|Capítulo 1O|

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|Jimin|

Estuve manejando cerca de dos horas ya habíamos salido de la ciudad, al parecer el cultivo estaba muy retirado de la ciudad. Nos detuvimos en una gasera. Iba a comprar aperitivos y a llenar el tanque del auto. El auto era uno de los muchos que tenía la familia Jeon.

Miré desde el auto a mi novio que se había bajado a comprar algo para comer. Jungkook era un chico bastante introvertido con la sociedad, pero conmigo podía ser incluso extrovertido.

—¿Tú y Jeon piensan estar juntos siempre? —me preguntó mi hermano, a lo que yo asentí. Si había algo que quería que él viera, era lo mucho que se puede amar a una persona como para dejarlo todo. Quizás mi hermano nunca encuentre a alguien, pero no quiero que muera pensando en que el amor no existía—. ¿Eso significa que yo estaré con ustedes?

—Si quieres irte puedes hacerlo. No quiero tenerte atado a mí siempre, es tu vida y debes decidir por ella. Pero si te quedas, eres bienvenido a nuestras vidas.

—No creo que pueda ir a ningún lado —sonrió acariciando sus muslos.

Sonreí para darle ánimos, no podía decirle algo para consolarlo, no creo que haya alguien que quiera estar en su posición. Prácticamente nunca pudo sentir lo que es caminar y él mismo se torturaba viendo coreografías de ballet en la televisión.

|Jungkook|

Después de dos horas de viaje, al fin paramos en una estación. Jimin insistía que hiciera mis necesidades en la carretera, pero no quería porque Taehyung me iba a ver.

Llevar a Taehyung era una mala idea, pero Jimin era mi novio y debo hacerle caso, después de todo él accedió a irse conmigo.

Terminé de orinar y fui directo a lavarme las manos. Sentí algo húmedo en mi espalda baja. Toqué y sí había algo. Miré mis dedos, la consistencia era viscosa.

Me dio tanto asco, no me había percatado de que el hombre que seguía "orinando" se había masturbado detrás de mí. Y sí, lo hizo con la intención de mancharme.

Quise llorar del enojo, pero me armé de valor para no hacerlo y me quedé en el lavabo a esperar que ese cerdo dejara el urinal. Estoy seguro que no era el primero al que se lo había hecho.

El hombre se había dado cuenta que lo estaba esperando, supongo que le divirtió verme recargado en el lavabo con brazos cruzados y expresión seria, porque el hombre dibujó una sonrisa en su rostro.

—¿Te quedaste por más? —me preguntó con una cínica sonrisa, mientras se acercaba al lavabo, no contesté, pero sí me había quedado por "más".

El hombre sólo se rio, mientras se lavaba sus sucias manos. Sabía que debía irme y dejarlo así. Ya había tardado mucho y preocuparía a mi novio, pero no puedo dejarlo así. El hombre quiso tocarme y yo tomé jabón (era jabón en polvo dentro de una botella cortada) y se lo lancé a los ojos.

—¡Hijo de...! —no lo dejé terminar porque le metí un puño de jabón a la boca, el hombre quiso retroceder, gracias a su poca capacidad de visión cayó sentado. Lo arrastré con dificultad, debido a su peso y a su resistencia de ello, a un cubículo y con una de las tapas de cerámica del retrete lo golpeé en la cabeza hasta romper la tapa al igual que su cabeza. El hombre seguía conciente, pero lloraba por el dolor y por la sangre que brotaba de su cráneo.

Tomé un pedazo de cerámica y lo apuñalé. Solté una enorme carcajada al ver su cuerpo querer resistirse y con miedo, miedo a la muerte. No deberíamos temerle, es algo muy natural, sólo que a algunos se les adelanta la hora. Así como a este hijo de perra.

La puerta de los baños se abrió, me detuve a ver al que se le haya ocurrido entrar en mi pleno asesinato. Mi novio me miró molesto.

—¿Por qué hiciste esto? —me preguntó pacientemente.

—Se masturbó en mi espalda, pervertido, hijo de perra. Quiso tocarme también —dije con odio, mirando al cuerpo que estaba debajo de mí.

Mi novio tragó saliva y me ayudó a limpiarme. Me quitó la camisa y mis pantalones, me dio su sudadera, a él le quedaba grande y a mí me quedaba enorme.

Me llevó cargando como una princesa hasta el auto y me subió rápidamente al auto.

—Te amo mucho —le dije, él se abrochó el cinturón. Respiró profundo, estaba asustado. Lo tomé del brazo, acariciándolo para que no se preocupara por ello—. ¿Amor? Vámonos de aquí.

—¿Ocurrió algo? —preguntó el inválido.

—No, cariño —respondió mi novio—. Sólo estaba recordando el camino.

Jimin dejó de pensar en ello, suspiró y me besó en los labios.

—Lo siento —dije entre el beso.

—Está bien —me dijo frotando su nariz con la mía.

—¿Podemos irnos? —preguntó nuestro hermano incapacitado. Lo miré desde el retrovisor y miré que miraba con ceño a Jimin, ¿qué estaba pasando? Jimin era el mejor hermano que cualquiera pudiera tener.

En definitiva, Taehyung tendría muchos problemas conmigo. Si de por sí, ya es una carga traerlo con nosotros.

Red (Jikook)[Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora