Capítulo 37

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La lentitud con que transcurrían los días me permitía creer que el tiempo finalmente jugaba a mi favor, el cansancio y el estrés que constantemente atacaba sin piedad pronto se reflejó en mi cuerpo, perdiendo un par de libras. Las obligaciones académicas consumiendo de manera casi tortuosa mi estado mental. A todo aquél tormento que parecía una marea rompiendo a las rocas, febril, sin control, debía sumarle las visitas furtivas que mantenía en compañía del pequeño de ojos azules.

En las noticias, aún permanecía el revuelo de la especulación sobre mi relación existente con Camila, aquello mantenía los nervios crispados a todos. William, en más de una ocasión prohibió estrictamente a la morena relacionarse conmigo, sin embargo, jamás se inmutó de sus palabras, y el apoyo incondicional que le brindaban sus padres en compañía de sus amistades le traía una perfecta sensación de alivio a nuestras vidas. En su desesperación, el mánager dejó la senda de sus amenazantes intenciones en mi contra al descubierto, Alejandro y Sinuhé Cabello interviniendo inmediatamente ante aquél hombre que parecía perder un poco más los estribos.

La estrecha agenda que me impuse apenas me permitió compartir momentos gratos en compañía de mis amistades antes de que estos partieran de vuelta a nuestro país natal hacía un mes. Camila me sorprendió días atrás con una hermosa cena, el acontecimiento dándose a lugar con un único fin: presentarme ante su familia. La idea de asistir a aquél evento en compañía de Elizabeth y Chloe le brindó una considerable dosis de alivio a mis nervios, Camila compartiendo miradas enternecidas junto a mí ante el vínculo de fraternización que se desarrolló con prontitud entre la menor de los Cabello y la menor de los D' Amico.

En éste preciso instante, caminando de un lado a otro incesante, repaso mi vista sobre cada pequeño detalle del acontecimiento que estaba por celebrarse, teniendo como especificaciones estrictas que debía prevalecer por lo más alto, inmaculado e impecable. Mi vista aterrizando sobre el reloj en mi muñeca fugazmente, aumentando mi ansiedad, barriéndose segundos después sobre cada invitado expectante a la razón de aquél evento que pronto cruzaría por la puerta.

— Si continúas caminando de ésa manera, pronto abrirás el suelo — comenta mi madre entre risas, mis pies se detienen mientras mis pulmones intentan retomar un ritmo de respiración adecuado.

— ¿Qué tal si no le gusta?, ¿si es muy exagerado? — mi labio inferior es prisionero entre mis dientes, ansiosa.

— Relájate Gianna, estoy segura de que le encantará — Lauren reposa sus manos sobre mis hombros, dejando un leve apretón, intentando aliviar la tensión en mi cuerpo antes de que los gestos beneplácitos de mis amigos apoyen el comentario de la mujer pálida.

Todos nos encontrábamos en el jardín que ahora lucía deslumbrante ante la elegante decoración que incluía pista de baile, equipo profesional de sonido en compañía de un animador, mesas deliberadamente esparcidas a lo largo del terreno adjuntas a un memorable centro de mesa. La piscina en la mansión reposaba alucinante con rosas en colores fluorescentes, además de la increíble vista que le otorgaban las palmeras y arbustos. El personal de servicio permanecía elegantemente erguido en traje de etiqueta, dispuestos a cumplir las expectativas en cada uno de los invitados.

— ¡Ahí viene! — anuncia un apresurado Thomas al atravesar las puertas. El latir desbocado de mi corazón me hace creer que pronto se saldrá de lugar, mis manos temblorosas alisan un poco más mi vestimenta, obteniendo una sonrisa enternecida de Elizabeth antes de que mi vista vuelva expectante sobre las puertas.

Alejandro Cabello se abre paso en el lugar mientras guía a su hija correctamente para evitar que tropiece. El lugar se sumerge en un silencio ensordecedor, permitiéndome escuchar el latido de mi corazón justo detrás de mis orejas antes de que el padre de Camila retire la venda en sus ojos.

Jugadas Del Destino © | Camila CabelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora