Un nuevo comienzo

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Me llamo Emma Miller y soy una chica de 17 años que está en el andén de la estación esperando al tren que nos llevaría a mis padres y a mí en un viaje de 17 horas hacia Los Ángeles. La razón por la cual nos estábamos mudando es por la muerte de mi abuelo el mes pasado. Desde siempre he vivido en Dunsmuir, en el condado de Siskiyou, en el estado de California.

Mis abuelos decidieron ir allí cuando eran jóvenes, se habían cansado de la vida de la gran ciudad. Con los años, ganaron dinero suficiente para comprar una pequeña granja. Mis padres eran vecinos y siempre habían compartido la idea de salir de allí para poder conocer más mundo. Mi padre viajaba debido a su trabajo y mi madre ayudaba con la granja, al igual que yo.

Por ello, tras la muerte de mi abuelo decidieron vender la granja a uno de los amigos de mi abuelo ya que no había nadie de nuestra familia que se encargase de ella a tiempo completo. Mi abuela había fallecido hace tres años. Intenté convencer a mis padres de quedarme con ellos, pero fue en vano ya que se negaban a dejarme sola.

Además, mi padre había conseguido un puesto de trabajo en Los Ángeles gracias a una de las reuniones sociales de trabajo a las que asistía eventualmente. Todos mis recuerdos del lugar en el que había nacido empezaron a pasar por mi mente, haciendo que se me saltaran algunas lágrimas. Intenté contenerlas, pero no pude.

-Emma, cariño. La ciudad no está tan mal como piensas, allí podrás ir a una buena escuela y conocerás a muchas personas – dijo mi padre una vez que subimos al vagón y nos sentamos en nuestros respectivos asientos.

-Tu padre tiene razón hija. Nosotros solo queremos que seas feliz – añadió mi madre.

-¡Yo ya era feliz aquí, no necesito irme de mi hogar sino volver! ¿Así pensáis que voy a ser feliz? – Exclamé muy enfada. Sabía que había reaccionado por la ira, pero no podía hacer como si no me importara Dunsmuir. Al fin y al cabo, había sido mi hogar durante 17 años.

Durante el viaje no hablé mucho con ellos, estaba molesta, así que lo poco que hice fue estar con el móvil y dormir por la noche. Cuando llegamos al día siguiente, mi padre alquiló un coche para llegar a nuestra nueva casa ya que el nuestro lo traía la empresa de mudanzas que se encargaba de todo. Esta decisión se tomó ya que el viaje en coche no habría sido muy rentable porque tendríamos que haber hecho como mínimo dos viajes y la distancia era muy grande.

Según entrábamos en la ciudad, más me fascinaba. Puede que estuviera molesta por la mudanza, pero eso no quitaba que me impresionasen los altos edificios de las calles, el bullicio que había... Todo era muy diferente.

Empezamos a entrar en un barrio típico, con la mayoría de las casas iguales con sus respectivos jardines tanto delanteros como traseros. Suponía que ahí se encontraba nuestra nueva casa ya que mis padres empezaron a mirar el nombre de las calles.

Después de unos 15 minutos, estacionamos delante de una casa de dos plantas cuya fachada era blanca y con un tejado de color rojo oscuro. Me bajé del coche y me quedé mirando lo que sería mi nuevo hogar.

-¿Te gusta la casa cariño? – Dijo mi madre colocando una mano sobre mi hombro.

-Es muy grande – respondí.

-Sí, buscábamos una casa amplia para que te fuera un poco más fácil adaptarte. Es más pequeña que la granja, pero creo que con el tiempo sentirás este como tu nuevo hogar.

-Es cierto que prefiero esta casa antes que un departamento de pocos metros cuadrados.

-Además, está muy cerca del instituto. Así que podrás ir andando.

-Mamá, siento mi comportamiento de estos días. Sé que no soy a la única a quien le ha afectado la muerte del abuelo y he sido muy egoísta por mi parte – dije sinceramente.

-No te preocupes, lo entendemos. Sabemos que dejar Dunsmuir ha sido muy duro para ti, pero prometo que no te arrepentirás el haber venido a Los Ángeles – respondió mi madre.

-Bien, de acuerdo. Entonces mañana a las 12 del mediodía llegaréis. Perfecto, avísenme si tienen algún problema para encontrar la dirección. Hasta mañana – terminó de hablar mi padre por teléfono.

-¿Hay algún problema? – Preguntó mi madre.

-No, ninguno. El camión de la mudanza llegará en la fecha acordada a no ser que haya imprevistos. Mañana tendremos todas nuestras cosas aquí – respondió mi padre. – ¿Queréis entrar ya? – Dijo dándole vueltas a las llaves.

-Sí – respondí con ganas, mi padre me sonrió y abrió la puerta.

Al entrar, lo primero que había era un recibidor sencillo, pero amplio. Delante de este había una escalera de madera caoba que conectaba ambas plantas. El recibidor tenía tres entradas; una hacia la cocina, otra al salón y otra al comedor.

La cocina constaba de una isla, es decir, los fogones y gran parte de la encimera se encontraba en el medio de esta. Alrededor se encontraban los electrodomésticos, la nevera y el frigorífico.

Toda la planta de abajo estaba conectada entre sí. Además, en el salón había unas puertas de cristal que daban al jardín trasero.

La planta de arriba constaba de 4 habitaciones: la principal, de mis padres; la mía y; 2 para invitados, y 3 baños.

Fui a mi habitación, las paredes eran de color crema, igual que las de toda la casa, y había una cama grande al lado de un escritorio amplio. Lo que más me gustó fue la ventana, tenía un asiento que ocupaba el espacio de las 3 ventanas que tenía la habitación. Debajo de este había un hueco para colocar cosas. El rincón daba a la calle. Me gustaba mucho mi nueva habitación, ya solo faltaba que llegase mañana para terminar de decorarla con todas mis cosas.

-¿Te gusta tu nuevo cuarto? Algo me dice que sí – dijo mi madre. Me giré y estaba apoyada en el marco de la puerta.

-Mucho, sobre todo la parte de la ventana.

-Sabía que te gustaría. Pensé que así podías tener tu pequeño rincón para inspirarte. Además, recuerdo cuando intentaste hacer algo parecido cuando eras pequeña. Cuando me pediste el martillo y empecé a escuchar ruidos desde tu cuarto, no me imaginé que fuera para intentar hacer un agujero en la pared.

-Esa habitación siempre ha necesitado más luz – reí al recordar ese momento.

Por la noche pedimos dos pizzas y pasamos una velada agradable después de varios días con tensión. Mañana llegarían todas las cosas que faltaban, por lo tanto, podría salir después para dar una vuelta por el barrio.

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Bueno este el final del primer capítulo creo que es un poco corto  e intentaré hacerlos mas largos pero espero que os guste mucho. 🌺

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Todo Cambió Ese Día (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora