capítulo 6

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''Tss'' Ignoré ese sonido. ''¡Aya!'' Gritó alguien en silencio mi nombre y me giré.

''¿Qué quieres pesado?'' Me encuentro con los ojos de Dan mirándome con diversión.

''Éste sábado hay una fiesta por la noche, y tengo invitaciones, así qu...''

''Ni lo pienses, conmigo no cuentes.'' Lo interrumpí.

''Venga Aya, no seas aguafiestas joder. Diviértete un poco tía.''

''Que he dicho que no.'' Bufé molesta.

''Va a ir todo el instituto, incluso Jones...'' éste me estaba provocando.

''¿Y a mí qué?'' Volvía girarme molesta y alcé un poco la voz.

''¡Señorita Morrison fuera de clase!'' Gritó el maestro de historia.

''Pero ¿por qu..''

''¡Fuera!'' Levantándome de mi asiento, salí de la clase dando un portazo.

Saliendo al pasillo, me senté en el suelo. Miré mi reloj y todavía faltaba media hora para que se terminara la clase y además me estaba meando. Aproveché que estaba fuera de clase y tenía la oportunidad de ir, pero ¿y si sale a buscarme el maestro? Bah, me da igual, no creo que le guste que le deje un charquito aquí y al salir de clase se resbale con el y se rompa la cabeza, aunque no estaría mal pensándolo así.

Caminé sigilosamente por el pasillo vacío evitando que cualquier maestro me llamara la atención.

Los aseos estaban unos metros más adelante, casi cerca de la cafetería.

Cada vez que me acercaba más podía oír ¿gemidos? Debía de estar alucinando, creo que debería de dejar de leer libros eróticos, no es que los lea, bueno sí, pero es que es la única forma que tengo de saber más sobre ello. En fin, que eso no es lo importante ahora, lo que llama más mi curiosidad son los ruidos que vienen de los aseos. Acerco mi oreja a la puerta, y si, había acertado, eran gemidos.

No sé ni cómo ni por qué lo hice, pero agarré el pomo de la puerta y la abrí. Mis ojos por poco se salieron se sus orbitas al ver lo que había frente a mí. Había dos individuos practicando ¿sexo? Encima del lavabo. Qué asco por dios, jamás volveré a limpiarme las manos ahí.

Percatándose de mi presencia , se separaron y pude ver a la misma rubia con la voz chillona del otro día con la falda de animadora ahora por los pechos, giré mi cara un momento para observar al otro individuo, pero la aparté rápidamente, ese chico otra vez, pero había algo que me llamaba más la atención, eran las marcas rojas de dedos que tenía la rubia en sus piernas ¿cómo? Sin darle más rodeos, salí de ahí de vuelta a mi clase y me encontré con el maestro mirándome con furia en la puerta.

''¿Usted no entiende lo que es estar quieta?'' Me pregunta mirándome por encima de sus gafas.

''Tenía que ir al baño maestro, lo siento...'' Fingí una cara triste.

''Que sea la última vez señorita, o tendré que llamar a casa.''

''¿Qué? No, no, por favor.'' Supliqué.

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