Capítulo 27

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Una enfurecida Camila toma el mando del televisor, apagándolo antes de lanzar el control fuera de lugar.

Uno

Dos

Tres, tres respiraciones me hacen falta para que la oxigenación suficiente en mi cerebro me permita procesar la información. En el salón, todos los presentes permanecen en un silencio ensordecedor, por un momento el sonido de cristales rotos cayendo hace eco en mi mente, pronto me doy cuenta de que es mi alma cayéndose a pedazos.

El llanto de la morena me trae de vuelta, cabizbaja mantiene su posición, sus llorosos ojos mirando fijamente sus manos mientras Dinah le susurra al oído, inaudible para los demás.

— Esto genera un grave problema chicas, necesito que lo entiendan — la nostalgia se filtra en el tono del castaño, sin embargo, su vista jamás aterriza en la mía directamente. — Lamentablemente no podemos dejar que siga, podrían verse gravemente afectadas — explica, la seriedad de la situación denotándose en sus palabras, nuestras miradas se encuentran, los ojos del castaño me observan despectivamente.

— No quisiera, pero lamento decirles que es verdad — argumenta el señor Alejandro. Camila intenta secar las lágrimas en sus mejillas.

— Es problemático, lo de Lauren fue una campaña de publicidad y todos somos conscientes de ello, pero aun así nos detuvimos cuando empezó a destruir su imagen — mi vista se pasea entre el hombre y aquellas chicas. — Esto debe terminar ahora, ya afrontamos la pérdida de audiencia antes, no podemos atravesar por ello nuevamente — determinante, su mirada se clava en mí.

— No entiendo su punto — expreso, una mezcla de confusión y sinceridad abordando mis palabras en cuanto reconozco que mi mente no coordina debidamente.

— Debes alejarte de ella, de todas — espeta, el esfuerzo por ocultar la ira en su tono convirtiéndose en un patético intento.

— ¿Qué? — Camila se une a mi protesta.

— Estoy siendo muy claro, debemos hacer que desaparezca de sus vidas — revela — Debemos dejar en claro a los medios que ya no existe ningún tipo de relación entre ustedes y ella — su explicación abandona sus labios con facilidad, ignorante a cualquier desenlace.

— No lo haré — niega rotundamente Camila, histérica al ponerse de pie, sus ojos clavándose con ira en el castaño. — No voy a hacerlo, estoy harta de que quieran manejar mi vida — su llanto desconsolado hace presencia, mis pies llevándome hasta su lugar casi automáticamente, rodeándola con mis brazos.

— Camila, esto no se trata de ti, es un problema con efecto global, tienes que entenderlo — espeta el castaño, la impaciencia abordando su actitud al erguirse, conteniéndose.

— Tenemos conocimiento de eso, William — suelta Allyson bruscamente, el fastidio tiñendo su voz a nuestra espalda.

— ¿Hay algo que se pueda hacer?, ¿tenemos otra opción? — indaga el señor Cabello, la morena aferrándose a mi camisa.

— Temo que no, además, te enamorarás de alguien más — dice, su desalmado comentario detonando fuertes emociones en mi pecho.

— ¿Cómo puedes decirles eso? — recrimina Dinah, ofendida, fuera de sus cabales. Normani sujeta levemente el brazo de la rubia, un intento que incentiva mantener la calma.

— No voy a amar a nadie más, yo la amo a ella — revela Camila, avanzando con paso firme frente al hombre, la ira desbordando de sus poros mientras la inexpresividad se mantiene en el rostro del castaño. — La amo papá — se quiebra, corriendo a los brazos de su padre en busca de refugio.

Jugadas Del Destino © | Camila CabelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora