Primer día

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Riiiiing riiiiing riiiiing – mierda – maldije a la alarma del móvil. Al quitarla vi un mensaje de mi padre, ya estaba de camino al hospital.

Tardé varios minutos para levantarme de la cama. Creo que soy la persona que más le gusta dormir y levantarme a las 7 a.m no era muy bien bienvenido por mi parte. Me vestí con unos vaqueros negros y una blusa rosa palo y bajé a desayunar. Era muy raro no ver a mis padres preparando el desayuno juntos. Al terminar, revisé que llevaba todo en la mochila y salí de casa para reunirme donde había quedado con Eli.

-¡Hola Emma! Buenos días – me saludó Eli con energía.

-Buenos días – dije desganada. Parte del camino estuvimos en silencio, no estaba de humor después de lo sucedido anoche.

-Oye, ¿estás bien? No has dicho ni una palabra en todo el camino – dijo frenándome.

-Pasé una noche de pesadilla – contesté.

-¿Quieres decir que has dormido mal? Eso con un buen café se arregla.

-Ojalá con un café se arreglara todo – suspiré. – Verás, ayer, cuando nos despedimos por la tarde... - le conté todo lo ocurrido. – Y por eso estoy así hoy.

-¡Lo siento mucho Emma! – Me abrazó fuerte y no pude negarme a este gesto – si querías desahogarte podrías haberme llamado.

-Lo pensé, pero eran casi las tres de la madrugada, no quería despertarte y preocuparte. Además, ayer tampoco fue el mejor de tus días.

-Es verdad, pero eso no implica que no deba preocuparme por el estado en el que se encuentra mi amiga. Ahora me preocupa más que te guardes todo el dolor para ti sola, la próxima vez que necesites hablar me llamas. Sin importar la hora o el día. ¿De acuerdo?

-De acuerdo, muchas gracias Eli. Siento no haber acudido a ti, pero la última vez que tuve una gran amiga salí muy mal parada. No quiero repetir eso, supongo que por eso dudé en llamarte anoche.

-Ni te disculpes. Emma, quiero que sepas que no soy una persona que le dé la espalda a sus amigos. Aunque, si en alguna ocasión, no estamos en nuestro mejor momento y te ocurre algo, no voy a dejar que el orgullo me arrebate una buena amiga. No sé qué te pasó anteriormente con la persona a la que refieres, pero confía en que no haré lo mismo – esto lo dijo seria y me tranquilicé al haber encontrado a una persona así.

-Gracias por el apoyo.

-No hace falta que me las des, para eso somos amigas, ¿no? – Asentí – supongo que hoy solo asistirás a las clases de la mañana para ir esta tarde al hospital, ¿verdad?

-Sí, mi padre me ha insistido en que ya había perdido varios días de clase debido a la mudanza. Si fuera por mí me habría ido con él al hospital.

-Si no te importa, me gustaría acompañarte. No quiero que pases por esto sola, así puedo compensarte el no haber podido estar contigo anoche.

-Para nada, es más, te agradecería que vinieras.

Retomamos el camino y en cinco minutos nos encontrábamos en frente del instituto. Me impresioné al ver que el instituto contaba de 3 partes; un edificio enorme de ladrillos; un gimnasio, también de grandes dimensiones; y un campo de fútbol con muchas gradas. Parece ser que en L.A. todo era a lo grande, en Dunsmuir el instituto era un pequeño edificio y un pequeño patio. Estaba observando el edificio de ladrillos cuando me choqué con una chica rubia.

-¡Ey, cuidado! Mira por dónde andas – habló una voz chillona, la chica rubia se dirigió a Eli. – Hola cariño, me han dicho que Daniel y tú lo habéis dejado – dijo la chica sonriendo.

Todo Cambió Ese Día (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora