Capítulo 32

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— Sí, siempre son fotos — comento, removiéndome en mi sitio, disgustada.

— ¿Eso significa que ha sucedido múltiples veces? — pregunta, incrédulo.

— No demasiadas — respondo con timidez — Sólo han sido tres veces, la última ha sido ayer, pero no la esperaba — argumento, encogiéndome en mi sitio ante la desagradable memoria.

— Tienes que hacer algo Gianna, no puede quedarse así — menciona, su vista concentrada en nuestra ruta cambiante hacia una calle a la derecha en cuanto gira el volante, aplicando un cambio de velocidad inmediatamente.

— No puedo hacerlo Thomas, podría empeorar la situación — recrimino derrotada.

El amor que se arraigaba en mi pecho hacia Camila estaba más allá, mi disposición, fuerza y energías siendo puestas a prueba en el momento en que decidí llevar sobre mis hombros aquellas amenazas.

Nuestro recorrido se sumió en el silencio, la música a través de los parlantes disipando la tensión en el ambiente, consiguiendo incluso cambiar la vertiginosa sensación desapacible ante los acontecimientos.

— Llegamos — anuncia el castaño, aparcando el vehículo frente a un llamativo edificio.

          «Los millonarios sí que suelen ser excéntricos...»

— ¿Estás seguro de que son los mejores? — pregunto al descender del auto, nuestra pequeña caminata en dirección a la recepción.

— ¿Estás dudando de mí? — incrédulo me observa mientras se coloca su chaqueta.

— No, solo quiero asegurarme — respondo, ubicando un mechón de cabello rebelde detrás de mí oreja mientras mis ojos se barren entre los vehículos que se pueden apreciar a través del enorme cristal.

— Me ofendes — recrimina con fingida indignación al ingresar en el lugar, espacioso con un sinfín de modelos de auto estacionados. En nuestra compañía un par de personas ojeaban distintos vehículos, sintiéndose en sus actitudes la probabilidad de buscar un lujoso auto del cual presumir.

— Buenas tardes jóvenes, ¿en qué puedo ayudarles? — un sujeto alto de traje hace presencia en nuestro panorama, sonriente se mantiene expectante a nuestra respuesta.

— Buscaba algo de nueva generación — comento obteniendo la atención del hombre, el atisbo de gracia presente en el castaño cuando nuestras miradas se cruzan fugazmente. — Algo que me brinde la suficiente comodidad para uso particular — afirmo.

— Tenemos lo indicado para usted, por aquí — esboza una sonrisa antes de guiarnos con confianza a través del lugar.

— ¡Esto es precioso! — chilla con emoción el castaño a mi lado, obteniendo mi risa. Cada vehículo que presenciábamos enviaba pequeñas descargas adrenalínicas en mi sistema ante la sola idea de tomar el volante.

— Audi R8 V10 Plus — introduce el hombre, deteniendo sus pasos frente a ambos, su mano señalando elegante a la derecha. La respiración se atasca en mis pulmones ante la admiración de aquél increíble blanco metálico en compañía de tonos en negro.

— Estoy en el cielo por Dios — susurra un anonadado Thomas al sujetar mi brazo, provocando una genuina risa en el hombre de traje.

— El R8 de Audi es una belleza para contemplar sin duda alguna, fácil de vivir y simplemente maravilloso de conducir, todo lo que seguramente una joven como usted desearía en un automóvil deportivo — comenta con ésa confianza que le caracteriza, dentro de aquél hombre no existía una pizca de duda, en sus ojos se revelaba la seguridad de que su venta se concretaría, sin embargo, debía sumir aquello en prueba. Mis pasos lentos rodean el vehículo, apreciando cada detalle minuciosamente, inexpresiva.

Jugadas Del Destino © | Camila CabelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora