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Las peleas se hicieron una constante, las lágrimas un trago amargo de todos los días y mi corazón gritando de agonía una realidad. ¿Cómo podía dejarla si era todo lo que tenía?

Ella me quería y odiaba por igual. Podía verlo en sus ojos y en sus acciones. Yo era lo que ella no podía ser y era lo único que a lo que ella podía aspirar.

Hay momento en los que me pregunto si ella se interesó en mí porque sabía que no podría obtener más.

Sin mirar atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora