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Mi corazón se detuvo cuando abrí la puerta de casa en medio de la noche y la observé de pie bajo la lluvia con las lágrimas confundiéndose con la tormenta y los ojos llenos de temor. Se dejó caer en mis brazos, exigiendo una muestra de cariño que no tardó en recibir.

ꟷ ¿Qué ha sucedido? –Quise saber y eso provocó que un sollozo lastimero escapara de sus labios-. Cami, habla conmigo.

Tembló contra mi pecho, aferrada a mi camiseta como un sobreviviente se aferra a la última esperanza de vida. Lloró y maldijo en voz baja, con la garganta llena de fuego y el corazón marchito.

Mis padres no tardaron en llegar al escuchar el alboroto y comprendí que ese era el fin incluso antes de que tuviera lugar.

ꟷCariño, llévala a la habitación. Llamaré al médico –me indicó mamá con una clara expresión de espanto en el rostro.

ꟷ Papá –rogué mirando sus ojos cafés.

Él sabía lo que esa palabra significaba y entendí que no podía hacer nada. No había nada para hacer en este caso.

Sin mirar atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora