Antifaz

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Las fiestas escolares nunca habían sido lo suyo. Obviamente, se encargaba de afirmar a sus amigos que era una cuestión de perspectiva, y él siempre las aseguraría como una pérdida de tiempo. (Ellos sabrían cada vez, sin embargo, que tras la vaga justificación en realidad nunca había logrado encontrar compañía). Pero cuando Lafayette le habló, con brillo romántico en los ojos, que en esa fiesta no habrían impresiones falsas, quiso intentarlo. Sólo necesitaba un antifaz, ¿cierto?

Los antifaces eran sólo una forma de referirse a las máscaras italianas. George lo sabía, así que no vio problema en conseguir una que cubriera por completo su rostro. Faltaban al menos dos semanas, había tiempo, ¿pero acaso alguna vez la emoción a flor de piel había logrado supresión? Y así, tuvo las cosas listas seis días previos al baile.

Esa noche, mientras se colocaba un traje oscuro y gastado, la máscara blanca que cubría su piel con un patrón dorado sobre sus ojos, en antifaz fingido y elaborado, labios de oro y un tricornio colonial de patrón entrelazado en flores de hilo brillante, le dieron el acabado de un general que habría dirigido mil tropas en el siglo pasado, valiente y peligroso, noble y misterioso. Se vio una vez más ante espejo, y satisfecho con su reflejo, cerró la puerta tras suyo; el olor a fragancia y el eco de sus pasos fue lo único que dejó detrás.

...

Quizá había llegado demasiado temprano. O quizá, realmente no había nadie interesado en él.

Veía a las personas reunirse y reír, saludarse y bailar al compás de la música. Sin lugar al cual acercarse, allí, de pie, se sintió tonto. ¿Cómo podía haber creído que no se planearía ir en grupo, aún a pesar de la temática? Era absurdo. Y él se sintió igual. Los pies dispuestos a sacarlo del martirio; las ganas de correr y llegar a casa, corazón agraviado. Cuando se dio la vuelta, sin embargo, el dorado iluminó su visión.

—¿Te vas?—voz curiosa, tono suave y aire sensual. No veía el rostro, y la luz le dificultó la distinción de los ojos.

No reconocía la voz, ni tampoco la elegante silueta que ahora estaba envuelta en ligeras telas color vino; bordados en oro que acentuaban la figura. Máscara blanca; labios falsos en pintura oscura y antifaz como antiguo tesoro, alas de una mariposa ocre que se funde en la complejidad de un tocado oriental, brindando altura imponente; realeza mítica.

No hubo palabras, una leve risa sin burla que tuvo que acompañar sin razón; un danzar que lo transportó a una época de carrozas y espadas; y una silueta de la que no se olvidó incluso al reposar su cabeza en la almohada.

Al día siguiente, frente a su pupitre, finas manos se aferraron a las laterales de la mesa; fragancia irreal que hizo eco en su memoria.

—¿Te veo al final del día?

Alzó la mirada; máscaras ausentes.

—Te veo al final del día.

~°~.~°~.~°~.~°~.

Notas. (?).

El tipo de máscaras que usan ambos niños son del tipo «Volto». A diferencia de otro tipo de antifaces, éstas ocultan el rostro completo, salvo los ojos.

_ᴍᴀɢᴅᴀʟᴇɴᴀ_

𝙬𝙖𝙨𝙝𝙠𝙞𝙣𝙜 ┊ 𝙤𝙣𝙚 𝙨𝙝𝙤𝙩𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora