miré detenidamente. De repente un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, me giré y pude ver como una sombra desaparecía por las escaleras, asustada dejé la foto en su lugar y volví a coger la madera, caminé despacio en dirección a las escaleras para ver que era aquello y justo cuando iba a pisar un de los escalones las escaleras se fueron rompiendo una a una hasta dejar un enorme vacío frente a mí. Me sujeté bien a la barandilla que había a mi lado y me eché hacia atrás entonces pude divisar por el rabillo del ojo como pasaba otra vez la sombra, pero ahora se adentraba en una habitación, segundos después pude escuchar como todo se caía a pedazos, corrí a esconderme a la habitación de Colton. Esperé durante un largo rato hasta que todo se calmara, cuando lo hizo me dispuse a salir de la habitación, pero todo comenzó a temblar y empezaron a caer trozos de techo, cosa que impidió que pudiera salir.

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